¿Dónde están? Niños desaparecidos en Alemania
27 de mayo de 2008Algunos padres preferirían encerrar a sus hijos en una burbuja de cristal para así asegurarse de que nunca les vaya a pasar nada malo. Sin embargo, el peligro siempre existe. Lars Bruhns lo sabe bien. La organización que dirige, Iniciativa Niños Desaparecidos, hace de intermediaria entre quienes buscan a sus hijos y quienes tienen la labor de encontrarlos, la policía.
“Lo primero que hay que hacer cuando se echa en falta al niño es preguntar a los vecinos, a los amigos, a los padres de los otros niños”, comenta Bruhns a DW-WORLD, “si no da resultado, hay que informar a la policía. Aunque no haya pasado mucho tiempo desde la desaparición. No hay que tener miedo de llamar a la policía. Los padres deben escucharse a sí mismos, y si tienen la sensación de que algo no va bien, entonces lo importante es actuar cuanto antes, y los agentes suelen ser comprensivos”.
Gran parte de las 100.000 denuncias que la policía alemana recibe al cabo del año acaban en un final feliz. “La mayoría de los niños y jóvenes que desaparecen se van de casa por motivos banales y regresan al poco tiempo”, aseguraba este fin de semana, durante la celebración del Día Internacional del Niño Desaparecido, una portavoz de la organización.
Y, sin embargo, 1735 menores están catalogados en Alemania como “desaparecidos de larga duración”. Una cifra relativamente alta, en comparación con la de los mayores de edad en paradero desconocido. “Los niños necesitan una protección especial porque no pueden defenderse por sí solos, como lo haría un adulto”, dice Bruhns.
Tecnología para encontrar a Johanna
El 15 de agosto de 1996, la policía belga liberó a Sabine Dardenne y a Laetitia Delhez del sótano en el que las había encerrado el pederasta Marc Dutroux. Sabine tenía 12 años cuando fue secuestrada, Laetitia 14. En aquel lugar, en el que ya antes habían muerto Melissa Russo y Julie Lejeune, ambas tomadas presas a los ocho años, y por el que pasaron las también asesinadas Eefje Lambrecks y An Marchal, de 19 y 17 años, Sabine tuvo que soportar más de dos meses de abusos y Laetitia seis días.
El llamado “caso Dutroux” conmocionó a toda Europa. “Nosotros nacimos en el año 1997 a partir de una agrupación local de protección del menor. En un programa de televisión pusimos en marcha la acción 'Ayudamos a Buscar', que estaba relacionada con todo lo sucedido en Bélgica con el caso Dutroux, y la idea era introducir en Alemania métodos de busca similares a los que se usan en Estados Unidos, como imprimir las fotos de los niños desaparecidos en los paquetes de leche y esas cosas”, cuenta Bruhns.
Entretanto, los paquetes de leche han sido superados. Hoy existen medios mucho más efectivos. Una vez que un niño se da por desaparecido, Bruhns y su equipo empiezan a actuar: “colgamos la noticia de la desaparición en nuestra página web, en un tiempo no superior a media hora podemos hacer que esa misma noticia aparezca en los monitores y los medios digitales de las estaciones de tren, en los metros, autobuses y los nudos de comunicación importantes, y además contamos con un servicio de colaboración ciudadana a través del teléfono móvil: quien quiera puede registrarse y recibir un sms cuando en su región se busca un niño.”
Una acción similar se está llevando a cabo ahora para encontrar a Johanna Hotmar. Johanna tiene 13 años y desapareció el pasado cinco de mayo. Ese mismo día se encontró su celular en la estación central de trenes de Düsseldorf, a más de 450 kilómetros de su localidad e origen, la ciudad norteña de Lübeck. Desde entonces, se le ha perdido la pista. “La niña no lleva ningún tipo de documento consigo, no tiene dinero, y su caso, teniendo en cuenta su edad, nos preocupa especialmente”, cuenta Bruhns.
