China ayuda a Latinoamérica a superar crisis del petróleo
27 de febrero de 2015De acuerdo con datos publicados en un informe del think tank The Interamerican Dialogue y la iniciativa Global Economic Governance, en la ultima década los bancos estatales chinos habrían concedido prestamos por valor de 119.000 millones de euros a Latinoamérica. Según los investigadores, China se habría convertido así en el mayor prestamista para la región superando incluso al Banco Mundial o al Banco Interamericano de Desarrollo. La mayoría de estos créditos fueron destinados a estructuras en Argentina, Brasil, Ecuador y Venezuela. En entrevista con DW, Kevin Gallagher, uno de los autores de la publicación, habla de cómo los bancos chinos encaran los riesgos político-económicos de la región.
DW: ¿Qué volumen de créditos concedió China a la región el año pasado según sus informes?
Kevin Gallagher: De acuerdo con nuestras estimaciones, en 2014 China concedió unos 22.000 millones de dólares a Latinoamérica. Esta cifra supera la del Banco Mundial (4.900 millones) y la del Banco Interamericano de Desarrollo (13.000 millones). Casi todos fueron concedidos por el Banco Chino de Desarrollo y el China Export-Import Bank, ambos bancos políticos destinados a apoyar los objetivos del gobierno. Otros como el ICBC y el Banco de China también ganan importancia en la región
¿Que países latinoamericanos se beneficiaron de esos créditos?
En 2014, casi todo se concentró en Argentina, Brasil, Ecuador y Venezuela. Estos cuatro recibieron el 90 % del capital chino que se dedicó a inversiones en infraestructuras, minería y energía, continuando la tradición financiera de China.
¿Cuán necesarios son estos créditos en Latinoamérica?
Esta nueva financiación no podría haber llegado en mejor momento. Tras una década de comodidad liderada por China, el Fondo Monetario Internacional (FMI) rebajó el crecimiento de la región en 2014 a menos del 2 % y estimó que Latinoamérica solo crecería un 2,2 % en 2015. Ante estas cifras, las fuentes de capital tradicionales de la región están volviendo a Estados Unidos atraídas por un mayor crecimiento y mayores intereses. Los grandes créditos chinos aportan a Latinoamérica el espacio fiscal necesario para las inversiones en infraestructuras prescritas por el FMI como uno de los objetivos clave.
¿Por qué son tan populares los créditos chinos en Latinoamérica?
Las finanzas chinas conllevan pocas obligaciones. Puede que Pekín requiera tácticamente que algunas compañías chinas participen en algunos proyectos, pero evita entrometerse en la política doméstica. Es una característica atractiva para los gobiernos latinoamericanos, que al final son los responsables de dar un uso productivo al capital.
¿Qué riesgos conlleva este compromiso financiero de China?
Los bancos estatales chinos ya mostraron su otra cara ante los riesgos político-económicos de la región, buscando la diversificación de sus activos en el extranjero y una mayor presencia en Latinoamérica en sectores como minería, energía, infraestructuras y agricultura. Como resultado, China invirtió mucho en países con baja calificación crediticia e historial de insolvencia. No está claro que estos países vayan a dar un uso productivo a esa financiación, pero, por ejemplo, Ecuador merece una mención positiva. El país implementó rápidamente muchos de sus proyectos y devolvió dinero a China.
¿Qué riesgos supone para los países latinoamericanos?
China trató de mitigar algunos riesgos en estos países emitiendo deuda con garantía de materias primas. Pero una sobreexposición a las oscilantes economías de la región, podría pesar en los grandes inversores chinos que deberían ser precavidos, sobre todo si la deuda fue emitida en dólares. Cuando caen los precios de las materias primas y de las divisas se necesitan más pesos y reales para pagar la deuda. Una tarea nada fácil en fases de crecimiento negativo.
Además, el riesgo de los créditos chinos se está extendiendo a la esfera política, muy centrados en sectores que endémicamente sufren conflictos sociales y medioambientales. En un nuevo informe que se publicará en abril, trataremos de plasmar las tensiones de la región si la financiación china impulsa la explotación de aéreas indígenas y zonas protegidas. Conflictos como estos pueden influir en elecciones en Latinoamérica y hacer que los bancos y compañías chinos pierdan beneficios.
¿Cuánto cree que invertirá China en infraestructuras para el desarrollo en los próximos años?
Debido al menor crecimiento y al riesgo asociado, China comienza a dar señales de cerrar el grifo a Latinoamérica. Aun así, en enero aprobó 7.500 millones para Ecuador después de haber reprochado a Venezuela por pedir más crédito. Con un nuevo acuerdo de colaboración en el marco de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), China creo un gran número de nuevos fondos que podrían aportar unos 35.000 millones de dólares para proyectos de infraestructuras, incluyendo el tren de Perú a Brasil. Habrá que esperar hasta final de año para que se confirme esta nueva partida financiera, pero si se hace realidad, 2015 podría ser el gran año de China en Latinoamérica.
¿Cómo pudo recoger todos estos datos?
Es importante destacar que los bancos chinos no publican regularmente sus actividades. Pese a que hemos tratado de comprobarlos en China y Latinoamérica, nuestras estimaciones no deberían considerarse como totalmente correctas. Obtuvimos datos examinando a gobiernos, bancos y notas de prensa en países deudores con China para recopilar una lista de créditos y sus características. Los ministerios de Finanzas de Brasil y Ecuador son muy transparentes. Otros lo son menos. Y también omitimos datos que no fueron confirmados por fuentes fiables. Por primera vez tuvimos confirmación de estos créditos del Banco de Desarrollo de China y el China Export-Import Bank. Por otra parte, quizá hayamos calculado a la baja las finanzas chinas en Latinoamérica al no examinar créditos por debajo de 50 millones. Por último, podríamos haber sobrestimado el total, puesto que algunos créditos se cancelan o no se desembolsan en su totalidad.
Dr. Kevin P. Gallagher es profesor asociado de relaciones internacionales en la Universidad de Boston y codirector de la iniciativa Global Economic Governance y el programa Global Development Policy.