Foro de Clima y Energía: ¿basta el nuevo tono de Estados Unidos?
28 de abril de 2009En la autopista hacia las medidas en contra del cambio climático, el presidente estadounidense, Barack Obama, quiere acelerar. Bajo su antecesor, George W. Bush, términos como calentamiento global no eran de uso demasiado común. Lo contrario sucede con el presidente Obama, que anuncia un giro drástico en el curso que lleva la política estadounidense en cuanto a objetivos ecológicos. “En los primeros días de su mandato empezó a hacerlo notar”, opina Arne Jungjohann, experto en Medio Ambiente de la Fundación Heinrich Böll en Washington.
El debut de Obama ha sido fulminante, opina Jungjohann, “pues ha realizado todo lo que pudo haber hecho el Ejecutivo en los primeros 100 días”. Entre sus primeras medidas se encuentra el haber creado un equipo competente y dar luz verde para que cada Estado de la Unión defina para sí estándares medioambientales más ambiciosos que los propios federales.
Primeros pasos
Pocos días después de que el nuevo mandatario llegase a la Casa Blanca, la Oficina para el Medio Ambiente recibió el encargo de revisar una ley. Se trataba de una que impedía que los Estados definieran individualmente los niveles límite de las emisiones de los vehículos. El gobierno del presidente Bush, basado en ella, frenó la iniciativa del gobernador de California, Arnold Schwarzenegger, quien quería introducir niveles más estrictos que los de Washington. “En este momento, doce Estados quieren seguir el ejemplo de California, lo que representa el 50 por ciento del mercado automotor”, explica Jungjohann.
La construcción de automóviles de bajo consumo es, según declara Obama, uno de los pasos más importantes para salir de la dependencia del petróleo extranjero. Independencia energética y nuevos puestos de trabajo parecen ser dos palabras mágicas con las que espera entusiasmar a los estadounidenses de su mayor objetivo ecologista: abandonar los combustibles fósiles a favor de energías renovables.
"Mi presupuesto prevé 15 mil millones de dólares anuales para la generación de energía limpia como la eólica, la solar, la geotérmica y para las tecnologías de carbón limpio”, promete el presidente Obama. El objetivo es duplicar el uso de energías renovables en un plazo de tres años y crear en el ramo unos 460.000 “puestos de trabajo verdes”.
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En este momento, sólo un tres por ciento de la energía que se consume en Estados Unidos proviene de fuentes alternativas; el resto, del petróleo, el carbón y el gas. Quien posee apenas un tres por ciento de las reservas petroleras del mundo, pero consume un cuarto de la producción mundial, está obligado a replantearse el asunto, es el argumento que esgrime el nuevo equipo de la administración Obama.
Una carrera con salida retrasada
El año pasado, Estados Unidos desplazó a Alemania del lugar número uno de la producción de energía eólica. Ahora, la soleada California pretende llegar a ser la número uno en la energía solar. El presidente Obama gusta de ponerla como ejemplo en materia de eficiencia energética, “Si California puede hacerlo, lo podemos todos”, dice Barack Obama alentando a sus conciudadanos, cuyo consumo lleva a generar la mayor parte de las emisiones del mundo. Desde 1990 éstas han aumentado en un 15 por ciento.
La Casa Blanca quiere ahora cambiar la situación estableciendo para la industria estadounidense límites de emisión; próximamente se presenta en el Congreso la correspondiente ley. “Esto habría sido impensable durante la administración Bush”, opina Jungjohann, quien explica: “Hay que imaginarse esto como una competencia en la cual Estados Unidos comienza con ocho años de retraso”.
¿Un Foro diferente?
"Estamos de vuelta", anunció la secretaria de Estado, Hillary Clinton, durante la inauguración del Foro sobre Energía y Clima en Washington, convocado por el gobierno estadounidense. En éste participan representantes de 17 potencias económicas, responsables de un 76 por ciento de la emisiones de CO2. Alemania, Australia, Brasil, Canadá, China, Corea del Sur, Francia, la UE, India, Indonesia, Italia, Japón, México, Japón, Sudáfrica, Reino Unido y Estados Unidos están presentes, también Dinamarca, anfitrión de la conferencia de diciembre en Copenhague, en donde se tratará de lograr un acuerdo que sustituya al Protocolo de Kyoto, vigente hasta 2012.
"La ciencia es concluyente. Las pruebas y los efectos son más dramáticos cada año. Debemos actuar", advirtió Clinton durante una discusión acerca de las posibles estrategias para disminuir las emisiones de gases contaminantes.
Del Foro de Washington -como ha sucedido en conferencias anteriores preparatorias de la cumbre de Copenhague- no se esperan avances significativos. Sin embargo, es ya un gran paso que no se cuente con la reticencia de Estados Unidos.
"El presidente Obama, yo y nuestra administración estamos haciendo del cambio climático un punto central de nuestra política exterior", señaló la jefa de la diplomacia estadounidense. "Estamos de vuelta en el juego", añadió Clinton quien considera que hacen falta medidas políticas y nuevas tecnologías.
El plan del jefe de la Casa Blanca supone reducir las emisiones en un 15 por ciento hasta 2020 con respecto a los niveles de 2005, y un 80 por ciento hasta 2050; la Unión Europea tiene un plan más ambicioso: planea una reducción de un 20 por ciento hasta 2020 con respecto a los niveles de 1990.
Por su parte, el ministro alemán de Medio Ambiente, Sigmar Gabriel, si bien elogió el giro en la política estadounidense, urgió a Washington a dar nuevos pasos en la lucha contra el cambio climático. De cara a la cumbre de Copenhague, el ministro recalcó que Estados Unidos "aún está muy detrás de los compromisos asumidos por la UE. Las cuestiones esenciales todavía no están resueltas".
Autor: Antje Passenheim/Mirra Banchón
Editor: Pablo Kummetz