En Portugal, ¿luto anti-Merkel?
10 de noviembre de 2012En la Praça de D. Pedro IV, más conocida por su antiguo nombre de Praça Rossio, en el corazón del casco histórico de Lisboa, acampó por varios días el movimiento de protesta de los “Indignados” hace un año. Ahora, un paño negro cubre la estatua de Pedro IV. Un grupo de activistas ha llamado a los portugueses a colgar telas negras sobre los monumentos, o pendiendo de los balcones y fachadas de sus casas. La canciller alemana, Angela Merkel, reliza una corta visita a Lisboa este lunes. Y la idea de los activistas es que todo Portugal se vista de luto para la ocasión.
“Merkel es un símbolo de todas las decisiones políticas erradas que se han tomado en nuestro país”, dice el activista João Camargo, graduado de Economía en la London School of Economics. “Por supuesto que las deudas son un gran problema para Portugal y muchos Estados europeos. Pero la política de Angela Merkel no sólo es un peligro para Portugal, España o Grecia, sino para toda toda Europa”, asegura Camargo.
La canciller, que visita Portugal por primera vez desde el comienzo de la crisis de deuda, se reunirá con el presidente Aníbal Cavaco Silva y el primer ministro Pedro Passos Coelho. A continuación, participará en un encuentro de empresarios portugueses y alemanes en el barrio de Belém. Con ella viajan unos 100 representantes de firmas alemanas. El mensaje es claro: Alemania quiere cooperar con la economía portuguesa, en una profunda recesión desde fines de 2011.
Dura crítica al ahorro
Pero Merkel no sólo hallará a exitosos empresarios en Belém. Una serie de movimientos de protesta, así como la asociación portuguesa de sindicatos CGTP, han convocado a una manifestación masiva. La ira de muchos portugueses se dirige sobre todo contra su propio gobierno conservador.
Passos Coelho presentó al Parlamento portugués un presupuesto para 2013, con drásticas medidas de austeridad contra las cuales ha advertido la abrumadora mayoría de los expertos y analistas portugueses. El economista Pedro Lains, del Instituto de Ciencias Sociales de la Universidad de Lisboa (ICS) no tiene dudas de que su gobierno y la Unión Europea (UE) andan por el camino equivocado:
“La pregunta decisiva no es si tenemos que ahorrar o no, sino cuánto. Este exagerado plan de recortes tiene consecuencias fatales para Europa. La economía de los Estados más débiles se vuelve cada vez más inestable y tendrán serias dificultades para mantenerse en el espacio económico europeo. Además, las consecuencias políticas son catastróficas, pues la tendencia antieuropea gana terreno en el país”, advierte Lains.
Portugal: ¿caso ejemplar?
Portugal ha sido ampliamente referido en los últimos meses como demostración ejemplar de que los rigurosos programas de recorte podrían dar frutos en el sur de Europa. Pero esta imagen ha empezado a diluirse. La prolongada crisis económica ha reducido notablemente los ingresos fiscales, el ascendente desempleo origina nuevos gastos sociales y los recortes se han estancado en sectores importantes como la administración pública.
La troika conformada por la UE, el Banco Central Europeo (BCE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) le ha dado un año más de gracia al gobierno portugués, que ahora tiene hasta 2014 para bajar su déficit público al tres por ciento del PIB. Pero cada vez más voces exigen una renegociación del programa de reformas y ahorro de Portugal. Es el caso del Consejo Económico y Social (CES), un órgano asesor formado por delegados de sindicatos, patronales, la administración pública y entidades cívicas portuguesas. El CES exige una rebaja de los intereses que Portugal paga por el paquete de ayuda de 78.000 millones de euros del fondo de rescate europeo
Muchos portugueses critican la estrecha relación de su gobierno con el Ejecutivo alemán. El tema es motivo predilecto de graffitis y manifestaciones. La médico Sofia Lima, de 32 años, por ejemplo, lleva un cartel escrito en un rudimentario alemán: "Stoppt stehlen von Arbeitnehmern und dem Staat", algo que Google Translator devuelve en perfecto español (y quizás ocurra lo mismo con el portugués): “Deja de robar a los trabajadores y el Estado”. "Si nuestro gobierno no nos entiende cuando le hablamos portugués, quizás es mejor que usemos la lengua que rige ahora mismo la política", aclara Sofía con una sonrisa irónica.
Autor: Tilo Wagner / Rosa Muñoz Lima
Editora: Emilia Rojas Sasse