Cumbre EE. UU.-China: ¿qué rol juega Europa?
7 de junio de 2013El encuentro entre el presidente chino, Xi Jinping, y el estadounidense, Barack Obama, es una reunión entre socios igualitarios, pero también entre concurrentes. EE. UU. y China son las potencias económicas número uno y número tres del mundo. El segundo lugar lo ocupa la Unión Europea, con sus 27 miembros. China considera que va de camino a establecer un nuevo orden mundial en el que Pekín y Washington, un G2, un grupo de los dos más grandes, marcarán el rumbo. Así lo afirma el politólogo Yan Xuetong, de la Universidad Tsinghua, de Pekín. “En el futuro, esas relaciones bilaterales serán las más influyentes del mundo. No hay relaciones más importantse”, dijo recientemente Yan Xuetong, durante un foro del equipo de expertos “European Council on Foreign Relations”, en Londres.
El exasesor de seguridad del presidente estadounidense, Barack Obama, Thomas Donilon, subrayó, en una conferencia de prensa en la Casa Blanca, que el foco de EE. UU. se dirige cada vez más hacia Asia y China. Es por eso que se plantea el interrogante de si Europa debería preocuparse de quedar al margen si, en el futuro, EE. UU. y China trabajan más unidos. ¿Será el Pacífico más importante que el Atlántico en el futuro?
Las relaciones de Europa con China
No hay motivo para preocuparse, asegura Alexander Graf Lambsdorff, experto en Política Exterior del Partido Demócrata Liberal en el Parlamento Europeo. Es difícil decir cuál de las dos relaciones es la más importante, si la de EE. UU. con China o la que existe entre EE. UU. y Europa. “Las relaciones son muy distintas. EE. UU. y China son rivales geoestratégicos en el Pacífico. EE. UU. tiene un acuerdo de seguridad bilateral con Japón y Corea del Sur. China tiene, por supuesto, interés en la región. En el Mar de la China Meridional hay algunos puntos de conflicto. Es una relación mucho más intensa y muy diferente de la que tienen con China los europeos”, explicó Graf Lambsdorff en entrevista con Deutsche Welle. Pero Europa, por su parte, también sostiene estrechas relaciones económicas con China, como lo hace EE. UU. “Europa mantiene relaciones diplomáticas con China, y un diálogo permanente sobre el Estado de Derecho. Dejamos en claro que no estamos de acuerdo con la situación de los derechos humanos en China. Es decir, es una relación compleja, que no se puede comparar con la de EE. UU. hacia dicho país”.
Al menos oficialmente, tampoco el presidente de la Comisión Europea, José Barroso, ve ningún motivo de preocupación en el contexto de la alianza EE. UU.-China. Barroso dijo en la reciente cumbre con el Gobierno chino, en 2012, que habían surgido relaciones amistosas. “Las relaciones entre la UE y China son un ejemplo de que dos grandes potencias pueden trabajar juntas en un mundo multipolar”, señaló.
“No a costa de Europa”
El ministerio de Relaciones Exteriores de EE. UU. rechazó los temores de que, en medio de un proceso de reorientación entre los países del Pacífico y del Atlántico, EE. UU. pueda descuidar sus recursos militares y financieros en Europa. El nuevo ministro estadounidense del Exterior, John Kerry, dijo durante una visita de la encargada de la UE para Asuntos Exteriores, Catherine Ashton, que “el rebalanceo que está llevando a cabo Obama no se realizará de ningún modo a costa de Europa. De hecho, queremos intensificar nuestras relaciones con Europa, que siempre fue un buen socio. Ese es uno de los motivos por los cuales Barack Obama tomó clara posición a favor de un tratado transatlántico de comercio e inversiones”. Además, no se debería olvidar que John Kerry no destinó su primer viaje a Asia, sino a Europa.
Alexander Graf Lambsdorff recuerda que “EE. UU. siempre fue un país del Pacífico. Es muy normal que el presidente Obama centre la atención en China. A eso se suma que China es un país emergente con el que es necesario concretar una cooperación”.
Europa, un socio dificultoso
Desde el punto de vista chino, las negociaciones con EE UU. son, de seguro, más fáciles que con la Unión Europea. En Washington solo hay un interlocutor y un presidente. En Bruselas serán 27 –pronto 28- los Estados miembros que presentarán sus intereses y demandas. Catherine Ashton intenta satisfacer a todos, y viajó hace poco a China para conocer al nuevo Gobierno de ese país. En Pekín, evitó las preguntas delicadas. Solo dijo que la intención de la UE era lograr progresos en las próximas semanas y meses, y que quería enfocar la atención en el desarrollo de las ciudades, en la agricultura y en el crecimiento sustentable. Los países miembros de la UE tampoco se han puesto de acuerdo aún en cuanto a cuestiones comerciales. Los aranceles aduaneros a la importación de módulos solares chinos solo son apoyados por una minoría de Estados. “Si permitimos que otros nos dividan, no podemos reprocharles nada a los demás. Si nuestros países tratan sus asuntos unidos y con sensatez, entonces nadie podría imponerse tan fácilmente a Europa. Es mi deseo que eso se logre”, subrayó Alexander Graf Lambsdorff. El tan elogiado acuerdo comercial de Europa con EE. UU. tampoco cuenta con la aprobación de todos los países miembros.
"El nuevo Mare Nostrum no limita con Europa"
A pesar de las señales positivas de políticos estadounidenses y expertos europeos, Europa está ante un desafío. Según el periódico español El País, “Las alianzas comerciales entre América y Asia están cambiando el mapa económico global. El viaje del presidente chino, que culmina el 7 y 8 de junio en California, con una entrevista con Barack Obama, forma parte de las tupidas redes que se están tejiendo alrededor del Pacífico, convertido en el Mare Nostrum del siglo XXI.” Según el matutino, también América Latina está orientándose cada vez más hacia el Pacífico.
Autor: Bernd Riegert /Cristina Papaleo
Editora: Claudia Herrera Pahl