Eurovisión: el pop más allá del pop
27 de mayo de 2010
El Festival Europeo de la Canción celebra su edición número 55 y tiene estatus de culto para los 500 millones de espectadores que lo siguen desde sus hogares. En sus comienzos, Eurovisión estaba lejos de ser el gran espectáculo que es hoy en día. En 1956, Europa no estaba unida aún, y recién se había inventado la televisión.
Himnos a la paz y al amor
Algunas emisoras nacionales se propusieron trabajar en conjunto a fin de impulsar la identidad europea y dar a conocer el nuevo medio de comunicación. Siete países participaron en el primer “Grand Prix Eurovision de la Chanson”. Otros tres, Inglaterra, Dinamarca y Austria, no llegaron a tiempo al plazo de inscripción. La ganadora del primer certamen, en el que sólo podían participar solistas y en el que las canciones no podían tener una duración mayor de tres minutos, fue Lys Assia, de Suiza.
Con el pasar del tiempo, aumentó el número de concursantes y el Gran Premio de la Canción se convirtió en la cita obligada de países enteros en el continente europeo. Pero ¿cómo componer una canción que gustara en todos los países? El Festival Eurovisión desarrolló una cultura pop única, más allá de todas las tendencias. Ni punk, ni rock, ni rap. Durante mucho tiempo sólo se escucharon baladas, y hasta podría decirse himnos, que le cantaban al amor, a la paz y a la unidad. Cuando se implementó la regulación temporal por medio de la cual cada país podía participar en su propio idioma, los textos comenzaron a ser del estilo “Boom Bang a Bang”, “La La La”, o “Ding-A-Dong”. Muy fáciles de cantar, pero alejados de toda lírica que se pueda valorar.
Abba: camino al éxito
Y un día, el 6 de abril de 1974, las reglas del Grand Prix se transgredieron por primera vez con vestimentas coloridas y un título demasiado rockero y moderno para lo que se acostumbraba ver en Eurovisión. Con “Waterloo” comenzó la carrera internacional de uno de los grupos de pop más famosos del mundo: los suecos de Abba ganaron en Brighton, Inglaterra, por poco margen, pero el éxito mundial que los acompañó fue más tarde el disparo de salida para muchas bandas de la Europa no anglosajona que luego triunfaron.
Mr. Eurovisión y ‘Un poco de paz'
Si alguien que merece el título de Mr. Eurovisión, ese es el alemán Ralph Siegel, que entre 1974 y 2009 participó con 19 canciones en el certamen europeo. Su mayor éxito fue, al mismo tiempo, el título que llevó a Alemania a triunfar en el Grand Prix de la Chanson en 1982, por única vez, hasta el momento. Se trata de ‘Un poco de paz' (Ein bisschen Frieden), cantado por Nicole, que entonces tenía 17 años. Un éxito que Alemania nunca pudo repetir.
La caída de la cortina de hierro y la fragmentación de Yugoslavia trajo más participantes a Eurovisión. Si en un principio eran las naciones de Europa Occidental las que llevaban la voz de mando, ahora, el concurso estaba dominado por Europa Oriental y los países balcánicos. Y, junto con la gran cantidad de países nuevos, llegó también la innovación musical a través de elementos étnicos y la tendencia a la extravagancia en el escenario. Ruslana, de Ucrania, fue una de las cantantes que más dominaba estos ingredientes y así ganó en 2004 con “Wild dance”.
Lena: un cometa con “Satellite”
A partir de estos cambios, también se comenzó a criticar el reglamento para la adjudicación de puntos. Hasta el día de hoy, el traspaso de puntos entre los países del Este de Europa hace casi imposible que pueda ganar algún país de Europa Occidental. En 2010 participaron 39 países de Europa, tantos que, como en años pasados, son necesarias dos finales.
Si se le da crédito a los despachos de apuestas del Reino Unido, Alemania podría salir vencedora este año, igual que en 1982, esta vez con Lena y su canción “Satellite”. Comparada con sus 38 rivales, que se ajustan a la estética tradicional del Festival Europeo de la Canción, la canción de Lena sobresale de la masa. Un poco de éxito le vendría muy bien a Alemania, ya que en años anteriores siempre salió última. Esperemos a ver qué pasa o, como dice Lena, “lindo sería estar entre los mejores diez”.
Autor: Matthias Klaus/ Cristina Papaleo
Editor: Evan Romero