Una nueva galaxia en dos minutos
22 de febrero de 2005
En el Instituto Max Planck de Astrofísica las computadoras trabajaron tres días para incluir todas las fuerzas cósmicas en el cálculo. Volker Springel, físico del Instituto, explicó a DW-WORLD: "Dos galaxias con forma de espiral se mueven una hacia la otra, es decir, llevan rumbo de fusión. Es algo que sucede a menudo en el universo. La simulación muestra cómo dos discos de gas chocan entre sí."
El acercamiento de las galaxias se produce en dos fases, agregó Springel. "En la primera fase, se frenan mutuamente, pero no se funden, sino que vuelven a alejarse, impulsadas por las fuerzas centrífugas. No obstante, en determinado momento, la fuerza de atracción entre ambas es mayor que las fuerzas centrífugas que las alejan". En ese momento vuelven a acercarse, esta vez para fusionarse.
Como consecuencia de la fuerza de atracción, en ambas galaxias los gases interestelares, hidrógeno y helio, se concentran en el centro en forma de bastón. Se produce entonces allí una concentración de materia, muy densa, que da origen a "agujeros negros". Los agujeros negros son concentraciones de materia de enorme densidad y por lo tanto con una gran fuerza de gravedad que no permite salir la luz. Por eso no se ven, es decir son "agujeros negros".
El nacimiento de una súper nova
En la simulación se ve "cómo esos agujeros negros concentran enormes cantidades de energía en su centro". Simultáneamente se genera un viento interestelar que expulsa al viento hacia afuera de la galaxia. "Ése es el verdadero momento de fusión de ambas galaxias", dice el físico. En ese momento nacen estrellas, las "supernovas", de gran intensidad de luz.
"Se produce luego otra movimiento de viento interestelar que se aleja de los agujeros negros, dejando como resultado de la fusión una galaxia desnuda, es decir, sin gas, y con forma de elipse". La simulación del Instituto Max Planck explica así por qué algunas galaxias tienen forma de espiral y otas, de elipse: las segundas son el resultado de una fusión de las primeras.
La fusión de la Vía Láctea con Andrómeda
Con el uso de telescopios se encuentran por todo el espacio restos de esas colisiones. También nuestra galaxia, la Vía Láctea, chocará en algún momento con la galaxia de Andrómeda. "Actualmente nos acercamos a Andrómeda a una velocidad de 500.000 km/h. Dentro de tres mil millones de años ambas galaxias comenzarán a fusionarse. Nuestra propia galaxia se transformará entonces en una elipse", dice Springel.
En el Instituto Max Planck de Física Extraterrestre se calculó cómo la Vía Láctea se vería luego de una fusión de ese tipo. Las súper computadoras necesitaron 36 días para integrar todas las fuerzas cósmicas en el modelo. El resultado es tranquilizador: la Tierra y el sistema solar pueden salir indemnes de un suceso de ese tipo.
"Entre las estrellas hay mucho espacio", resalta Springer. "Si tomamos dos de ese tipo de nubes de estrellas y las fusionamos, generalmente no choca ningún par de estrellas". La Tierra seguirá existiendo entonces. Muy probablemente, el sol será empujado hacia otra órbita en la nueva galaxia elíptica. A diferencia de lo que sucede en la Tierra cuando chocan dos cuerpos, en las colisiones interestelares no se destruye nada. Por el contrario, surgen nuevos mundos.