España e Italia, bajo tregua; Irlanda y Grecia, bajo presión
13 de julio de 2011Publicidad
Alemania logró este miércoles (13.7.2011) que la cumbre extraordinaria de jefes de Estado y Gobierno dedicada a la crisis de deuda en la Eurozona, prevista para este viernes (15.7.2011) en Bruselas, quedara aplazada hasta la semana que viene con el fin de poder ofrecer medidas concretas para frenar posibles contagios a Italia y España. No obstante, solo se trata de un aplazamiento en medio de una tormenta que arrecia minuto a minuto: la agencia de calificación Fitch acaba de bajar la nota de Grecia tres escalones –del actual B+ a CCC–, con lo cual agrava la emergencia en la zona euro.
Este 13 de julio, los mercados le dieron una tregua a España y a Italia, países que vienen siendo asediados por los especuladores desde el lunes (11.7.2011). La esperanza de que las naciones de la Eurozona sean convocadas a una reunión de emergencia para articular una respuesta consensuada a la crisis de la moneda comunitaria y el acuerdo expedito al que llegaron Gobierno y oposición en Roma para reducir la deuda italiana parecen haber atenuado el miedo de los agentes financieros internacionales a que catástrofes fiscales como la de Grecia afloren también entre sus vecinos.
La prima de riesgo de la deuda soberana de España, que ha roto récords históricos desde el 11 de julio, se relajó al mediodía hasta alcanzar los 295 puntos básicos, después de haber abierto la jornada en 319. Mientras tanto, el ministro italiano de Economía, Giulio Tremonti, disipaba los rumores en torno a su inminente renuncia y anunciaba que el recorte del gasto público sería aprobado el 15 de julio: para evitar que el ataque de los mercados se prolongue y la haga sucumbir, la tercera economía de la zona euro se ha propuesto ahorrar 40.000 millones de euros en cuatro años.
Los “bonos basura” de Irlanda
El Gobierno italiano también exigió a la Unión Europea concebir de una vez por todas un plan contundente para poner fin a la crisis de deuda que aflige a los integrantes de su unión monetaria. Y es que la aparente ineficacia de las decisiones del bloque comunitario para resolver la crisis fiscal griega y evitar su contagio pone a la economía continental en una situación cada día más comprometida. Este miércoles (13.7.2011), la agencia de calificación de riesgos Moody’s colocó la deuda soberana irlandesa al nivel de “bono basura”. ¿A quién le tocará después?
“La decisión de Moody’s de rebajar la nota de Irlanda es incomprensible y el momento en el que se produce es, como mínimo, cuestionable”, comentaba la portavoz de la Comisión Europea, Pia Ahrenkilde. “El gobierno irlandés ha mostrado determinación en la aplicación del programa de ajuste económico, los bancos irlandeses están siendo recapitalizados y su sistema financiero, reparado”, agregaba la funcionaria danesa, haciendo alusión a los 78.000 millones de euros que la UE y el Fondo Monetario Internacional prestaron a Dublín, sobre todo para apuntalar su debilitado sector bancario.
Pero el lenguaje diplomático de Bruselas, a pesar de sus giros enfáticos, parece ser ignorado completamente por Standard & Poor’s, Moody’s y Fitch. El trío de agencias internacionales de rating lleva más de un año jugando según sus propias reglas y poniendo en jaque al ejecutivo de la UE, al Banco Central Europeo y a todo aquel que pretenda hacerles frente con mensajes institucionales. Ni la comisaria de Justicia del bloque, Viviane Reding, ni el comisario de Mercado Interior, Michel Barnier, que han lanzado una cruzada contra la presunta “inmoralidad” de estas agencias, han logrado domarlas.
¿Peca Bruselas de soberbia?
De hecho, estos actores del ámbito financiero dan la impresión de ser todopoderosos y de dirigir a la eurozona desde la sombra, a golpe de boletines. “Europa no puede permitir que tres empresas privadas estadounidenses la destrocen”, decía Reding recientemente, alineándose tácitamente con quienes piden la creación de una agencia de calificación crediticia europea, regida con criterios más transparentes, mesurados, neutrales y “científicos” a la hora de elaborar sus apreciaciones. Pero, ¿no peca Bruselas de soberbia? En el Viejo Continente también se alzan voces para criticar los errores de sus instituciones.
Bruselas no parece siquiera sopesar la posibilidad de que, en el fondo, el origen del problema sea la ausencia de un mensaje nítido e inequívoco de parte del Eurogrupo, del Banco Central Europeo, de la Comisión Europea y hasta de Berlín, descrito irónicamente por el periódico belga De Standaard como “el gobierno económico europeo en la retaguardia”.
La falta de acuerdo en el seno del Eurogrupo y en el Consejo de Asuntos Económicos y Financieros de la Unión Europea (Ecofin) –que se reunieron el 11 y el 12 de julio, respectivamente–, la disposición a regañadientes de Alemania y los Países Bajos a asistir a una nueva cumbre en la capital belga, y los ataques casi diarios de las agencias de rating vaticinan un panorama más que preocupante de cara a este 15 de julio, cuando se darán a conocer los resultados de las últimas pruebas de resistencia a las que fue sometida la banca europea.
Autor: Evan Romero-Castillo / dpa / Reuters
Editora: Emilia Rojas Sasse
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