Cierre de pistas de esquí: miles de millones en juego
30 de noviembre de 2020La cima del Matterhorn se eleva como una pirámide torcida sobre el pueblo de montaña suizo de Zermatt. La región del cantón de Valais es la zona de esquí más alta de Europa. Aquí es donde los esquiadores y practicantes de snowboard de todo el mundo se encuentran y recorren kilómetros de pistas. Normalmente, por estos días se llevarían a cabo preparativos intensos para las lucrativas vacaciones de Navidad. Pero este año todo es diferente.
"El pueblo está más tranquilo que otros años", dice Simona Altwegg, de la Asociación de Turismo de Zermatt, a DW. La razón es, por supuesto, la pandemia de coronavirus. Las pistas están abiertas y los ferrocarriles de montaña funcionan. Pero los turistas de esquí de Italia, Alemania o Francia se mantienen alejados. "Los huéspedes que están aquí ahora provienen casi exclusivamente de Suiza", dice la experta en turismo.
Los países alpinos negocian sobre un enfoque común
Suiza es actualmente el único país alpino con áreas de esquí abiertas. Además, Suecia, Noruega y Finlandia han abierto algunas de sus pistas. El resto de Europa ve bastante críticamente la temporada de deportes de invierno.
Los gobiernos de Alemania, Italia y Francia están pidiendo el cierre de las áreas de esquí más allá de sus fronteras. La canciller Angela Merkel dijo que comprobaría si todas las regiones de esquí de Europa podrían cerrarse. Ya el primer ministro de Italia, Giuseppe Conte, había propuesto, aparentemente en coordinación con la canciller alemana, mantener cerradas las áreas de deportes de invierno hasta al menos el 10 de enero, el final de las vacaciones de invierno.
La gran mayoría de los alemanes cree que es una buena idea. Casi el 74 por ciento de los encuestados declaró, en un sondeo representativo encargado por el diario Augsburger Allgemeine, que estaba bien cerrar las áreas de esquí europeas, por el momento, para contener la pandemia de coronavirus.
La industria del turismo teme pérdidas de miles de millones
Para los operadores de ascensores, hoteleros y restauradores, sin embargo, esto significaría grandes pérdidas, porque los días entre Navidad y Nochevieja se consideran los más rentables. En Austria, la industria del turismo y la política luchan conjuntamente contra posibles cierres. "La decisión sobre si o cuándo se permite la apertura de las áreas de esquí debe ser tomada por cada país de manera independiente", dijo la ministra de Turismo de Austria, Elisabeth Köstinger, a la prensa alemana. "No vamos a decirle a Francia cuándo puede reabrir el Louvre", enfatizó.
El turismo de invierno es vital para el oeste de Austria. En la temporada de invierno 2018/2019, el país contabilizó 73 millones de pernoctaciones y registró una facturación de 14.900 millones de euros.
Por lo tanto, el gobierno austriaco está pidiendo pagos de compensación de dos mil millones de euros, en caso de que la Comisión Europea llame a cancelar las vacaciones de esquí en Europa. "La propuesta actual significa graves pérdidas económicas para Austria", dijo el ministro de Finanzas, Gernot Blümel, en una entrevista con el diario Welt. Su contrapropuesta: la compensación para Austria podría consistir en que el país reciba "más dinero" del fondo de recuperación del coronavirus de la UE, o en que pueda reducir sus cuotas de membresía.
El turismo de invierno en Italia también se ve amenazado por una fuerte caída en las ventas de alrededor del 70 por ciento, debido al cierre previsto. En la temporada anterior, la industria había generado 10.400 millones de euros. Un tercio de ellos, durante los días que los italianos suelen pasar en Navidad y Año Nuevo en los Alpes y los Dolomitas. Así que, según un pronóstico del Instituto JFC, si la temporada de invierno solo comenzara a mediados de enero de 2021, las ventas solo ascenderían a 3.100 millones de euros.
