Estrellas dulces en la vía láctea
6 de diciembre de 2008Ésta es una de las preguntas más frecuentes desde que el hombre estudia el universo o mejor, los “multiversos”, porque bien es sabido que hay muchas más galaxias fuera de la nuestra. Tras los hallazgos de agua en Marte, la identificación de moléculas de azúcar es otra de las sensaciones astronómicas del 2008.
Lo sensacional de este nuevo descubrimiento es que el azúcar identificado está relacionado con el origen de la vida, por lo menos, como se concibe hoy en día. Se trata de un glicol aldehído y es el más elemental de los monosacáridos. Este hecho es un abrebocas a más y muy probables hallazgos de otras moléculas que ayuden a entender la génesis de la vida.
El IRAM es el Instituto de Radioastronomía Milimétrica para la Investigación de la génesis y evolución del Universo. La sede de IRAM está en Grenoble, Francia y fue fundado en 1979 por la Sociedad alemana Max-Planck (MPG) y el Centre National de la Recherche Scientifique (CNRS).
“Gestación” de estrellas a 26.000 años luz de la Tierra
Del equipo investigador internacional también hace parte el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Universidad de Barcelona. El estudio también cuenta con la participación de investigadores del Istituto di Radioastronomia en Florencia (Italia), el University College London (Reino Unido), el Institut de Radioastronomie Millimétrique (Grenoble, Francia) y el Osservatorio Astrofisico di Arcetri (Italia).
Dicho monosacárido de estructura simple y relacionado con el origen de la vida fue ubicado más allá del centro de la Vía Láctea, en una región de formación de estrellas a 26.000 años luz de la Tierra. Su descubrimiento fue inicialmente publicado en la revista The Astrophysical Journal Letters.
Implicaciones para química de regiones de formación estelar
“Este descubrimiento es un primer paso y abre las puertas a futuras detecciones de más moléculas que ayuden a entender el origen de la vida. Además, también tiene implicaciones para la química de las regiones de formación estelar, ya que permite delimitar el estado evolutivo de los objetos estelares en formación”, explica la española Maite Beltrán, coautora del trabajo e investigadora del Departamento de Astronomía y Meteorología de la Universidad de Barcelona, una unidad asociada al CSIC.
La búsqueda de moléculas prebióticas en regiones de formación estelar se encuentra todavía en una etapa muy temprana. De hecho, muchas de estas moléculas sólo se habían detectado hasta ahora en el centro de la galaxia. Por tanto, la identificación de glicol aldehído en esta región galáctica supone un gran avance.
Componente del ácido ribonucleico
El glicol aldehído, el más simple de todos los monosacáridos, es una molécula orgánica formada por átomos de carbono, hidrógeno y oxígeno. Puede combinarse con otras moléculas y formar azúcares más complejos, como por ejemplo la ribosa, componente básico del ARN (ácido ribonucleico), y está directamente vinculada al inicio de la vida. Hasta ahora, sólo se había detectado glicol aldehído en áreas donde las condiciones de temperatura y densidad son muy extremas en comparación con otras regiones de la Vía Láctea y, por lo tanto, poco representativas.
Ahora, por primera vez, esta molécula se ha detectado lejos del centro de la galaxia, en la región G31.41+0.31, cuyo núcleo es 300.000 veces más luminoso que el Sol y donde se están formando estrellas masivas (estrellas cuya masa es más de diez veces superior a la del Sol). Ésta es una de las pocas regiones con formación estelar masiva donde se han encontrado estructuras en rotación y colapso, lo que podría indicar que estas estrellas se forman de manera similar a como lo hizo el Sol.
300.000 veces más luminoso que el Sol
La molécula fue hallada por el interferómetro IRAM Plateau de Bure, ubicado en los Alpes franceses. Para el equipo científico, el hallazgo ayudará a entender si la producción de esta molécula clave era un fenómeno habitual en la galaxia.
Maite Beltrán, responsable de preparar y calibrar las observaciones en esta investigación, concluye que “el hecho de haber detectado este azúcar en una región de formación estelar, y además, muy cerca de la estrella central, permitirá estudiar mejor las condiciones físicas, como la densidad y la temperatura, de las zonas más internas de estos territorios galácticos”.