España se inicia con goleada en la Eurocopa 2008

Los campeonatos futbolísticos tienen para el equipo español algo de ritual. La selección nacional hispana suele jugar buenas clasificaciones, lo que le permite sumar puntos y asegurarse los puestos más altos en las listas internacionales: España ocupa el cuarto lugar en el ranking de la FIFA, y eso que hasta ahora el único título que ostenta es el de campeona de la Eurocopa… de 1964.

Cuando llega el momento de empezar el torneo, de tanto elogio internacional los españoles se han convencido de que sí, esta vez sí. Los primeros partidos de la selección roja enamoran más allá de las fronteras patrias y la convierten así en “posible favorito”, “aspirante a sorpresa”, “secreto de los que tienen ojo para el fútbol”. Y luego empiezan a decaer la forma, las ganas o la ambición. En cuartos de final, el cuento se ha acabado, colorín, colorado.

¿Será este principio del combinado nacional hispano uno más de tantos otros? Bajo el lluvioso cielo de Innsbruck se volvió a ver a una selección segura de sí misma, que sabe combinar el balón, que juega un fútbol de esos que divierten y da gusto mirar. Sin que a Rusia le faltaran las oportunidades, los “cuatro fantásticos”, Iniesta, Fábregas en el segundo tiempo, Xavi y David Silva, supieron hacer su trabajo. Villa marcó tres veces, Fábregas una, y los rusos lograron un tanto tras un saque de esquina.

Villa, el mejor de España

Cuando se juega un fútbol abierto, se da campo al contrario. Pero si se pasa el balón como lo han hecho en este primer partido los españoles, incluso la mayor oportunidad del otro se convierte en una posibilidad de contra extremadamente peligrosa. Los hispanos son rápidos, y a Villa le funcionan las caderas y el olfato de gol.

En el primer tiempo, el tándem Fernando Torres y David Villa en la delantera, bien nutrido de pelotas por el centrocampo, no tardó en poner en aprietos a los estáticos rusos. En el minuto 20, Torres le cedió el primer gol a Villa, y en el minuto 45 fue Iniesta quien le sirvió el 2-0 al jugador del Valencia.

España se marchó al descanso con el marcador a favor, el público contento pese a la tormenta. “Canta y no llores”, un olé por cada toque hispano, el famoso “a por ellos” del último Mundial de Fútbol y el tradicional “¡qué viva España!” se corearon desde la tribuna, con los príncipes de Asturias, Felipe y Letitzia, como invitados reales en Austria.

Cambios y más Villa

Rusia se fue apagando poco a poco. Del equipo con ganas que saltó al campo en el primer tiempo apenas quedaba algo en el segundo. Guus Hiddink, el entrenador holandés del combinado ruso, dejó claro que con él nadie tiene el puesto asegurado. Ni siquiera los que acaban de saltar al terreno de juego: en el minuto 46, Vladimir Bystrov entró por Dmitri Sychev. 25 minutos después, Vladimir Bystrov era sustituido por Roman Adamov.

También España hizo algunos cambios en la segunda parte: en el minuto 54, Luis Aragonés cambió a Torres por Fábregas y en el 63 a Iniesta por Santi Cazorla. El tercer gol español llegó en el minuto 75, después de que Villa se las viera con tres rusos a los que dribló como si llevara el balón pegado a los pies. Dos minutos más tarde, Silva salió por Xabi Alonso. El torneo es largo y el banquillo hispano está bien nutrido. El riesgo no es necesario.

El gol del honor

Después del tercer gol, la selección rusa pareció definitivamente borrada del campo. En el minuto 86 Roman Pavlyuchenko reapareció en un saque de esquina para marcar el gol del honor, merecido aunque sólo fuera en recuerdo de los 45 minutos iniciales.

Ya en el descuento cayó el cuarto tanto para España, obra de Fábregas. Éste último gol no debería de haber subido al marcador por encontrarse el jugador español en situación de fuera de juego, pero ya ni hacía mal a nadie ni iba a cambiar el resultado.

Finalmente, 4-1 para España. Otro comienzo con buen pie, en el que despuntan, sin embargo, algunas cosas de esas que a los españoles les traen problemas avanzado el campeonato. La inseguridad reina en el área hispana cuando el contrario se encuentra, como Pavlyuchenko, dispuesto a sacar un córner. Y no todos los combinados de esta Eurocopa desaprovechan sus oportunidades como lo han hecho los rusos.