Europa intenta recuperar influencia en Washington
12 de abril de 2010Cuando el presidente de EE.UU., Barack Obama, anunció en febrero de 2010 que no acudiría a la cumbre Unión Europea-EE.UU. en Madrid, destinada a lanzar la presidencia rotativa de España, los analistas interpretaron inmediatamente esa actitud como una clara señal de la caída en importancia de Europa en el escenario político global. A pesar de que Washington comunicó oficialmente que la cancelación de Obama se debía simplemente a su abultada agenda, los europeos no podían quitarse de encima la sensación de que el presidente de los EE.UU. les había dado la espalda.
Los países de la Unión Europea se ven ahora en la situación de tener que competir con la Administración de Obama, que acaba de tomar medidas exitosas, comenzando, por ejemplo, con la reforma del sistema de salud estadounidense, para terminar con la firma de un tratado de desarme con Rusia la semana pasada. Ciertamente, Obama espera que los países europeos se sumen a la conferencia por el desarme, que tendrá lugar en Washington este martes, y a su apuesta por un mundo libre de armas nucleares. Está claro que el presidente estadounidense está en condiciones de negociar debido a su sólida posición.
Se espera que la canciller alemana, Angela Merkel, asista a la cumbre sobre seguridad nuclear. Además de Afganistán e Irán, Obama ha priorizado en su agenda de política exterior el progreso de la seguridad nuclear. Es por eso que los expertos creen que Washington apreciará enormemente la presencia de Merkel en dicha cumbre.
La cuestión más difícil será cómo conciliar el deseo de Alemania de que se retiren las armas nucleares que Estados Unidos mantiene estacionadas en su territorio y la visión estadounidense de dichas armas como esenciales para la seguridad.
¿Podrá Europa presentarse unida frente a Washington? La cumbre UE-EE.UU., planeada para abril de este año, iba a ser la primera desde la entrada en vigor del Tratado de Lisboa, en diciembre de 2009, con el que se crearon los puestos de Presidente de la Unión Europea y Alto Representante de Asuntos Exteriores.
Según EE.UU., la UE perdió una oportunidad
Los analistas dicen que en Washington se tiene la fuerte impresión de que los europeos han desaprovechado la oportunidad que ofrecía el Tratado de Lisboa para optimizar sus estructuras diplomáticas y de asuntos exteriores.
“Da la impresión de que los EE.UU. tendrán que mostrarse más severos y decirles a sus socios europeos sin rodeos que quieren trabajar con una Europa más unida. Y de que están decepcionados acerca de lo que ha estado sucediendo en los últimos meses”, dijo Richard Gowan, analista del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores, a Deutsche Welle.
En lugar de una voz, ahora hay al menos cinco voces que hablan en nombre de Europa: el nuevo presidente permanente de la Unión Europea, el presidente rotativo de la UE, que aún existe, el Alto Representante y el presidente de la Comisión Europea. Ya Henry Kissinger se preguntaba a quién llamar cuando se quiere hablar con Europa, problema que todavía no se ha resuelto, ni siquiera a través del Tratado de Lisboa.
Interés de EE.UU. en países emergentes
Otro factor que contribuye al nerviosismo europeo es que Obama se centra en las relaciones con Brasil, India y, sobre todo, China. “El Gobierno de Obama se ha propuesto estrechar las relaciones políticas y económicas con China, despertando así el temor europeo de que ese G2 podría reducir la influencia de Europa en el mundo”, subraya el Centro para la Reforma de Europa en un reciente análisis.
El intento de Obama de adaptar la estructura de política exterior estadounidense para poder enfrentar el crecimiento de las nuevas potencias económicas también está presente en el apoyo de su Gobierno al G20, en el cual China e India son miembros plenarios.
“La Administración de Obama decidió remplazar el G8 por el G20 como principal foro económico. Ve al G20 como institución que une a las nuevas potencias económicas con las ya establecidas. Y los europeos se sienten relegados por tal priorización", considera Richard Gowan.
Por el otro lado, el politólogo señala que también los países de Europa han invertido mucha energía en mejorar sus relaciones con China, por lo que no debería sorprenderles que los EE.UU. estén muy interesados en hacer lo mismo.
Algunos expertos creen que la creciente importancia de China no necesariamente le resta fuerza a las relaciones transatlánticas. “Se debe diferenciar entre un socio que se vuelve importante en términos de desafíos y cooperación económica y otro socio que es importante por naturaleza. Si se tienen en cuenta aspectos como las inversiones, la creación de empleo y el comercio, ya existe un G2 entre EE.UU. y Europa. Casi dos tercios de la actividad económica mundial tienen lugar entre los EE.UU. y la Unión Europea”, opina Jan-Friedrich Kallmorgen, ex jefe del Programa Transatlántico del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores.
Aun cuando el diálogo entre EE.UU. y China florece, todavía está muy lejos de ser una cooperación transatlántica como la que existe con Europa.
Objetivos comunes en política exterior
Los EE.UU. y la UE comparten varios objetivos de política exterior y hay mucho más consenso del que hubo durante el Gobierno de George W. Bush. Ambas partes reconocen que es urgente enfrentar el cambio climático y que es necesario avanzar en la creación de una regulación financiera a nivel internacional.
También parecen estar de acuerdo en cuanto a cómo manejar las ambiciones nucleares de Irán y la situación en Afganistán. Mientras Obama dice estar decepcionado por el reducido número de tropas europeas, considera más a fondo en su acercamiento a Afganistán las prioridades de Europa y, especialmente, de Alemania.
“El concepto de llevar a cabo medidas civiles como el entrenamiento policial, la educación legal y la administración de negocios es cada vez más relevante en Afganistán y se ha impuesto en Washington”, explica Jan-Friedrich Kallmorgen.
"Más carne en el menú"
Aunque Alemania ha sido un socio difícil en lo que respecta a Afganistán, los analistas piensan que los lazos entre EE.UU. y Alemania aún son fuertes. De acuerdo con Richard Gowan, la canciller alemana, Angela Merkel, bien podría ser la figura europea más importante en la cooperación transatlántica.
“Angela Merkel todavía representa al líder con el que se debe negociar en Europa. Gordon Brown se enfrenta una derrota electoral, y ni Zapatero ni Berlusconi han impresionado de veras al actual Gobierno estadounidense. Y de Sarkozy, se cree que critica a Obama en privado”, afirma el politólogo.
A nivel personal, ya no se ven aquellas expresiones públicas de afecto a Angela Merkel que caracterizaban a Bush. Pero a nivel gubernamental, Richard Gowan dice que Barack Obama considera a la canciller alemana, recién reelecta, una socia confiable. Y es con estos temas básicos que Europa tratará de ganar terreno en sus relaciones con Washington. Algunos expertos opinan que, en lugar de pelearse por ser el primero en darle la mano a Obama, o de enfurruñarse por su ausencia en una cumbre, los líderes de la Unión Europea deberían ofrecer acuerdos concretos de política exterior y pronunciarse acerca de temas como la regulación financiera y la seguridad internacionales. Cuando haya más carne en el menú y la Unión Europea invite a cenar, tal vez entonces Obama acuda con gusto.
Autor: Jan Bruck/ Cristina Papaleo
Editor: Luna Bolívar Manaut