Francia quiere desalojar a los inmigrantes de la "jungla de Calais"
1 de agosto de 2009
El ministro de Inmigración francés, Eric Besson, ha tomado la firme decisión de desalojar la denominada "jungla de Calais" antes de finales de año. Se trata de un barrio miserable ubicado en el bosque, cerca de la población portuaria al norte del país. Allí malviven entre 800 y 1.200 inmigrantes procedentes de Afganistán, Irak, Irán, Pakistán y Eritrea, entre otros países. Inmigrantes llegados a Francia con la esperanza de poder atravesar el Canal de la Mancha y acceder al Reino Unido.
La presión ejercida por las autoridades francesas en los últimos meses no parece haber surtido efecto. Desde principios de año se produjeron casi 20.000 detenciones de extranjeros sin papeles. Muchos de ellos arrestados en varias ocasiones. La mayoría, puestos en libertad de nuevo, con frecuencia a escasos kilómetros de Calais.
Tampoco se ha conseguido frenar la afluencia de inmigrantes. Sólo se ha hecho algo más difícil y caro conseguir por medio de traficantes una plaza en un camión para viajar de Francia a Gran Bretaña, con tiempos de espera de entre tres y cinco meses y tarifas de entre 300 y 900 euros.
No quieren asilo en Francia
Pese a que muchos tendrían "buenas perspectivas de obtener asilo", según explica Marie-Ange Lescure, representante del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR) en Calais, muchos de ellos no quieren asilo en Francia. Prefieren continuar su viaje a Reino Unido, donde tienen familiares y amigos y pueden entenderse más fácilmente.
Llama la atención que un tercio de los solicitantes de asilo se quemaron las huellas dactilares o se las borraron con ácido: de este modo, su identidad no es constatable para las autoridades del Primer Mundo y, por lo tanto, su extradición queda intorpecida.
Según los acuerdos europeos de Dublín, una solicitud de asilo debe realizarse en el lugar por donde se haya entrado al espacio Schengen, al territorio de la UE. Para la mayoría de los inmigrantes sería Grecia o Italia, países en los que los solicitantes tendrían considerablemente menos perspectivas de éxito.
Francia apuesta además por ayudar a los extranjeros financieramente a regresar voluntariamente a sus países de origen. Según el Ministerio, este año unos 145 aceptaron la oferta. Según informaciones de los medios de comunicación, reciben entre 2.000 y 4.000 euros, sólo una fracción de lo que muchos pagaron a las mafias para viajar a Europa. (dpa)