Células madre embrionarias: de nuevo tema para el Bundestag
14 de febrero de 2008Organismos como el “Statistisches Bundesamt”, el Instituto Federal de Estadística alemán, no preguntan a los ciudadanos por la religión a la que pertenecen. Éste es un campo privado, una cuestión de creencias que no se somete a la matemática de los miles y los porcentajes. Sí cuentan a sus fieles las Iglesias y, según sus datos, en Alemania un 64,3% de la población es cristiana, repartida en su mayoría a partes prácticamente iguales entre católicos y evangélicos.
Las Iglesias evangélica y católica están en contra de la investigación con células madre embrionarias porque colocan en primer lugar la defensa de la creación divina y de la vida por nacer. Y a los cristianos con dudas sobre la moralidad de esta práctica se suman aquellos a los que la larga mano de la ciencia les acarrea problemas éticos. Del otro lado se sitúan quienes aseguran poder salvar vidas, curar enfermedades y defienden como legítimo un método que es ya habitual.
Servido el debate, los alemanes discuten desde hace más de una década. Desde que en 1991 se aprobara la Ley para la Protección de los Embriones hasta hoy, día en que el Bundestag se reúne de nuevo para hablar sobre una fecha: el uno de enero de 2002.
Uno de enero de 2002
“Sólo se nos permite importar células madre embrionarias que hayan sido creadas antes del uno de enero de 2002, lo que significa que son células viejas, muchas de ellas genéticamente defectuosas o estables por poco tiempo”, comenta a DW-WORLD Jürgen Hescheler, profesor de la Universidad de Colonia.
Puede que la ciencia avance y que Alemania no esté capacitada para frenar el proceso en nombre de la filantropía, pero ninguna investigación germana contribuirá o se verá directamente implicada en la creación o destrucción de embriones. Con esta idea como base, el parlamento alemán dio luz verde, el 25 de abril de 2002, a la Ley de Células Madre.
La cuestión quedaba del siguiente modo: los científicos alemanes podían hacer uso de células madre embrionarias, pero tenían que importarlas porque se fijaba para toda Alemania la prohibición de formar embriones con fines investigadores. Lo que abría otra incógnita: ¿por qué debía generar un conflicto moral la destrucción de embriones germanos, si no lo hacía la de extranjeros?
El problema se solucionó imponiendo el uno de enero de 2002 como fecha límite: no estaría permitido introducir en Alemania células procedentes de embriones desarrollados con posterioridad a la misma, de manera que los científicos alemanes tendrían a su disposición células madres ya existentes en el momento de entrar en vigor la nueva ley.
Uno de mayo de 2007
“Hoy los científicos son mucho más cuidadosos con el preparado y el cultivo de células madre. Está ampliamente reconocido el hecho de que las células nuevas son mucho mejores”, dice Hescheler. “Todo esto supone un riesgo para los científicos alemanes que trabajan en proyectos internacionales y se ven obligados a usar células de antes de 2002”, opina Jörg Hacker, vicepresidente de la Asociación de Investigadores Alemanes.
De ahí la discusión actual. 184 parlamentarios de todos los partidos, casi un tercio del Bundestag, apoyan un único adelanto de la controvertida fecha para que los investigadores alemanes puedan importar células madre obtenidas hasta el uno de mayo de 2007.
Por el contrario, 129 diputados, de todos los colores pero con dominancia de democristianos y verdes, quieren que se respete el uno de enero de 2002. Principalmente los liberales, aunque también miembros de las restantes fracciones, piden eliminar por completo el requisito de la fecha. Y un cuarto borrador, sostenido por tan sólo 35 firmantes, exige la prohibición absoluta de las importaciones de células madre embrionarias.
¿Vida humana?
Las células madre embrionarias no son las únicas con las que el científico puede investigar, están también las células madre adultas, pero sólo las primeras son capaces, al encontrarse en una fase previa del desarrollo, de mutar en todo tipo de células, lo que las hace especialmente preciadas.
La problemática que se plantea es que, como su nombre indica, se requieren embriones para extraer células embrionarias. Éstos acaban siendo eliminados. Quienes ven en ellos un principio de vida humana pueden llegar incluso a hablar de asesinato.
“Existe una clara diferencia entre los pre-embriones y los mismos cuando han sido implantados en el útero”, opina Hescheler, y con él la clase científica. “Las células madre embrionarias son material humano y en consecuencia deben ser tratadas con respeto, pero las verdaderas funciones vitales aparecen en el embrión una vez concluida la implantación completa en el cuerpo de la madre”.