El auge de los autos compartidos en Alemania
2 de marzo de 2012Hasta hace pocos años, el automóvil era el símbolo de categoría social de preferencia en Alemania. Pero, hoy en día el vehículo propio no parece estar tan de moda como antes. Según un estudio de Stefan Bratzel de la Escuela Superior de Economía de la ciudad de Bergisch Gladbach, la utilización del coche en grandes ciudades por jóvenes entre 18 y 25 años de edad ha disminuido. “Pero esto no significa que los jóvenes se movilicen menos” indica Bratzel, quien hace sobre todo los embotellamientos y la falta de aparcamientos en las grandes ciudades responsables por esta evolución.
En su estudio bajo el nombre de “El automóvil desde el punto de vista de la generación joven”, Bratzel señala que los costos de mantenimiento de un coche han aumentado de manera desproporcionada desde 1995. Por ello, no es sorprendente que, según las estadísticas federales, solo 344.000 hombres entre 18 y 29 años de edad posean un auto. Hace 12 años ese número sobrepasaba el medio millón.
Los fabricantes de autos participan en el mercado
Este desarrollo beneficia sobre todo al negocio de autos compartidos en Alemania. Con 220.000 participantes, la Asociación Federal de Autos Compartidos registró a principios de 2012 nuevamente un crecimiento. Comparado con el año 2000, esta cifra representa una quintuplicación del número de participantes. Además de las empresas establecidas en el sector como Cambio o StattAuto, los fabricantes alemanes de autos como Volkswagen, Daimler y BMW también han ingresando al mercado. Detrás de nombres como Quicar, Car2Go oder DriveNow, estas empresas ofrecen sus propios servicios e incitan a los habitantes urbanos a que vuelvan a utilizar el automóvil.
Aparcamientos propios en el centro de la ciudad
BMW, por ejemplo, está presente en las ciudades de Düsseldorf, Berlín y Múnich con su proyecto DriveNow el cual ya cuenta con más de 17.000 miembros. “Con los automóviles compartidos queremos abrir un nuevo campo comercial y llevar a nuevos clientes a nuestras marcas”, dice Andreas Kottmann, gerente del proyecto que todavía no ha generado beneficios.
En general el modelo de autos compartidos funciona bajo el lema de „utilizar en vez de poseer”. Las compañías ofrecen automóviles en distintos lugares donde tienen que ser recogidos y entregados. Hay una tarifa de membresía mensual y el cliente paga después de cada trayecto por los kilómetros recorridos y el tiempo que utilizó el coche. Este modelo fue creado para clientes que emplean el automóvil en ocasiones especiales y que normalmente utilizan los medios públicos de transporte.
Pero compañías como DriveNow o Car2Go funcionan de otra manera. Los automóviles pueden ser recogidos de cualquier parte del centro de la ciudad y solo se pueden devolver en estas zonas. La idea es de ofrecer un viaje corto a menor precio. DriveNow cobra por ejemplo 29 céntimos por minuto mientras que Car2Go pide 26 céntimos.
Autos compartidos como “droga inicial”
La motivación de los fabricantes de autos de ofrecer estos servicios es que los habitantes de zonas urbanas vuelvan a utilizar el coche. “Los fabricantes quieren utilizar los autos compartidos como una droga inicial para despertar nuevamente la pasión de la gente urbana por los coches y así ganar dinero”, afirma Bratzel.
Pero también otras compañías como Cambio observan cuidadosamente las nuevas ofertas de los fabricantes: “Vemos esto en primer lugar como un complemento. Con solo viajes de ida y solo un tipo de coche sin aparcamiento fijo, estas ofertas están concebidas para personas urbanas que se quieren trasladar espontáneamente de un lugar a otro”, dice Tanya Bullmann, directora de mercadeo de Cambio en Colonia y añade que estas nuevas compañías buscan reemplazar el viaje en autobús, tren o bicicleta, lo que en sí sería una contradicción de la idea inicial del auto compartido.
Por esta razón la Asociación Federal de Autos Compartidos todavía no ha admitido a DriveNow, Quicar und Car2Go en su organización. “Queremos un sistema de tarifas que no induzca a hacer viajes en coche innecesarios”, afirma el gerente de la asociación Willi Loose y añade que por ello no ve con agrado los últimos acontecimientos en el sector.
Autores: Arne Lichtenberg/Gabriel Domínguez
Editor: Enrique López