Crisis del euro: ahora Chipre
4 de junio de 2012Los bancos en Chipre están íntimamente relacionados con las instituciones financieras griegas; ésta ha sido la explicación de las agencias de calificación de riesgos para rebajar la nota de su solvencia a nivel de “basura”. Efectivamente, los bancos chipriotas están duramente golpeados por sus inversiones en Grecia, que han perdido más de un 70 por ciento de su valor. Una salida de Atenas del euro agravaría la situación para el país que adoptó apenas en 2008 la moneda única europea. Por el momento, Nicosia tiene mucha dificultad para conseguir dinero fresco en los mercados financieros.
No obstante, a nivel político, los chipriotas, no importa de qué bando, parecen estar de acuerdo: el Gobierno debe hacer sus tareas y el centro financiero chipriota debe ser mantenido. Lo que esto significa concretamente es materia de variadas interpretaciones. El Gobierno del comunista Dimitris Christofias advierte de optar por medidas de austeridad demasiado severas. Esto sólo ahogaría la economía, dice a la televisión nacional el portavoz del gobierno, Giorgos Loukaidis.
Comunistas pragmáticos
“El principal problema es la crisis bancaria, no la política fiscal o los problemas estructurales de la economía”, añade Loukaidis. En todos lados se está obligando a la población a ahorrar para socorrer a los bancos. Este camino, en su opinión, no aporta a la solución, sino que agrava el problema. “Cuando se tomaron las primeras medidas de austeridad en Grecia, la deuda del país ascendía al 115 por ciento de su producto interno bruto. Después de dos años de política de ahorro, la deuda del país asciende al 165 por ciento. Y esto da que pensar”, puntualiza.
Su argumentación recuerda la retórica del partido izquierdista griego, Syriza. Sin embargo, los chipriotas parecen más pragmáticos que sus colegas en Atenas. Así, por ejemplo, en junio acordaron junto a todos los otros partidos la recapitalización con fondos estatales del Laiki Bank.
“No era nuestra intención el nacionalizar las pérdidas para salvar un banco, aunque por supuesto que el efecto es éste”, dice Loukaidis, subrayando que pese a todo se trata de un banco relevante para todo el sistema, el segundo instituto financiero del país. “Su quiebra tendría fatales consecuencias para todo el sistema bancario y la economía en su conjunto”, concluye.
La oposición aboga por ayuda de Bruselas
Hasta finales de junio, el Laiki Bank tiene que recibir una inyección financiera de dos mil millones de euros, para cumplir con los requisitos del Banco Central Europeo. Para ello, el gobierno chipriota no tiene fondos. Las opciones pueden ser: una solicitud de ayuda a Bruselas, un crédito de Rusia o parte de los fondos del segundo paquete de ayuda a Grecia. Acudir al Fondo de Rescate Europeo es, en opinión del diputado conservador Christos Stylianidis, la mejor opción, “para no afectar la imagen de Chipre como centro financiero. Tenemos que dejar claro que vamos a someternos a una estricta disciplina fiscal”.
Ya en 2011, al presidente Christofias le tocó reformar su gabinete cuando comenzaron a cursar los rumores de una posible solicitud de ayuda a Bruselas. El detonante de la crisis gubernamental fue una desastrosa explosión en un depósito de municiones en donde murieron 13 personas y que destruyó buena parte de la infraestructura energética de Chipre. Las reparaciones costaron 2 mil millones de euros, lo que representa el 10 por ciento del producto interno bruto anual del país. La economía chipriota, que ya estaba afectada, sintió el golpe.
Ratificar el pacto fiscal
A pesar de ello o quizá por ello, el país debe optar claramente por mayor disciplina fiscal; que se ponga en duda su solvencia, Chipre no se lo puede permitir, opina Stylianidis. “Estoy a favor de que ratifiquemos lo antes posible el pacto fiscal”, afirma el político conservador, subrayando que esto revalorizará los bonos chipriotas. “Si hacemos la vista gorda ante el problema, compartiremos el destino de Grecia”, concluye.
Como fuere, las agencias han rebajado la nota de Chipre y el país necesita una inyección millonaria hasta el 1 de julio, cuando Chipre asume el la presidencia semestral rotativa del Consejo de la UE. A pesar de que el gobierno promete una sólida política financiera y prevé para el 2014 un presupuesto equilibrado, que el país tenga dificultades para conseguir dinero fresco y pague altísimos intereses por sus créditos, hace todo más difícil.
Una solicitud de rescate a Bruselas, ya no se descarta, deja entrever el presidente Chistofias. Chipre sería así –después de Grecia, Portugal e Irlanda- la cuarta pieza del dominó en caer bajo el alero del Fondo de Rescate Europeo. O la quinta, pues la salida a la crisis bancaria de España aún está en veremos.
Autor: Jannis Papadimitriou/Mirra Banchón
Editora: Emilia Rojas