Europa salió a la calle
16 de octubre de 2011“Por tiempo indefinido”, aseguran los acampados que están dispuestos a permanecer frente a la sede del Banco Central Europeo en Fráncfort del Meno. En principio, sus tiendas tienen permiso policial para ocupar en el lugar hasta el miércoles (19.10.2011), pero el movimiento de protesta que ayer sábado (15.10.2011) recorrió el mundo ha dejado en Alemania más huella de la prevista, y ha despertado en algunos firmes sentimientos combativos.
En general, los indignados de Europa se levantaban este domingo con la impresión de haber ganado al menos una batalla. Cientos de miles de personas siguieron en el continente, desde Sevilla hasta Estocolmo, su llamado a tomar las calles y declararle la guerra ciudadana al funcionamiento de los sistemas: del capitalista, del financiero, del político.
Campamentos al estilo español y neoyorquino han surgido, además de en Fráncfort, en otras ciudades como Londres y Roma. También aquí aseguran haber venido con la intención de quedarse. Y de cara a la próxima cumbre de la Unión Europea que se celebrará el domingo (23.10.2011) en Cannes, la organización antiglobalización Attac ha anunciado ya nuevas manifestaciones. “Esta protesta”, comenta el diario alemán Kölner Stadt-Anzeiger, “tiene todas las cartas para convertirse en un sólido movimiento”.
De cualquier edad y condición
“Estudiantes, trabajadores, jubilados, manifestantes habituales. Quizás no tengan todos los mismos objetivos, pero tienen la misma sensación de desazón e impotencia”, continúa el Kölner Stadt-Anzeiger. Pese a los altercados en Roma, que dejaron unos 70 heridos, 12 detenidos, un edificio y varios coches y tiendas incendiados y una iglesia perturbada, las marchas transcurrieron mayormente de manera pacífica, y unieron en la proclamación de las demandas a personas de cualquier edad y condición sociales, lo que demostró que en Europa indignados no están sólo unos cuantos jóvenes de izquierdas.
“Todos nosotros somos víctimas de la especulación financiera. Tenemos que cambiar este sistema corrompido”, le decía Mathieu Rego, de 25 años, a la agencia de noticias afp en Lisboa, donde se habían congregado unos 50.000 descontentos. “He venido con mis dos hijos porque quiero enseñarles que el pueblo tiene voz. He dejado de ser un ente pasivo y no quiero que ellos lo sean. Al fin y al cabo, también se trata de su futuro”, contaba Joe Dawson, de 31 años, a la agencia rtr entre los 2.000 manifestantes reunidos frente a la catedral londinense de San Pablo. “No podemos seguir pagando deudas que no hemos contraído nosotros, sino gobiernos ladrones, bancos corruptos y especuladores a los que les damos completamente igual”, sostenía el italiano Nicla Crippa a pocos metros de Coliseo. En Roma se contaron unos 200.000 manifestantes.
París, Bruselas, Ámsterdam, La Haya y otras muchas urbes europeas vivieron ayer jornadas con eslóganes y quejas similares. Y, por supuesto, también Atenas, donde las huelgas contra los planes de ahorro del Gobierno continuarán a lo largo de toda la semana entrante. “La confianza de la gente en la justicia del sistema político y económico empieza a tambalearse”, constata el periódico germano Westfälische Nachrichten, “ya va siendo hora de retirarle el poder a los mercados financieros y a los especuladores desenfrenados”.
Comprensión y solidaridad
Si ayer sábado el próximo director del Banco Central Europeo, Mario Draghi, aseguraba comprender el disgusto reinante, de igual manera se manifestó unas horas más tarde el actual jefe de la entidad, Jean-Claude Trichet. También el ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble, dijo en París, donde acudía al encuentro con sus colegas del G-20, entender la ira que mueve a la gente. Con lo que nadie había contado era con que Josef Ackermann, el director del poderoso Deutsche Bank, declarara “contra productivos” los rescates de bancos por parte de la Unión Europea, lo que le ganó aireadas críticas.
Pese a las conciliadoras palabras que han pronunciado estos días políticos de todos los colores, es principalmente la izquierda del continente la que se ha solidarizado no sólo con los manifestantes sino también con sus exigencias. Sigmar Gabriel, el presidente del Partido Socialdemócrata Alemán, pidió por ejemplo en el magazín Spiegel la separación de los bancos de inversiones del resto de entidades, fusión tras la que se perciben muchas de las causas de la presente crisis. A la propuesta de Gabriel no tardó en responderle Trichet con un no.
Autor: Luna Bolívar
Editor: Enrique López Magallón