Cerrando el cerco al lavado de dinero
19 de enero de 2014
“Lavar dinero hoy en día es tan fácil como era robar un automóvil en los años 60; hacerlo hoy es posible, pero es bastante más difícil porque han reforzado la seguridad. Eso es lo que pretendemos lograr para frenar el lavado de dinero en la Unión Europea”, explica Koen Roovers, de la Financial Transparency Coalition (FTC), a DW. FTC es una red de más de 150 organizaciones de la sociedad civil y 12 gobiernos que quieren frenar los flujos ilícitos provenientes de los países en desarrollo.
Según Roovers, si el 13 de febrero en el Parlamento Europeo en Bruselas se votase a favor de una directiva que prevé tanto registros nacionales empresas y beneficiarios en todos los países europeos como su libre acceso, se habrá dado un gran paso.
“Para América Latina esta directiva es importante, pues que Europa incrementase la transparencia, representaría una traba para los flujos ilícitos provenientes del narcotráfico y la evasión de impuestos”, afirma Roovers. Es un hecho que empresas fantasmas localizadas en territorio europeo se usan a menudo para esconder dinero sucio, afirma FTC.
Propuesta inicial
La propuesta de la Comisión Europea, de hace poco menos de un año, convertía en directiva europea las laxas recomendaciones contra el lavado de dinero del Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI). Revisada por la Comisión de Asuntos Económicos y Monetarios del Parlamento Europeo (ECON), la directiva se ha detallado y ha adquirido mayor contundencia.
Entre las nuevas medidas previstas está la reducción del monto considerado como sospechoso: 7.500 euros en vez de 15.000 para transacciones bancarias y 2.000 euros para los juegos de azar. Se supone que las entidades pertinentes (bancos, notarios, inmobiliarias, casinos) están obligadas a revisar el origen de estos flujos sospechosos.
El control es el problema
“Las sumas absolutas no son el problema. Los grandes criminales financieros transportan sumas mucho mayores y lo logran porque aunque aun cuando los límites de transferencia sean rebasados, no se controla quién es el verdadero propietario o la fuente original. Por eso, aunque en el papel las reglas son estrictas, en la realidad no se ponen en práctica. Además en la nueva directiva de la Comisión no se prevé el control y sin controles el asunto no funciona”, dice a DW el eurodiputado alemán Sven Giegold, miembro de la Comisión de Asuntos Económicos y Monetarios del Parlamento Europeo.
“El sistema, efectivamente, no es eficiente, debido a que es muy difícil establecer de dónde proviene el dinero debido al complejo y anónimo sistema empresarial. Además que ese tipo de entidades tiene interés propio en esos flujos de capital”, explica Roovers.
¿Libre acceso a la información?
Por el contrario, el especialista de FTC sí ve como un gran paso el establecimiento de registros centrales de empresas con el nombre de todos los beneficiarios, de libre acceso. Y es precisamente esto lo que divide a las bancadas de la Eurocámara: el ala derecha no ve justificado el acceso de toda persona a esa información; los demás ven en ello la gran ventaja.
“Esta disponibilidad pública –a investigadores, periodistas, entidades de control– será una gran barrera para los lavadores de dinero, porque desde ese momento deberán temer el ser descubiertos. Por supuesto pueden mentir, pero desde el momento en que la información es de acceso global, cualquier persona en el mundo puede detectar la falsedad de los datos”.
Un voto europeo con efecto global
Así, la votación de esta directiva en los próximos días tiene importancia, también para América Latina. “En Europa están varios centros financieros mundiales: Londres, Ámsterdam, París, Berlín, Fráncfort. Y muchos de los paraísos fiscales –a donde llegan los flujos ilícitos del sur– están conectados como una telaraña a estos centros”, dice Roovers, quien espera que en el Legislativo europeo se logre la aprobación del libre acceso a los registros nacionales. Entretanto, Gran Bretaña se ha decidido a favor de ellos.
Ambos especialistas coinciden: en la transparencia está la clave. Sin embargo, Giegold recuerda que esto no está previsto por la Comisión Europea y que, en realidad, el gran paso sería que hubiese un registro global de las empresas y sus beneficiarios.
Roovers, por su parte, cifra esperanzas en la aprobación de esta medida y subraya que alguien tiene que dar el primer paso y que Europa es la llamada. Y vuelve a la imagen del robo del automóvil: “Los modernos sistemas de alarmas hacen más fácil hoy en día que un ladrón de automóviles –que por supuesto sigue habiendo– sea detectado”.