Ecología y vals en la Eurocopa 2008
9 de junio de 2008“El mundo invitado entre amigos” fue el eslogan que Alemania eligió, símbolo de hospitalidad, para el Mundial de Fútbol 2006. “El mundo invitado entre perdedores” podía leerse, señal de un fino sentido para la ironía, en los carteles que algunos austriacos habían colgado en sus ciudades. Y eso antes del 0-1 inicial contra Croacia.
Suiza y Austria saben que no parten con las mejores cartas en esta Eurocopa, y que la ventaja de ser anfitriones es sólo relativa. Los dos primeros encuentros disputados por ambos equipos no han dado alas al sueño de un, sino imposible, sí poco probable triunfo. La prensa austriaca se despertaba hoy con palabras de aliento para los suyos. A los suizos la derrota les pesa aún más, porque con el partido han perdido a su mejor hombre, Alexander Frei.
Pero con anfitriones o sin ellos, el torneo del fútbol europeo sigue. Y suizos y austriacos no están dispuestos a dejar que decaiga el ambiente. La oferta es amplia: desde las ya míticas “public viewing", las pantallas gigantes que, para seguir los partidos, se han instalado en toda plaza que se preste, hasta la oferta culinaria y, por qué no, cultural.
Ecologismo para el hincha
No hay fiesta, futbolística o de cualquier otra categoría, que sobreviva sin comida. Hamburguesas, patatas fritas y por estas latitudes no pueden faltar las salchichas. Tampoco en la ciudad suiza de Berna. Sólo que aquí la comida es rápida, y ecológica.
“Durante la Eurocopa la carne, las patatas, todo lo que vendemos es ecológico, sin productos químicos, y todo procede de esta región”, comenta Suar, que ha colocado su puesto de manjares para llevar cerca de una de las pantallas gigantes de Berna. “Las salchichas las vendemos sobre pan, y no sobre plástico. Los vasos los lavamos y los volvemos a usar.”
También los zumos y las bebidas son orgánicos. “Vamos ha demostrar cómo se hacen las cosas”, ha sido el grito de guerra con el que el alcalde de la ciudad dio la bienvenida a esta cultivada forma de disfrutar del balompié.
“El sector gastronómico no está entusiasmado con todo. Algunas cosas son complicadas”, dice Suar, “tenemos que encargarnos de recoger los vasos y, al ser de plástico, tienen la desventaja de que no se secan solos: hay que secarlos a mano. Eso supone por un lado más trabajo, pero por otro lado menos mala conciencia”.
Fútbol y alta cultura
Vals, y más vals. Quizás no sea esta música famosa por su hermandad con el fútbol, pero si una Eurocopa se celebra en Austria los fans tienen que contar con que oirán resonar más de un vals. “Nos alegramos de que en nuestra ciudad se celebre un evento tan magnífico y tan importante como una Eurocopa”, dice Doris Trinka, responsable de marketing en el ayuntamiento de Viena, “pero Viena es una ciudad cultural y musical, con una larga tradición como anfitriona.”
Y la vida cultural en Viena trascurre, inalterada, o sólo algo influenciada, por los seres en coloridas camisetas, equipados con bufandas en pleno junio, armados con banderas de todas las naciones europeas. Y también a ellos les ofrece, por si necesitan un descanso intelectual de tanto juego con el balón, un amplio programa.
El 10 de junio, Bob Dylan actúa en Viena, y el 11 en Salzburgo. En la capital austriaca, una exposición repasa la historia del fútbol europeo. El 23 de junio, Alemania y Austria se enfrentan en un partido literario: escritores alemanes y austriacos se verán las caras en un maratón de lectura. Y antes de que en la Eurocopa suene el pitido final, los cantantes Anna Netrebko, Rolando Villazon y Plácido Domingo actuarán frente al llamado “Versalles vienés”: el Palacio de Schönbrunn.