Robots que aprenden como niños
22 de agosto de 2012El informático Lars Schillingmann clasifica vasos de colores en una habitación del laboratorio de investigación robótica del Instituto de Investigación Cognitiva y Robótica de la Universidad de Bielefeld
Rodeado de monitores que centellean gráficas de un programa en marcha, apila vasos de plástico de colores, uno tras otro. ¡Mira!, exclama y levanta efusivamente los vasos: “El vaso rojo entra en el amarillo y el amarillo en el azul”, añade.
“¡Rojo, amarillo, azul!” contesta una voz de computadora. Se trata de ICub, un robot usado para la investigación que da muestras de haber entendido. Tiene la altura de un niño de seis años y una cabeza de plástico. Sus piernas, brazos y manos han sido diseñados para investigar el desarrollo de la percepción.
Sensible a los cambios
ICub percibe el mundo a través de cámaras y escucha gracias a micrófonos. Está programado para reaccionar al movimiento o al cambio en el tono de voz. “Aquí se puede ver qué es lo que evalúa ICub”, dice Schillingmann, apuntando a uno de los monitores. “Es capaz de registrar algo colorido y en movimiento. También es capaz de distinguir cuando hablo y cuando dejo de hacerlo”.
Entre más cambios se produzcan, más interesante se vuelve la situación para el robot, que es capaz de interrelacionar las distintas señales entre sí. De esta forma comprende la información visual y acústica a la que es expuesto y la relaciona de manera sensata.
Desde el 2007 neurólogos, psicólogos y lingüistas trabajan en el desarrollo de robots capaces de adaptarse y aprender del comportamiento humano. A medida que se usen más robots en el ámbito doméstico y laboral será necesario que sean capaces de interactuar con las personas. Entre tanto se prueban a varios modelos, pero aún no se les puede emplear de manera efectiva.
Todavía subdesarrollados
Sven Behnke, profesor de informática de la Universidad de Bonn, ha creado junto con sus alumnos el robot de servicio doméstico Cosero y afirma que todavía tiene limitantes. “El año pasado Cosero fue capaz de hacer un panqueque”, cuenta Behnke. Y añade que fue una acción programada que exige que las condiciones sean exactas a lo programado por lo que todavía está lejos de poder emplearse en el uso doméstico.
Se puede programar a los robots para que reconozcan lo que los seres humanos hacen de manera natural. Por ejemplo, el hablar e imitar. ICub, por ejemplo, aprende escuchando e imitando, probando según el principio de acierto y error como lo haría un niño. En el futuro los científicos esperan que el comunicarse con robots sea tan fácil como lo es con humanos.
Autora: Lydia Heller (EU)
Editora: Emilia Rojas