Filarmónica de Berlín: homenaje a las víctimas de Auschwitz
27 de enero de 2015El violinista israelí Guy Braunstein toca su instrumento desde los siete años. Ya desde niño estuvo en los grandes escenarios e hizo carrera como solista. Con 21 años dio por primera vez un concierto con la Filarmónica de Berlín. Braunstein estaba entonces en el ejército israelí.
En el 2000 se incorporó con un contrato fijo a la Filarmónica de Berlín, que lo convirtió en el primer violín más joven que haya tenido jamás la orquesta. Braunstein permaneció 13 años en Berlín, hasta que optó por continuar su carrera de solista.
Ahora regresó, para el concierto conmemorativo del 70 aniversario de la liberación de Auschwitz.
Violines de la esperanza
Es un concierto especial, en memoria de las víctimas del Holocausto, al que también asisten sobrevivientes. Igualmente el violín de Braunstein es especial. Fue traído especialmente desde Tel Aviv a Berlín –con otros 16 más- para el concierto “Violines de la esperanza”. Proviene del taller de Amnon Weinstein, quien ha dedicado su vida a restaurar instrumentos de la época del Holocausto y a rescatarlos del olvido, junto con la historia de sus antiguos dueños.
El violín que escogió Braunstein para este concierto relata una historia trágica, pero también esperanzadora, porque el hombre al que perteneció logró sobrevivir. Nunca pudo volver a tocar el instrumento, porque los recuerdos eran demasiado tremendos. Pero no quiso que ese violín ni su historia fueran olvidados, así que lo levó al taller del padre de Amnon Weinstein. Ahora vuelve a prodigar música, en manos de Guy Braunstein.
La memoria de los instrumentos musicales
“Cada vez que toqué el violín en los ensayos fue impresionante”, dice, acotando que “nosotros, los artistas, no somos buenos para expresar algo en palabras; nosotros hablamos a través de nuestros instrumentos”.
“Tal como los músicos creemos firmemente que las salas de concierto llevan música en sus muros, yo creo también que un instrumento recuerda qué se tocó con él y en cuáles circunstancias”, dice Sir Simon Rattle, encargado de abrir la velada conmemorativa. “Cuando uno escucha estos instrumentos, siente lo que han vivido”.
También Rattle tiene una relación personal con este concierto. Su mentor, Rudolf Schwarz, quien fuera largo tiempo de la Orquesta Sinfónica de la Ciudad de Birmingham, sobrevivió al campo de concentración de Auschwitz.
Orquesta de la reconciliación
Para Weinstein y para Braunstein, este concierto es “una victoria sobre los nazis”. Un triunfo por partida doble, porque la Filarmónica de Berlín no es una orquesta cualquiera. En tiempos de Hitler, actuaba a las órdenes del Ministerio de Propaganda de Goebbels. Bajo la dirección de Wilhelm Furtwängler, sirvió hasta fines de la guerra a los afanes representativos del régimen y confirió el marco musical a los congresos del partido nacionalsocialista en Núremberg y a los Juegos Olímpicos.
Los integrantes de la orquesta fueron sometidos a examen para determinar si eran arios, y cuatro destacados músicos tuvieron que abandonarla y marcharse al exilio.
A diferencia de lo ocurrido con otras orquestas, los músicos que solo tenían padre o madre judíos podían permanecer en ella. Ese es uno de los motivos por los cuales el papel de Wilhelm Furtwängler resulta controvertido hasta el día de hoy.
“La Filarmónica de Berlín era el rostro de Alemania en tiempos de los nazis y también lo es hoy”, sostiene Guy Braunstein: “Pero el de hoy es un rostro hermoso. Yo soy judío, soy israelí, y he tocado 13 años con la Filarmónica de Berlín. No puede ser más simbólico que toque ahora estos violines con esta orquesta”.