Elecciones en Líbano: ¿La alternativa de los independientes?
5 de mayo de 2018Gilbert Doumit va de bar en bar, pero lo hace con intenciones nobles. Cada sábado por la noche, este político se recorre los locales del centro de Beirut para mezclarse con votantes primerizos. Lo hace con el fin de enrolarlos en su causa. Este católico maronita de mediana edad se acerca a los jóvenes y les pregunta: "¿Qué tienes pensado hacer el 6 de mayo?”.
Gilbert se refiere al día de las elecciones, cuando Líbano irá a las urnas por primera vez en casi una década en 15 distritos que se reparten 128 escaños parlamentarios. Él se presenta por el de Beirut I, mayoritariamente cristiano y también el área más acomodada de la capital, muy popular entre quienes buscan una noche de fiesta. Gilbert se dedica a fondo para captar a quienes probablemente irán a depositar su voto.
"Todos los partidos políticos establecidos están enfocados en la cuota de votos confesionales, pero nosotros no”, dice mientras da un sorbo a su vaso de Al-Mazza, una cerveza local. "Nosotros estamos en contra de ese establishment y nos centramos en votantes que quieren un cambio, pero que se muestran escépticos respecto a los beneficios de las elecciones”, cuenta a DW.
Él es uno de los 66 candidatos de la sociedad civil que han acordado una plataforma política común, por lo que en estos comicios compite bajo el paraguas de Kilna Watani, o "Todos por la nación”.
Su activismo, centrado en buscar soluciones a asuntos civiles, tomó forma en 2015 cuando los beirutíes formaron Beirut Madiniti o "Beirut es mi ciudad” para animar al Gobierno a resolver la eterna crisis de la basura. Gilbert era uno de los principales líderes de la protesta y miembro de Beirut Madiniti. El grupo presentó candidatos electorales por primera vez en las elecciones municipales que tuvieron lugar hace dos años. Les fue bien, pero no lograron una mayoría.
Este año, Líbano cambió la ley para reflejar una representación proporcional, dando a los activistas un incentivo para unirse a la carrera electoral. El nuevo sistema puede aumentar sus posibilidades de entrar en el Parlamento.
Nueva ley: esperanzas renovadas y nuevos desafíos
De acuerdo con la nueva legislación, los votantes podrán elegir entre diferentes listas para un número específico de escaños en un distrito. Cada lista incluye a varios candidatos. Los votantes pueden escoger entre una de las listas que se presentan, además de un candidato preferente. Para poder lograr un escaño de un distrito, una lista tiene que alcanzar una cantidad mínima de votos o será eliminada.
Gilbert tiene fe en que las listas de Kilna Watani superen este filtro y consigan los votos necesarios para obtener al menos algunos de los escaños.
"Nuestras listas solo tienen candidatos de la sociedad civil”, afirma, dirigiéndose a una mujer libanesa en un restaurante. "Es un reflejo de nuestra integridad”, afirma.
Los poderes políticos establecidos tienen miedo de que esto melle su resultado final. Para esquivar los mecanismos del nuevo sistema, diversos partidos políticos están formando extrañas alianzas y elaborando listas de candidatos más de acuerdo a la ecuación confesional que a unos ideales u objetivos en común. Pese a estar establecidos proporcionalmente, los escaños siguen estando reservados según criterios religiosos a las diferentes minorías cristianas o musulmanas.
Adnan Melki, ex secretario general de la asociación para elecciones democráticas de Líbano, subraya que "enemigos de todo el espectro político se han unido en listas formando la combinación de candidatos con más posibilidades de ganar en términos confesionales”.
Kilna Watani también propone candidatos seculares y promete librar al país de sus profundamente arraigados problemas con el sectarismo, además de la corrupción generalizada.
Enfrentándose a gigantes
Son pocos los representantes de las candidaturas de la sociedad civil cuyos rostros aparecen en las vallas publicitarias y los carteles electorales.
Días antes de los comicios, su presencia en televisión es insignificante. "Es muy difícil salir en televisión, te cobran un precio desorbitado”, sostiene Gilbert, que reparte panfletos a los coches que pasan. "Un canal de televisión me pidió entre 10.000 y 15.000 dólares por unos pocos minutos en la pantalla. No tenemos ese dinero”.
Los candidatos como Gilbert se basan en sus ahorros personales y en financiación de amigos y conocidos para poder llevar a cabo sus campañas, lo cual dificulta que puedan llegar a los cientos de miles de votantes de su circunscripción.
Los analistas electorales de Líbano predicen que las divisiones internas también supondrán un duro coste para los candidatos de la sociedad civil. La unidad mostrada durante las elecciones municipales no ha sobrevivido y de cara a los comicios nacionales los activistas se han dividido en numerosos grupos. Kilna Watani es la coalición más grande de esta naturaleza, pero no la única.
"Ni siquiera en el seno de Kilna Watani se ponen de acuerdo en asuntos a una escala muy amplia, por ejemplo en qué hacer con Hizbulá. Hay muchos desacuerdos”, dice Melki.
Hizbulá sigue siendo una cuestión espinosa
Hizbulá es un tema delicado. Gilbert dice que no hay disputa respecto a la necesidad de que la milicia ponga fin a la participación libanesa en la guerra de Siria y de que se rindan al Ejército.
El candidato quiere que se restrinjan los poderes de Hizbulá y propone un enfoque de cinco pasos que incluye la remodelación de las Fuerzas Armadas libanesas y la transformación de la economía del país. Pero una de sus ideas es muy controvertida. Gilbert dice que Hizbulá debería ser sustituida por grupos de combate ciudadanos que apoyarían al Ejército. Y es que quitar el poder a una milicia únicamente para dárselo a otra podría interpretarse como un agravamiento del problema, en lugar de una solución.
En este momento, la participación de Gilbert en las elecciones para detener la intromisión extranjera y cambiar el carácter de la política libanesa puede entenderse como un experimento. Los candidatos de la sociedad civil quizás todavía no tengan todas las respuestas, y solo sean un fenómeno municipal, pero no se rinden en su empeño por cambiar algunas de las deficiencias de su país.
Autora: Anchal Vohra (EAL/DZC)
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