Concordato Germano-Islámico coronaría diálogo con musulmanes
27 de septiembre de 2006
Tan en serio se tomaron los participantes el tratamiento de las relaciones entre musulmanes y alemanes que el escritor coloniense de origen iraní, Navid Kermani, tuvo incluso la impresión de que se encontraba en medio de las negociaciones atómicas con Irán. En realidad lo que Kermani quería expresar era su sorpresa con la seriedad y buen desarrollo del evento. Este escritor es uno de los diez musulmanes participantes “no organizados” o independientes.
El ministro alemán del Interior, Wolfgang Schäuble, había convocado a los quince representantes oficiales de la comunidad musulmana en Alemania a otros tantos ciudadanos sin vínculos fijos con organizaciones. La Conferencia tuvo lugar en el Castillo de Charlottenburg.
Musulmanes reconocen Constitución Alemana
Para el periodista germano-iraní la reunión “valió la pena”. Otros van más allá y califican el encuentro germano-islámico de “histórico”. Varios de los representantes islámicos estuvieron de acuerdo con Aiman Mazyek, Secretario general del Consejo Musulmán en Alemania (CMA), en expresar que “al fin el Estado (alemán) ha hablado con ellos, y no sobre ellos”.
Wolfgang Schäuble mismo destacó que “los participantes musulmanes hayan reconocido, expresa e incondicionalmente, la Ley Fundamental (Constitución Alemana)”. Éste es uno de los requisitos primordiales para todo diálogo y entendimiento, no sólo para aquellos que en Alemania quieran hacer valer sus derechos o exijan obtener más.
Falta condena decidida del terrorismo
“El islamismo es parte de nuestro país”, reconoció, a su vez, el ministro del Interior, al tiempo que advirtió que “todo intento de verter una culpa colectiva sobre los musulmanes tiene que ser detenida en el acto”.
Schäuble recalcó además, que los ciudadanos musulmanes residentes en Alemania “no pueden ser responsabilizados si en sus países de origen los cristianos, judíos u otros grupos no disfrutan de derechos civiles”. Una condena decidida del terrorismo en nombre del Islamismo es algo que, por otra parte, muchos alemanes también extrañan de la comunidad musulmana aquí residente.
Pocas, pero muy significativas palabras de un ministro alemán que eran esperadas con ansias por la comunidad musulmana en Alemania. Pero esta primera Conferencia Germano-Islámica es apenas el comienzo de un diálogo que, si bien siempre ha tenido lugar, hasta ahora no había sido institucionalizado.
Los musulmanes en Alemania no habían sido hasta ahora “tema de Estado”, a no ser que se tratara de terrorismo internacional. Cierto es igualmente, que ninguna otra comunidad religiosa en Alemania había atraído la atención del Estado central en ninguna forma. Alemania es una sociedad laica basada en leyes que contemplan, exigen y garantizan la libertad de cultos.
Más mezquitas, pero también más derechos para mujeres
El objetivo del Gobierno de coalición de Angela Merkel es diseñar un plan conjunto que mejore la convivencia entre la gran minoría musulmana y el resto de la sociedad alemana. Ya la 1° Conferencia Germano-Islámica dejó sobre el tapete algunos de los tópicos que muy probablemente vayan a ser adoptados: clases de Islam en escuelas y colegios en idioma alemán, construcción de más mezquitas, formación de imanes, pero también igualdad de derechos para las mujeres.
Temas considerados por observadores como “campos minados” en el debate político-religioso alemán que, por lo demás, es imposible sacar del marco mundial protagonizado por radicales que amenazan con la destrucción de Occidente y sus habitantes “carentes de fe”.
Desunión impide aún diálogo fructífero
Pero otro obstáculo hay también por salvar: que exista una representación única y unánime de los 3,2 millones de musulmanes que viven en Alemania. Desde hace décadas los musulmanes en Alemania lo intentan, sin éxito. La competencia entre sí lo ha impedido hasta ahora.
Son muchas y muy diferentes las corrientes islámicas y profundos los recelos internos como para elegir fácilmente a un gremio y menos a un único representante. El Islam no tiene un clero rector y jerárquico como la iglesia cristiana, sea católica o evangélica.
Alemania y su comunidad musulmana se encuentran en un dilema: sin unidad entre los mismos musulmanes no podrá tampoco haber un diálogo que lleve a una especie de “Concordato Germano-Islámico”, en el que el Estado reconozca a la comunidad musulmana como una institución alemana con todos sus deberes y derechos.
Hasta que eso ocurra, es de esperarse que ni se siga propagando el temor infundado a lo islámico, ni tampoco nadie calle cuando los radicales islamistas prediquen la intolerancia e inciten a violencia. Otra señal de alivio sí fue emitida desde Berlín. Todos los participantes de la Conferencia Germánico-Islámica acordaron visitar juntos una función de la ópera mozartiana Idomeneo, cancelada por temores a represalias de islamistas.