Francia: el Frente Popular quiere frenar a la ultraderecha
5 de julio de 2024"Claro y directo: sin votos para la Agrupación Nacional no habrá escaños para la Agrupación Nacional", dice el mensaje que divulga la izquierda francesa en su campaña para contener el avance de la ultraderecha. El líder del partido de izquierda Francia Insumisa, Jean-Luc Mélenchon, repite este mínimo común denominador en la breve campaña para la segunda vuelta de las parlamentarias.
Izquierdistas, socialistas, socialdemócratas y verdes unieron fuerzas rápidamente para formar una alianza, el "Nouveau Front Populaire" (Nuevo Frente Popular), tras la inesperada disolución de la Asamblea Nacional hace cuatro semanas. Acordaron presentar solo un candidato por circunscripción y así consiguieron el 28 por ciento de los votos, quedando segundos, justo detrás de la Agrupación Nacional de Marine Le Pen, que consiguió el 29,3 por ciento.
"El milagro de la unidad de izquierda"
Según el profesor de sociología Eric Fassin, de la Universidad de París, el Nuevo Frente Popular de izquierda era una alianza inimaginable porque los partidos estaban muy divididos. Sin embargo, los presidentes de los tres grupos más grandes llegaron a un acuerdo para repartirse las apariciones en la campaña sin competir entre sí.
"Así han reorganizado completamente la política y han logrado el milagro de la unidad de la izquierda. Nadie se lo esperaba", explica Fassin a DW. La amenaza que supone la derecha nacionalista tras las elecciones convocadas de forma inesperada por el presidente Emmanuel Macron surtió efecto.
Para la segunda vuelta, que tendrá lugar el domingo 7 de julio, la izquierda se retiró de muchos de los distritos donde otros candidatos tenían mejores opciones de derrotar a la Agrupación Nacional.
El sistema de votación de mayorías de Francia hizo que esta decisión fuera necesaria, y ya en otras ocasiones evitó que el partido de Le Pen obtuviera más escaños.
Sin embargo, esta vez el escenario es distinto. Según todas las encuestas, Agrupación Nacional es más fuerte que nunca y probablemente será el grupo parlamentario más grande. El Frente Popular será el segundo. Los liberales de centro del presidente Macron serán terceros.
Rivales en la izquierda y en el centro
Mélenchon, de 71 años, y que a menudo provoca reacciones encontradas con sus comentarios antiisraelíes y teorías de conspiración, quiere convertirse en primer ministro tras las elecciones. Pero su retórica radical y a veces agresiva no está exenta de polémica dentro de la misma izquierda.
Durante la campaña, Mélenchon discutió a menudo con el eurodiputado socialista Raphael Glucksmann, quien acusó a Mélenchon de "brutalizar" la política. Glucksmann había dicho que estas elecciones no se trataban del Parlamento, sino de que Francia no sea gobernada por nacionalistas de derecha por primera vez en su historia.
Teóricamente, sería posible impedir un Gobierno de derecha con una alianza del Nuevo Frente Popular y los partidos de centro. En la práctica, es poco probable, porque Macron considera a la izquierda "cuatro veces peor" que la derecha.
"No quieren secularismo, rechazan las leyes de inmigración que nos permiten controlarla mejor, y quieren cosas grotescas, como cambiar la identidad de género con una visita al ayuntamiento", dijo Macron en una entrevista con el diario Le Parisien. Una alianza de su partido con el Frente Popular está fuera de discusión, reiteró el mandatario la víspera, tras una reunión de gabinete.
Beneficios sociales
El nombre (Nuevo) Frente Popular recuerda a una alianza similar que hubo en Francia y que formó Gobierno por primera vez en 1936, como reacción al avance de nacionalistas y fascistas.
La alianza actual pide la introducción de un salario mínimo de 1.600 euros, la reducción de la edad de jubilación a los 60 años y otros beneficios sociales que tendrían elevados costos para el Estado.
La izquierda exige además el inmediato reconocimiento del Estado palestino, seguir enviando armas a Ucrania y que los medios estatales sigan operando. Agrupación Nacional, en tanto, exige el cierre de los medios de radiodifusión públicos.
Las elecciones también podrían reordenar los equilibrios políticos franceses, dice Fassin. Hasta ahora, el presidente es el hombre fuerte de la república y sigue siendo poderoso en relación con el Parlamentio.
"Con su apuesta política, Macron ha creado una situación que socava su propia posición. Esto conduce a una pérdida de relevancia de su cargo", estima. Si el Parlamento gana fuerza a la hora de formar Gobierno, entonces un solo hombre fuerte ya no será tan necesario, estima el académico.
(mn/rml)