Octavos de final
24 de junio de 2010El equipo de Alemania acaba de pasar a los octavos de final del Mundial de fútbol de Sudáfrica; eso justifica la alegría de sus miembros y sus hinchas, pero no es razón para dejarse llevar por la euforia. Y es que, tras la derrota frente a Serbia, el duelo de este miércoles (23.6.2010) entre Alemania y Ghana reveló nuevamente dónde están las flaquezas de la tropa de jugadores del entrenador Joachim Löw: en la defensa.
El ágil delantero de Ghana puso en aprietos al saguero central alemán, Per Mertesacker, más de una vez. Por fortuna, el portero Manuel Neuer logró mantener la calma y una actitud vigilante en los puntos álgidos del juego, a pesar de pequeñas aunque evidentes inseguridades. Las virtudes de Neuer sugieren que, en las rondas decisivas por venir, su presencia le dará firmeza al equipo germano.
Un juego lento
No cuesta imaginar que, durante buena parte del partido, la presión de ganar sólo sirvió para entumecer a los jugadores alemanes, quienes perdieron la posibilidad de pasar de una posición defensiva a una ofensiva para confundir al equipo de Ghana. Bastian Schweinsteiger cumplió muy bien su función como centrocampista, pero tanto Sami Khedira como Lukas Podolski sobresalieron por tiros de escasa puntería que casi siempre propiciaron la pérdida del balón. Sobre todo ellos deben optimizar su juego.
La creatividad del equipo germano también brilló por su ausencia hasta los minutos cercanos al gol que determinó la victoria de Alemania; sólo entonces se vieron destellos de ingenio, no solamente gracias a Thomas Müller, sino también a Mesut Özil, quien comienza a erigirse en uno de los jugadores claves: el juego ofensivo de Alemania vive sobre todo de sus ideas y aportes en el campo.
Özil, un jugador clave
Si las jugadas de Özil son débiles, el ataque se trunca. El hecho de que el futbolista de 22 años haya tenido el mejor –de hecho, el único– chance de marcar un gol en la primera mitad del partido no es obra de la casualidad, independientemente de que haya dejado pasar la oportunidad de consumarlo. Tampoco es una coincidencia que haya sido Özil quien marcó el gol decisivo; por más que Cacau se lució en la zona ofensiva central como el único verdadero agresor, casi nunca se dejó ver como una amenaza cerca de la portería de Ghana.
Quizás sea una buena idea que Joachim Löw tenga la osadía de jugar con dos delanteros en el venidero partido de Alemania contra su añejo rival: Inglaterra. Después de todo, los ingleses van a moverse en el campo con mucha motivación. Lo que hace falta es una actuación concentrada y valiente por parte de los jóvenes representantes de Alemania, quienes poseen el potencial para llegar lejos en el Mundial.
El Mundial arranca de nuevo y lo único que los alemanes deben hacer es sacar fuerzas de sus destrezas evidentes. Sus flaquezas serán castigadas, de ser posible, con un ticket de regreso a casa.
Autor: Stefan Nestler / Evan Romero-Castillo
Editor: Enrique López Magallón