El ministro de Finanzas alemán busca respuestas para Opel en EEUU
16 de marzo de 2009Karl-Theodor zu Guttenberg se esfuerza estos días por desviar la atención del “caso Opel” y encontrar aquí y allá espacio para lanzar los mensajes que, empaquetados en la maleta política, se ha traído desde Berlín. El ministro de Finanzas alemán se encuentra de visita en Estados Unidos. Tres días durará su primer viaje al otro lado del Atlántico como jefe de una cartera que desde hace unos meses se ha convertido en extremadamente problemática.
“Tenemos que dejar de reclamar más programas de ayuda. Hemos alcanzado nuestros límites y es importante que mantengamos las deudas bajo control”, dijo zu Guttenberg a los directores de los principales bancos estadounidenses, con los que se reunía en Nueva York.
El próximo 2 de abril, los miembros del G-20 se encuentran en Londres. La cumbre se considera decisiva, por eso cada cual intentará que de ella salga la solución que mejor se adapte a sus propuestas. Los estadounidenses piden más dinero a inyectar en la economía con el fin de reactivar la coyuntura, y esperan que Europa participe en el plan. Los europeos, en cambio, consideran que la prioridad son las reformas en el sistema financiero internacional, como se apresuró a recordar zu Guttemberg ante los jefes de Goldman Sachs, Morgan Stanley y JPMorgan.
Ése es el principio que el ministro ha venido a transmitir. Y, sin embargo, todo el mundo le sigue preguntando por Opel.
Preguntas sin respuesta
El Gobierno alemán no está dispuesto a dar luz verde a la ayuda que Opel necesita, 3.300 millones de euros según la propia automotriz, hasta que no se aclaren “algunas preguntas aún sin respuesta”, aseguró la canciller alemana, Angela Merkel.
En Estados Unidos, zu Guttenberg tendrá oportunidad de plantearle las dudas del Ejecutivo germano al director de General Motors en persona, Rick Wagoner. GM, que lucha por su propia subsistencia, es la empresa matriz de la que Opel y la otra marca europea del consorcio, Vauxhall, intentan desligarse, aunque sea parcialmente, para producir vehículos de manera independiente.
Bajo ningún concepto quiere Alemania que el dinero de sus contribuyentes, que se entregaría a Opel con la justificación de salvar puestos de trabajo y garantizar el futuro a una empresa “esencial” para la economía alemana, acabe cobrándolo GM. Y además, tampoco está claro que, en caso de decidir separarse de GM, Opel pueda tener acceso sin restricciones a las patentes y al saber tecnológico del consorcio, sin los cuales le resultaría muy difícil mantener su posición en el mercado.
En 2005, GM depositó todas sus patentes al cuidado de su empresa filial GTO “y cada compañía del consorcio puede obtenerlas a cambio de una cuota determinada […] Esta es una solución que aplican muchos grandes grupos internacionales y en ella se parte siempre de que las filiales pertenecen al 100% a la matriz”, declaraba Carl-Peter Foster, miembro del consejo de dirección de GM Europa, en la emisora de radio alemana Deutschlandfunk.
Pero, ¿y si el 100% de Opel ya no es posesión de GM? “Espero volver a casa con respuestas claras”, dijo zu Guttenberg en Nueva York.
Los inversores también dudan
El martes, cuando zu Guttenberg se reúna con su homólogo estadounidense, el secretario del Tesoro, Timothy Geithner, seguramente también hablen de Opel. Pese a que el ministro trata de que la automotriz no domine su estancia, lo cierto es que en casa es el tema que más interesa y del que con más atención se esperan noticias de allende los mares.
Y no sólo a la directiva de la empresa, a sus empleados o a quienes pagan fielmente sus impuestos les interesan los detalles de la relación Opel-GM: los posibles inversores a los que zu Guttenberg y el Gobierno alemán agradecerían tanto el apoyo, en forma de capital, a la automotriz no se arriesgarán hasta que no sepan cuál es el valor real de la empresa.
Si en este año electoral Berlín deja caer a Opel, con todos sus puestos de trabajo, al Gobierno podría salirle caro. Al mismo tiempo, la discusión sobre lo realmente “esencial” que es la compañía para la economía alemana continúa, y el debate sobre si el Estado debe participar en consorcios privados a la deriva no cesa. Un inversor sería la solución perfecta. “Algunos de los que se interesan por Opel son muy poco fiables, otros son serios”, aseguraba zu Guttenberg desde Nueva York, “pero siguen teniendo las mismas dudas que manifestaban en noviembre”.
Autor: Richard Fuchs/ Luna Bolívar/ rtrd/ dpa/ ap
Editora: Claudia Herrera Pahl