Protestas por el cierre de los remontes
El primer ministro francés, Jean Castex, anunció que las estaciones de esquí francesas podrán abrir durante las vacaciones de Navidad, pero los remontes o andariveles deben permanecer cerrados. Esto significa que el inicio de la temporada para los amantes de los deportes de invierno también es bastante discreto allí. Los operadores de ascensores franceses hablaron de una decisión "loca". En el sureste del país, varios cientos de personas se manifestaron durante el fin de semana para exigir la apertura de los andariveles y los restaurantes y bares de las estaciones de deportes de invierno.
Suiza, que no es un país de la UE, no quiere dejar pasar la temporada de invierno. "Las áreas de esquí pueden permanecer abiertas con buenos conceptos de protección y una implementación estricta", aseguró el ministro de Salud, Alain Berset. Esto a pesar de que, como promedio, en Suiza se infectan proporcionalmente más personas con el coronavirus que en Alemania, por ejemplo. Recientemente, el país registró 348 nuevas infecciones por cada 100 mil habitantes en una semana. En el mismo período, hubo 136 nuevos casos por cada 100 mil habitantes en Alemania.
"Tenemos que ser flexibles"
Las medidas contra el coronavirus son regionalmente diferentes en Suiza. Valais, que también incluye a la región de esquí de Zermatt, es uno de los cantones más afectados por la pandemia.
Los restaurantes, teatros y museos llevan semanas cerrados. En las colas para los teleféricos y en las góndolas, se exige usar mascarilla y, si es posible, se aplican reglas de distanciamiento. Esto plantea una tarea difícil para los operadores de ascensores y las asociaciones de turismo. "Hasta ahora, nuestro objetivo siempre ha sido tener la mayor cantidad de personas posible en el ferrocarril de montaña a las 8:30 am", dice Simona Altwegg, de la asociación de turismo de Zermatt. Pero ahora su equipo tiene que repensar y evitar grupos más grandes. "Nuestro trabajo es simplemente permanecer ágiles y flexibles y adaptarnos a lo que se ordena", agrega.
A pesar de una serie de restricciones, el estado de ánimo entre los entusiastas de los deportes de invierno es actualmente muy bueno. "Se cumplen las reglas, especialmente el requisito de la máscara", dice la experta. Al mismo tiempo, sin embargo, teme grandes pérdidas económicas, incluso si se permite que las pistas y los ferrocarriles de montaña permanezcan abiertos todo el tiempo.
"Normalmente, la mitad de nuestros huéspedes vienen del extranjero en invierno", dice Altwegg. Pero, esta temporada, se espera que sean predominantemente huéspedes nacionales. "Incluso si vienen más suizos de lo habitual este invierno, no será posible compensar a los huéspedes extranjeros que no lleguen".
Sin fiestas
El invierno pasado, la estación de esquí de Ischgl, conocida por su ambiente festivo, en Austria, se convirtió en un foco de contagio de coronavirus. Miles de vacacionistas se infectaron allí al comienzo de la pandemia y propagaron el virus por todo el continente. Los bares abarrotados se consideraron caldo de cultivo ideal para la propagación del virus.
Desde la primavera, Ischgl ha invertido alrededor de 700 mil euros en un concepto de higiene. Hay cámaras que deben proporcionar información de inmediato ante la formación de grupos al hacer cola. Además, se deben predecir los tiempos de espera y las cabinas del teleférico se desinfectarán con dispositivos de nebulización fría. Actualmente se está ampliando un sistema para testear a huéspedes, empleados y población local.
Y las fiestas quedan fuera este invierno. No solo en Ischgl, sino en casi todas las regiones de esquí de Europa. En Zermatt, se lo toman con tranquilidad "No somos famosos por nuestras fiestas", dice Simona Altwegg. Pero espera “que se pueda tomar una copa después de esquiar, tal vez también con música", aunque no se baile sobre las mesas.
(rml/ers)