Evo Morales Presidente: "EEUU pierde cada vez más pie en la región".
20 de diciembre de 2005El FRANKFURTER ALLGEMEINE ZEITUNG, de Fráncfort del Meno, editorializa: "Cinco gobiernos en ocho años, dos presidentes en dos años echados del cargo por protestas callejeras: llamar a Bolivia una democracia es algo frívolo. Por ello, la victoria del dirigente de los campesinos cocaleros Evo Morales debe ser vista como lo que es: no un cambio de poder acompañado de instituciones políticas estables y garantizado por éstas, sino una rebelión pacífica de la mayoría indígena del país más pobre de América del Sur. El levantamiento de los indígenas contra una pequeña elite blanca de orientación occidental ha llevado a que por primera vez en la historia uno ellos se transforme en Presidente."
Una apuesta socialista radical
EL DAILY TELEGRAPH, de Londres, escribe: "En los últimos 30 años los latinoamericanos han dado las espaldas a los generales, favoreciendo la democracia. Ahora aprovechan esas libertades para hacer virar a la región hacia la izquierda. El envejecido Fidel Castro, que sigue reinando sobre las ruinas de la revolución comunista, ha hallado un aliado en la figura del presidente de Venezuela, Hugo Chávez. Éste, a su vez, ha inspirado a Evo Morales, un indígena aymará, que ha ganado las elecciones en Bolivia con una apuesta socialista radical.
En Brasil, Argentina, Ecuador y Uruguay ya han surgido de elecciones gobiernos de izquierda. Chile está a punto de tener el suyo y México le puede seguir el año próximo. ... Esos cambios han sido acompañados por una creciente enemistad hacia Washington, como debió experimentar George Bush el mes pasado en la cumbre de Mar del Plata, en la que sus planes para crear una zona de libre comercio panamericana fueron rechazados. Su gobierno pierde cada vez más pie diplomático en la región."
No es ninguna casualidad
El diario L'HUMANITÉ, de París, polemiza: "Esta victoria del candidato de izquierda no es una casualidad en América del Sur. En Venezuela, Brasil, Argentina, Ecuador y Uruguay han vencido fuerzas progresistas, a pesar del policía norteamericano, que sigue considerando la región como su propio patio. El presidente norteamericano, George W. Bush, tiene en la mira las reservas de petróleo de América del Sur, al igual que las del Oriente Próximo. A pesar de los escándalos registrados durante su presidencia y la oposición de su pueblo contra su política bélica, nunca ha renunciado a golpes traicioneros cuando se trata de imponer sus intereses."
Rasgos demagógicos y populistas
El NEUE ZÜRCHER ZEITUNG, de Zúrich, Suiza, escribe: "Los indígenas, que en Bolivia son la mayoría, viven en su mayor parte en la pobreza y prácticamente nunca se han beneficiado del crecimiento económico del país, han depositado todas sus esperanzas y expectativas en Evo Morales. Éste no ha demostrado siempre ser un amigo de las reglas de juego democráticas, sino que tiene más bien rasgos demagógicos y populistas. Lo que se necesita de él ahora no es su talento para polarizar, sino la capacidad de integrar un país cuya sociedad está dividida por profundas diferencias... Bolivia no puede esperar milagros de su nuevo presidente y sus recetas. Pero la expectativa es grande en cuanto a los delicados actos de equilibrio y piruetas políticas que pueda realizar en un futuro cercano."
Muchas cosas van a cambiar
EL PAíS, de Madrid, opina: "Presumiblemente, muchas cosas van a cambiar tras la elección de Morales, comprometido con las masas indígenas, opuesto a la política de Washington, partidario de las movilizaciones callejeras como expresión del poder popular y reiterado abogado de la nacionalización de los recursos energéticos del país más pobre de Suramérica. La victoria de Morales, que gusta de resaltar su amistad con Fidel Castro y Hugo Chávez, refuerza también inequívocamente el viraje indigenista e izquierdista de una parte de la región.
(...) Evo Morales va a tener enfrente a un Senado de mayoría opositora, controlado por los nuevos gobernadores provinciales, ajenos en su gran mayoría al MAS y elegidos por primera vez también en la jornada del domingo. Y a poderes tan fácticos como la iniciativa privada y Estados Unidos, cuya ayuda para eliminar las plantaciones de coca supone la décima parte del PIB boliviano. El camino que elija para plantear decisiones cruciales, desde qué hacer con los hidrocarburos hasta una Constitución que lidie con las aspiraciones autonomistas de las regiones ricas y a la vez consagre la redistribución de la tierra y los derechos de la sometida mayoría indígena, va a marcar el nuevo rumbo de uno de los países más inestables de Suramérica."