Madeleine McCann y los desaparecidos más allá de las fronteras. ¡Siga leyendo!
Un teléfono para toda Europa
Pocas desapariciones de niños han despertado tanto interés en Europa como la de la británica Madeleine McCann. “Maddy”, de cuatro años de edad, despareció el tres de mayo de 2007 en Portugal. “En el revuelo por el caso de Madeleine McCann las circunstancias en general juegan un papel determinante: ella y sus padres estaban de vacaciones en país extranjero, la niña es muy pequeña y desaparece sin dejar rastro de un lugar que en principio es idílico.”
Todo el continente se llenó de carteles con la foto de Madeleine. “Mírame a los ojos”, decían, porque en un iris la pequeña tenía una peculiar mancha marrón. Pronto se sumaron las caras famosas a la “causa Madeleine”, se recaudaron millones de euros, y los padres fueron recibidos en audiencia por el Papa. “La prensa británica, no sólo la sensacionalista sino también la seria, llamó mucho la atención sobre el caso. Poco después de la desaparición de la niña, los padres contaban ya con asistente mediático. El impacto internacional fue enorme, lo que a nosotros no nos parece del todo positivo.”
Un año después y pese a todos los esfuerzos, nada se sabe de Maddy. Desde España a Alemania y hasta Chile se siguieron sus supuestos pasos. Hay quien opina que la niña está en Gran Bretaña, los padres fueron temporalmente sospechosos de su asesinato y, al final, “para las autoridades resulta muy complicado distinguir qué pistas son las correctas, dónde podría encontrarse la niña realmente”, dice Bruhns.
Por lo tanto, a veces parece validarse la vieja premisa alemana de que “menos es más”. Se desconoce cuántos secuestros de niños superan las inexistentes fronteras europeas porque, según comenta Bruhns, de los 27 países miembros de la UE, sólo siete cuentan con organizaciones similares a la suya que permitan la colaboración. Pero Bruselas quiere facilitar la localización de menores desaparecidos a nivel europeo, y ha anunciado que para ello instaurará un número telefónico, el 116000, al que los ciudadanos comunitarios podrán dirigirse cuando crean tener información sobre algún pequeño.
Oscuras redes de pederastia
En el juicio en su contra, Marc Dutroux se presentó como un simple eslabón en una red de pederastia que llegaba hasta las más altas instancias. Dutroux fue condenado a cadena perpetua. De la supuesta red nunca se supo nada con certeza. Pero la existencia de oscuras organizaciones tras la desaparición de niños es un tema recurrente.
“Nosotros nunca nos hemos topado con este tipo de mafias. No puedo decir que no existan, nosotros somos sólo un intermediario entre los padres y la policía, pero hasta ahora nunca hemos tenido contacto con ellas. Aunque eso puede ser diferente en otros países”, dice Bruhns.
Cuando el secuestro de un menor traspasa fronteras, suele ser porque uno de los progenitores decide privar al otro del menor, y saca al niño del país. Entonces interviene, además de la policía, el Ministerio alemán de Exteriores. “En estos momentos tenemos un caso muy difícil de unos niños de Dresde que están en Irak, secuestrados por su padre”, cuenta Bruhns, “al ser ésta una región en conflicto, es muy complicado tratar con las autoridades y lo único que nos ayuda es la colaboración particular.”
Evitar estas situaciones es difícil. Para los demás casos, aquellos que muchas veces acaban, según Bruhns, en triste asesinato, Iniciativa Niños Desaparecidos lleva a cabo una importante labor preventiva. “Aconsejamos a los padres sobre cómo deben tratar estos temas con sus hijos. Hay que hablar con los niños, enseñarles a decir que no cuando no quieren que los toquen, sea quien sea. Y también es muy importante que los padres tengan una relación abierta con los pequeños, que sepan quiénes son sus amigos, quiénes son los padres de sus amigos… y eso se da cada vez menos.”