Perversa libertad de mercado
4 de octubre de 2011
Luxemburger Wort, de Luxemburgo: “La calle Wall Street de Nueva York no se llama de ese modo porque sí. En el siglo XVII era un muro que protegía a New Amsterdam de los ataques de los indios que habían sido expulsados del territorio. Más tarde, New Amsterdam pasó a llamarse Nueva York, y la calle del muro se bautizó como ‘Wall Street'. Y el extremo sur de Manhattan se convirtió en el corazón internacional de las finanzas –a menudo un corazón frío, que la mayoría de las veces late sólo al ritmo de la maximización de las ganancias. Hoy, Wall Street sigue siendo un muro que alberga a las bolsas más importantes del mundo. Ya no es un muro para protegerse de los habitantes originarios, sino de valores que también han sido excluidos del entorno social: sueldos justos, beneficios justos y la justicia en general. La bolsa de Nueva York ocupa un edificio que es como un templo. Un templo de la ‘libertad' para los negocios del dinero. Sin embargo, es todo menos un templo de la libertad integral del hombre. Por eso se extienden en EE. UU. las protestas contra Wall Street como símbolo de la codicia. Porque en el ‘país de la libertad', ésta se concibe, se siente y se vive demasiado a menudo como la libertad de mercado de los ricos. Una libertad perversa, para unos pocos, que no logra establecer libertad política, social y económica ni justicia para todos.”
“Es hora de que la izquierda de EE. UU. se organice”
Berliner Zeitung, de Berlín: “Las protestas contra Wall Street están, ciertamente, muy lejos de convertirse en un movimiento. Pero el disgusto de los jóvenes hacia la clase política y su ira por la enorme desigualdad social encuentran terreno fértil en la sociedad. Así también comenzó el Tea Party. Tal vez haya llegado la hora de que la izquierda estadounidense se organice en una oposición extraparlamentaria.”
“El enemigo correcto”
Tageszeitung, de Berlín: “En cuanto a contenido, las protestas del fin de semana en Nueva York recibieron, con el Nobel de Economía Joseph Stiglitz, por primera vez apoyo de personalidades famosas. Y ya era tiempo, dado que, por más caóticos y erráticos que parezcan algunos de los reclamos, al menos se dirigen al objetivo correcto. Los manifestantes exigen que los que influyen en los destinos de la gente la tengan realmente en cuenta, a diferencia de lo que hacen las autoridades actualmente, gobernando en medio de la irresponsabilidad organizada y tolerada, que es la esencia del capitalismo y de sus actores, preocupados exclusivamente por obtener beneficios lo más rápidamente posible. Una redistribución del poder de transformación en la sociedad es una tarea titánica, imposible de llevar a cabo sin la presión de los ciudadanos.”
“EE. UU. necesita una reforma educativa”
Süddeutsche Zeitung, de Múnich: “Cada vez más estadounidenses tienen la sensación de que su país ya no es gobernado tomando en cuenta el bien de la mayoría, sino de acuerdo con los intereses de una pequeña élite. (…) Siguiendo al pie de la letra el objetivo de los grandes de la industria -que le ofrecen apoyo organizativo y financiero - el Tea Party se ha consagrado a una política de la desregulación, una receta que acelera aún más la caída de la clase media. Ahora, los ‘indignados' de Wall Street se oponen a ella y salen a la calle a luchar por un país en el que haya más justicia, a pesar de que no saben exactamente cómo lograr ese objetivo. Algunos exigen aumentos en los impuestos. Otros, el desmantelamiento de los grandes grupos financieros. Ambas cosas serían de provecho. Pero lo que EE. UU. necesita urgentemente es una reforma educativa. Si la distribución del capital es injusta, al menos se deben mantener las posibilidades de ascender en la escala social.”
Autora: CP/ dpa
Editora: Emilia Rojas-Sasse