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“Entre más victorias, más banderas”

Daniel Martínez19 de junio de 2014

Cada cuatro años, cuando se juega el Mundial de fútbol, el patriotismo sale a relucir en los diferentes países. Para entender este fenómeno Deutsche Welle habló con Dagmar Schediwy, experta en el tema.

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Fifa Fußball WM 2014 Deutschland Portugal
Imagen: picture-alliance/dpa

Dagmar Schewidy es psicóloga social y autora del libro “¿Completamente relajado en negro, rojo y dorado?”, un estudio sobre la relación del fútbol y el sentimiento patriótico elaborado a lo largo de cinco años, y tres grandes torneos, a partir de la observación del comportamiento de los aficionados y muchas conversaciones con ellos.

Señora Schewidy, ¿cómo despierta el fútbol el sentimiento patrio del público?

Siempre depende de cómo juegue el equipo. En el caso particular de Alemania, por ejemplo, esta vez fue un gran inicio en el Mundial de Brasil, con victoria y buen fútbol. Eso despierta el entusiasmo y ayuda a que la identificación de la gente con su selección aumente.

¿Entonces una victoria ayuda a que la patria se sienta más cerca?

El colectivo se siente mejor representado cuando se gana, entonces hay alegría. A nadie le gusta perder, y eso es algo que es independiente de los países. Entre más victorias, más banderas. Esa es la ecuación.

¿Y qué pasa cuando se pierde?

Así como el orgullo nacional se inflama con cada triunfo, en la derrota desaparece, y el sentimiento colectivo se evapora y se transforma en una especie de vergüenza general. Déjeme contarle esta historia del Mundial 2010. En Sudáfrica la selección alemana venía jugando muy bien, en el país todos estaban orgullosos en el país del equipo, pero el día de la derrota ante España, en las “Fiestas del aficionado”, en el Public Viewing, nadie habló con nadie, ni siquiera para consolarse. Incluso se evitaron la mirada y el ambiente que venía siendo una fiesta se tornó fantasmagórico.

¿Solo hay patriotismo cuando se gana?

En Alemania esta es una situación muy particular. En otros países se está quizás ya acostumbrado a que a veces se pierde, y a veces se gana, y las emociones se manejan así. En Alemania se comparte solo en la victoria, en la derrota cada aficionado está solo.

¿Por qué?

Lo que pasa es que durante los Mundiales, o también cuando se juega la Eurocopa, no todos los que apoyan a la selección son hinchas de verdad. Hay muchas personas que lo que buscan es la fiesta, y ante todo disfrutar del sentimiento de pertenencia y unidad. En los campeonatos locales eso no es así. Allí los aficionados son fieles, están con sus equipos en las buenas, y en las malas.

¿No le parece que con el fútbol lo que existe es un patriotismo programado?

Ya es parte de la costumbre en casi todos los países mostrar cada cuatro años, en los Mundiales o en las Eurocopas, el sentimiento nacional. En Alemania eso era un gran tabú hasta el 2006, cuando encontró la aprobación y el respaldo de todos los sectores de la sociedad. Desde entonces ese sentimiento no para de crecer, y si Alemania gana la Copa en Brasil, pues será entonces aún más grande.

¿Y eso es bueno o malo?

Lo que yo he visto en esos grandes eventos del fútbol es un patriotismo que podríamos calificar de moderado. Fuera de ellos las expresiones nacionalistas son características de la extrema derecha alemana, pero eso es otro tema.

En las calles de Alemania no solo se observan banderas del país, también de otras naciones. ¿Cómo se puede interpretar eso?

En ocasiones como el Mundial en Alemania sale a relucir la multiculturalidad del país, de pronto hay otra percepción del extranjero, de esa persona que es diferente. Los que no son alemanes también pueden entonces exhibir su bandera y orgullo nacional en un marco que los demás aceptan, comparten y entienden.

La canciller Angela Merkel visitó el primer partido de la selección alemana en el Mundial de Brasil y celebró con ellos el triunfo sobre Portugal. ¿Eso es también un acto de patriotismo?

La Canciller Angela Merkel visita el vestuario de la selección alemana tras la victoria sobre Portugal en el Mundial de Brasil.
La Canciller Angela Merkel visita el vestuario de la selección alemana tras la victoria sobre Portugal en el Mundial de Brasil.Imagen: picture-alliance/dpa

La canciller Angela Merkel es ante todo una mujer política. Ella quizás no sea una gran aficionada al fútbol, pero se percata que la selección es un símbolo de unidad nacional aceptado y querido, y busca un poco de esa sombra positiva que proyecta. Durante su mandato lo ha hecho en ocasiones regulares.

Un estudio reciente calificó a la selección alemana de fútbol como la entidad que mejor representa al país como un colectivo. ¿Es correcta esta afirmación, y vale para otras naciones?

El fútbol, la selección y sus jugadores, gozan del cariño y la aceptación del público en casi todos los países del mundo. En Alemania no hay otro vehículo que transporte mejor el sentimiento de unidad, el valor del colectivo nacional, y el orgullo patrio que muchos añoran, pero que por ahora sólo se ve bien al expresarlo durante los grandes acontecimientos como el Mundial.