Francia y la triple A
10 de agosto de 2011Publicidad
Wall Street cerraba ayer en positivo. La subida a los números verdes de la bolsa estadounidense, lograda en el último minuto, era la buena noticia con la que los parqués asiáticos y europeos abrían esta mañana. La alegría, sin embargo, duró poco. Y al final del día, a Europa tornaron las pérdidas. Con un menos del 5,1% se despidió el alemán Dax; el CAC-40 galo se desplomaba y arrojaba una cifra negativa del 5,5% a la hora de clausura.
El motivo de la actual intranquilidad: se extiende el rumor de que el siguiente país en quedarse sin la triple A podría ser Francia. Nada ha sido confirmado por el momento y al contrario se han emitido muchos desmentidos. Pero el presidente francés, Nicolas Sarkozy, suspendió sus vacaciones, regresó al Eliseo y reunió a sus ministros para hablar de “la situación económica”. Después les pidió que propongan medidas de ahorro, que deben estar sobre la mesa antes del próximo 17 de agosto y aprobadas una semana más tarde.
Deficitario y endeudado
“Francia va a seguir ahorrando. Prometimos situarnos en 2013 en el nivel anterior a la crisis y lo vamos a cumplir”, aseguró François Baroin, el ministro de Finanzas galo. Transmitir confianza y solvencia es ahora la mayor prioridad. Las turbulencias de las últimas jornadas demuestran una sensibilidad extrema en los mercados. “La misma agencia de rating que redujo la calificación de la deuda estadounidense acaba de confirmar que, con el ahorro y las reformas, vamos por el buen camino”, añadió Baroin, se refería a S&P.
De los seis países de la eurozona valorados con AAA, Francia es el más deficitario y el más endeudado. “Nuestra deuda asciende a 1.600.000 millones de euros, casi el 85% del Producto Interior Bruto. Ya sólo por eso no nos merecemos la buena nota. Pero existe un acuerdo entre el Gobierno y las agencias de rating para no rebajar la calificación antes de las elecciones de 2012, y no poner así en peligro la reelección de Sarkozy”, dice el periodista económico Nicolas Doze.
Con acuerdo o sin él, si Estados Unidos puede perder una A, Francia también. De ahí la prisa de Sarkozy por demostrar que su Gobierno actúa. La introducción de un límite a la deuda al estilo germano, que evite en el futuro los excesos en el manejo del gasto estatal, es una de las opciones que al parecer se barajan. Sobre las restantes –y acerca de aquellas a aplicar a corto plazo- poco se sabe, salvo que la toma de estas medidas es “intocable e independiente de la situación económica”, como pudo leerse en una declaración emitida por el Eliseo.
Francia, fundamental para Europa
Según una encuesta, más del 88% de los franceses cree que su país no está protegido de la bancarrota. Tal cosa sería una catástrofe para Francia. Y para Europa. Que Grecia, Irlanda y Portugal tuvieran que acogerse a la ayuda comunitaria le duele al continente, pero dentro de ciertos límites es un daño superable. Una acción de rescate de España o Italia sería, por volumen económico, más peliaguda. La de Francia podría acabar con el euro y con el sistema.
Pero por suerte para la eurozona, todavía no se ha llegado tan lejos. Quizás, los oscuros temores de los galos nunca se hagan realidad. Y, aún así, la simple rebaja de la calificación bastaría para ocasionar un terremoto en la UE: la mala valoración de la credibilidad francesa supondría que uno de los principales donantes, junto a Alemania, al fondo de estabilización del euro encontraría dificultades para acceder a dinero barato. Si dejase de aportar al mecanismo sería fatal, y el seguir haciéndolo podría llevarle a contraer cada vez mayores deudas.
En vistas de todo esto, el ministro alemán de Economía, el liberal Philipp Rösler, aprovechó la ocasión para repetir de nuevo que se debería crear un mecanismo de protección de la moneda única a largo plazo, que sometería la competitividad de los Estados miembros a la supervisión por parte de un organismo superior e impondría para todos topes a la deuda pública.
Autor: Luna Bolívar/ Evi Seibert/ afpd/ rtrd/ dpa
Editor: Pablo Kummetz
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