¿Es previsible un resurgimiento del Frente Nacional?

El partido de Marine Le Pen ha desaparecido prácticamente de la escena política en los últimos meses. El Frente Nacional (FN) ganó algunos escaños en la Asamblea Nacional en las elecciones de junio de 2017, pero no consiguió suficientes escaños para formar un grupo parlamentario y, así, tener voz propia en el Parlamento. Le Pen ha concedido además muy pocas entrevistas, en contraste con sus otrora frecuentes apariciones en los medios. Este silencio se debe a lo que se percibió como una aplastante derrota en las presidenciales de mayo del año pasado.

Un 33,9 por ciento de los votos en la segunda vuelta electoral contra el entonces candidato centrista, Emmanuel Macron, supuso un récord histórico para el partido. Pero esperaban conseguir al menos un 40 por ciento.

La voluntad de Le Pen de gobernar en entredicho

Además, la actuación de Le Pen en el debate electoral televisado frente a Macron decepcionó a sus seguidores. Apareció descentrada y mal informada, sobre todo en temas económicos. "No solo repentinamente parecía incompetente, la gente también se preguntaba si realmente quería gobernar", explica a DW Sylvain Crépon, sociólogo de la Fundación Jean-Jaurès, con sede en París, especializado en la extrema derecha. "Y tiene sentido cuando lo piensas, después de todo, ella siempre se había negado a convertirse en alcalde o asumir un rol ejecutivo a nivel local", agregó.

Sin embargo, esta visión choca con la imagen que Le Pen había proyectado desde que tomó las riendas del partido en 2011. Ella inició la llamada "des-demonización" con la que el FN se hacía más aceptable para el votante medio: rechazó las posturas antisemitas de su padre y empezó a defender políticas más sociales.

Un congreso para redefinir la orientación del partido

Se supone que el congreso de este fin de semana (10-11 de marzo de 2018) en Lille acabará con la confusión tras meses de introspección en el partido. Los últimos meses, veteranos de la formación han viajado por las regiones francesas para reunirse con activistas del partido. Los 50.000 afiliados recibieron, además, un cuestionario para definir la orientación futura del partido. Sus ocho páginas contienen preguntas sobre temas como Europa, inmigración, asuntos sociales, educación, políticas de familia y asuntos medioambientales.

El FN anunciará los resultados del cuestionario en el congreso y, probablemente, redefina su orientación. Los afiliados elegirán a los miembros de los órganos ejecutivos del partido, recientemente rebautizados e, incluso, se votará una nueva denominación del Frente Nacional. Y Marine Le Pen será reelegida al frente del partido.

"Para ella, es la ocasión para relanzarse. Quiere reforzar sus vínculos con los miembros del partido y preparar las elecciones europeas del próximo año", explica a DW Jean-Yves Camus, director del Observatorio de Radicalismo Político con sede en París.

Relanzarse 'tiene un precio'

Para Hervé Le Bras, rector de la universidad EHESS de ciencias sociales, su relanzamiento probablemente tendrá un precio. Él ha estado estudiando las tendencias de los votantes desde la década de 1970, cuando se fundó el FN. "Le Pen logró aumentar la base de votantes muy estable del partido, de alrededor del 20 por ciento a casi el 34 por ciento en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales a través de su estrategia de desdemonización", nos dice también desde París.

"Pero la presión para alejarse de esta imagen suavizada ha aumentado desde las elecciones para Le Pen. En ese caso, el FN perderá ese potencial adicional de votantes", agregó. El exvicepresidente Florian Philippot, y con él la rama con más orientación social, abandonó el partido y fundó uno propio,  Los Patriotas.

La sobrina de Le Pen, a escena

Le Pen también necesita contrarrestar la popularidad de su sobrina. Marion Maréchal-Le Pen tiene lo necesario para disputar el liderazgo del partido a Marine, por su carisma, pero también por su apellido. Ella representa al ala derecha del FN y es cercana a su abuelo, condenado varias veces por xenofobia y antisemitismo. Maréchal-Le Pen se tomó un descanso de la política y anunció que no buscaría renovar su mandato como miembro del Parlamento. Pero muchos creen que regresará pronto.

"Marine Le Pen tendrá que hablar más sobre temas como la identidad francesa, la lucha contra la inmigración y lo que ella llama islamización, también para mantener a los más recalcitrantes seguidores de Marion bajo control", afirma Le Bras. El demógrafo duda, en cualquier caso, que el FN pueda igualar su resultado en las elecciones europeas de 2014, en el que obtuvo 24 eurodiputados.

Sobre todo porque ahora el partido se enfrenta a una dura competencia en sus posturas euroescépticas y antiglobalización. El partido de extrema izquierda La Francia Insumisa, de Jean-Luc Mélenchon, y el de centro derecha Los Republicanos, liderado por el conservador Laurent Wauquiez, se han sumado a la tendencia euroescéptica. Y es probable que resten votos al FN. Puede que los días en los que el Frente Nacional era una fuerza política con opciones de gobierno hayan terminado. Al menos por ahora.

Autora: Lisa Louis (LGC/MS)

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