Crisis financiera: la pesadilla americana

La Tribune, de París: “Al modificar el gobierno de Washington brutalmente su línea y retirar del tablero una pieza de dominó, se arriesga a que todo el sistema colapse. Eso desorienta a los mercados. La quiebra de un banco quizá haya sido necesaria. Había que mostrar que en el capitalismo hasta los más grandes y arrogantes pueden ser castigados. Pero el que el gobierno lo haya hecho sólo después de haber intentado otros métodos trasmite una sensación de inseguridad. Creíamos que había pragmatismo y descubrimos sólo pánico. El mundo financiero estaba convencido de que en el avión había un piloto. Creía que éste conocía la crisis y sabía lo que había que hacer. Pero eso era un error.”

Nuevo orden financiero

Tages-Anzeiger, de Zúrich: “La crisis financiera que se inició hace un año adquirió una nueva dimensión: tras los dramáticos acontecimientos de ayer, el orden financiero imperante hasta el 2007 jamás volverá a ser el mismo. Demasiado grandes son los desplazamientos tectónicos en el mundo bancario, demasiado destructivas las fuerzas liberadas. Tampoco el ministro de Hacienda de la mayor economía del mundo puede hacer algo en contra. Henry Paulson lo comprendió aún a tiempo. Ya era hora de que trazara una línea clara.”

Un Titanic tras otro

La Repubblica, de Roma: “Ésta es la otra cara del ‘sueño americano’. La pesadilla americana. La catástrofe del banco Lehman, que se produjo dos semanas después del rescate de los dos principales bancos hipotecarios Freddie Mac y Fannie Mae por parte del gobierno, provoca pánico en la industria financiera, que se creía invulnerable y ahora ve cómo naufraga un Titanic tras otro. Éste es un ejemplo de los triunfos y las inevitables y necesarias catástrofes que, en un sistema económico y financiero inescrupuloso, convierte a mendigos en multimillonarios y viceversa con la misma rapidez.”

Peligroso experimento

Frankfurter Rundschau, de Fráncfort del Meno: “Es un experimento muy peligroso el que los estadounidenses imponen al resto del mundo. Por motivos ideológicos, no quisieron salvar una vez más un banco con el dinero de los contribuyentes y estatizarlo. Se asume pues el riesgo de que las consecuencias cuesten mucho más dinero y se puedan producir alteraciones que nadie se atrevía a imaginar. ¿Quién le presta hoy en día voluntariamente dinero a un instituto financiero estadounidense? En Europa, a los responsables no les queda ahora más alternativa que distribuir tranquilizantes verbales... y mantener la esperanza. Pero nadie debería sorprenderse si dentro de poco los bancos centrales se ven forzados a intervenir directamente en los mercados, por ejemplo para respaldar el dólar o para salvar a los mercados accionarios del colapso.”