Cero desagravios para niños robados por las SS
6 de julio de 2018El ingeniero alemán Hermann Lüdeking vive en Bad Dürrheim, en el corazón de la Selva Negra. El septuagenario recuerda haber sido criado en Lemgo, una pequeña ciudad de Renania del Norte-Westfalia, pero sus memorias más tempranas le fueron robadas. En 1942, Lüdeking fue secuestrado por las Schutzstaffel (SS) en Polonia durante la ocupación nazi. Esa es una de las pocas cosas que sabe a ciencia cierta sobre su pasado. “Todavía sufro por el hecho de no conocer los nombres de mis padres”, dice en entrevista con DW.
Aunque miles de personas se vieron marcadas por la misma experiencia, son pocas las que, como Lüdeking, se han armado de valor para hablar públicamente sobre ella. En cooperación con el portal de noticias polaco Interia, DW puso en marcha el proyecto “Niños robados” en 2017. Los reporteros de ambos medios visitaron a víctimas de la germanización forzada de menores y a sus allegados tanto en Polonia como en Alemania; de las entrevistas salieron cuarenta textos y veinticuatro videos que ya han sido leídos y vistos por millones.
Entre los que contactaron a Interia y a DW para obtener más información sobre este oscuro episodio de la historia europea hay ancianos que lo vivieron en carne propia cuando eran muy pequeños. Fue precisamente en nombre de quienes comparten con él ese accidente biográfico que Hermann Lüdeking demandó al Estado alemán, exigiendo una indemnización por el daño que les infligieron las Escuadras de Defensa del partido de Gobierno, el NSDAP, en la década de los cuarenta. El dinero es lo de menos, asegura Lüdeking.
Lista cerrada
“Lo importante es que la República Federal de Alemania nos reconozca”, sostiene el ingeniero jubilado. A principios de julio de 2018, cuando el Tribunal Administrativo de Colonia falló en contra, Lüdeking no ocultó su decepción. “A nosotros nos quedan pocos años de vida. El problema se resolverá por sí mismo. ¿Es eso lo que quiere el Estado alemán?”, lamentaba. La corte concedió que la germanización forzada del demandante constituía una enorme injusticia, pero subrayó que no estaba contemplado resarcir a los niños robados.
Específicamente, el tribunal señaló que no estaba entre sus competencias agregar esa categoría a la lista de los grupos de víctimas del nacionalsocialismo. Alemania ha aprobado reparaciones para quienes fueron blanco explícito de las injustas medidas de la dictadura hitleriana, siguiendo las directrices de la Ley General de Secuelas de la Guerra. Los beneficiarios son descritos allí como personas “hostilizadas por el régimen nacionalsocialista debido a su comportamiento social o personal, o a causa de rasgos personales particulares”.
Según la corte de Colonia, esa descripción no corresponde a los infantes separados de sus familias por las SS con miras a germanizarlos. En un juicio oral, los magistrados intentaron explicarle a Lüdeking la diferencia entre su caso y el de aquellos que hasta ahora pueden aspirar a una indemnización del Estado. Se puso como ejemplo a las personas que, a causa de su orientación sexual o identidad de género, es decir, debido a cualidades intrínsecas, eran catalogadas por los nazis como “material humano inferior” y perseguidas.
Reforzando “la raza aria”
De hecho, los jueces esgrimieron que, según la ideología de los nacionalsocialistas, Lüdeking no fue catalogado como “material humano inferior”, sino como todo lo contrario, como un ser humano “altamente valioso”. Sólo los niños como él fueron separados de sus familias o sacados de orfanatos y llevados a territorio alemán con el propósito de reforzar “la raza aria”. Ya en 1938, el líder de las SS, Heinrich Himmler, había hecho la siguiente afirmación: “Yo tengo la intención de recoger la sangre germana, robarla incluso, donde pueda”.
Los pequeños secuestrados fueron internados en albergues controlados por una asociación de las SS conocida como Lebensborn y germanizados mediante métodos brutales. Recibieron nuevas identidades y fueron presentados como “niños del Este” –como hijos de parejas “étnicamente germanas”– ante las familias alemanas que les dieron acogida. Para Lüdeking es “absurdo y vergonzoso” que a él y a sus pares se les niegue un desagravio con el argumento de que el nacionalsocialismo los percibía como seres humanos “superiores”.
Lüdeking admite, sin embargo, que la sentencia de la corte de Colonia no lo sorprende. Después de todo, él lleva años colaborando con la asociación civil Niños Robados/Víctimas Olvidadas, muchas de cuyas protestas y propuestas también han sido desestimadas por diversas instancias estatales alemanas. Ese proyecto fue fundado por Christoph Schwarz, un docente y aficionado a la historia residente en Friburgo que describe a los infantes secuestrados por las SS como las víctimas del nacionalsocialismo que quedan por ser reconocidas.
Cosas de la guerra…
En 2013, el Ministerio Federal de Finanzas se pronunció sobre la materia de la siguiente manera: “En el marco de la guerra, el destino golpeó a numerosas familias; eso era parte de la estrategia bélica. Su objetivo principal no era ni destruir ni robarle la libertad a los afectados, sino ganárselos para su propio beneficio. En estos casos estamos ante destinos que, en general, fueron producto de la guerra”. También la Comisión de Peticiones del Bundestag descartó la búsqueda de una solución política para la cuestión de los niños robados por las SS.
“El hecho de que las víctimas vuelvan a experimentar la falta de voluntad de las autoridades para abordar este tema décadas después de los sucesos es para ellos una humillación y un nuevo trauma”, señala Schwarz. “No puede ser que caigamos en el olvido y que la República Federal de Alemania no nos reconozca como víctimas. Yo no me voy a rendir”, acota Lüdeking, quien pronto apelará legalmente contra el veredicto del Tribunal Administrativo de Colonia.
Sieradzka (ERC/ERS)
Deutsche Welle es la emisora internacional de Alemania y produce periodismo independiente en 30 idiomas. Síganos en Facebook | Twitter | YouTube |