Carne de caballo: entre temores y engaños
13 de febrero de 2013Hasta este momento no se conoce aún a los responsables, ni se sabe exactamente cuál es la magnitud del escándalo por la presencia de carne de caballo, declarada como carne vacuna, en alimentos europeos. En Gran Bretaña, el ministro de Medio Ambiente, Owen Paterson, anunció una reunión de urgencia con representantes del sector alimentario para discutir acerca de los pasos a seguir. Paterson exigió, asimismo, que se llevaran a cabo investigaciones de todos los productos cárnicos. Este miércoles, 13 de febrero, se llevará a cabo un encuentro a nivel europeo de los ministros de esa cartera.
Proveniencia desconocida
El escándalo por la carne de caballo escondida bajo la etiqueta de carne vacuna comenzó en enero, cuando se detectaron rastros de carne de caballo en hamburguesas en venta en supermercados en Gran Bretaña e Irlanda. La semana pasada se constató que una lasaña congelada, en cuya etiqueta se declaraba un contenido de carne de vaca, contenía en realidad un 100 por ciento de carne equina. Las primeras pistas de la investigación conducen a productores franceses que elaboran carne rumana. Las autoridades francesas y otros países de la Unión Europea no saben, hasta el momento, a ciencia cierta cuándo ni dónde se inició la estafa. El presidente de Rumania, Victor Ponta, dijo que en los tests se pudo comprobar que ninguna empresa de ese país quebrantó las normas alimentarias europeas.
Engaño al consumidor: ¿con daños a la salud?
En Alemania, la cadena de supermercados alemana “Kaiser's Tengelmann” reaccionó rápidamente a la noticia retirando la lasaña congelada de su oferta de productos para someterla a exámenes. En el Reino Unido, la compañía de productos congelados Findus y las cadenas de supermercados Tesco y Aldi fueron obligadas a retirar productos etiquetados como vacunos. El lunes, la ministra alemana de Agricultura y Protección al Consumidor, Ilse Aigner, dio el cese de alarma. Según ella, “no hay indicios de que en Alemania haya circulado carne de caballo en el mercado”. Si los hubiese, eso sería un caso de “engaño al consumidor”, dijo Ariane Girndt, vocero de prensa del Ministerio de Protección al Consumidor en conversación con DW. “Sería una contravención al parágrafo 11 de la Ley alemana de Comestibles”, explicó. Es decir, una violación a la obligación por parte de los fabricantes de declarar los ingredientes con los que está hecho un producto alimenticio. Pero, al menos hasta ahora, no se confirmó que la carne equina usada en la mezcla sea perjudicial para la salud.
Es obligatoria la declaración de origen
De acuerdo con el vocero de Greenpeace de Alemania, Jürgen Knirsch, el escándalo con la carne de caballo revela que el problema de fondo en Alemania es una identificación y etiquetado insuficiente de los ingredientes de un producto. Y dice que aún reina la confusión entre los consumidores, ya que es difícil determinar los orígenes de un producto. “Es necesario implementar un sistema más claro que permita detectar de dónde provienen los alimentos”. Knirsch, experto en consumo sostenible, subrayó que “no solo es necesario saber lo que contiene un producto alimenticio, sino también de dónde viene, por ejemplo, la carne que éste contiene”. Si bien ya se cuenta con la técnica correspondiente, ésta no se usa por motivos económicos, explica. Con uno de los sistemas, llamado “F-Trace”, por ejemplo, el consumidor puede desandar el camino que hizo un alimento hasta llegar a su mesa, si el mismo es de elaboración alemana. “Pero si un productor compra hoy en Irlanda y mañana en Chipre para abaratar costos, entonces es difícil que se cumpla con la norma”, añade.
Carne de caballo, más barata en el Este de Europa
A pesar de que todavía no se identificó a los responsables, se da por seguro que el motivo de la falsificación de etiquetas es el afán de lucro. “Si se mezcla carne vacuna con carne equina se puede ahorrar mucho dinero”, asegura Udo Pollmer, experto en alimentos del Instituto Europeo de Ciencias de la Alimentación. “En algunos países del Este de Europa todavía hay muchos carros tirados por caballos. Allí, el caballo es un animal de trabajo, y su carne es barata”, explica. Para reducir costos, a veces solo se necesita agregar un pequeño porcentaje de carne de otro animal, añade Pollmer. Eso quedó demostrado por casos del pasado en los que se denunció a productores que mezclaban carne de vaca con carne de cerdo, de menor costo.
El hecho de que la carne de caballo presente en alimentos europeos pueda provenir del Este europeo es, según Udo Pollmer, el problema menor, ya que, según él, en Europa del Este no hay dinero para la aplicación de medicamentos a los equinos, algo que en Alemania es muy común. Si la carne equina proviniera de Europa Occidental, eso sería una verdadera catástrofe, ya que podría significar que fue tratada con sustancias prohibidas en la elaboración de alimentos. Es por eso que las autoridades irlandesas están investigando si se usó fenilbutazona, un medicamento antiinflamatorio que se usa en perros y caballos como analgésico y antipirético. Un animal al que se le haya aplicado dicha sustancia no es apto para la elaboración productos cárnicos.
El caballo, un amigo del hombre
El interés suscitado por la sustitución de carne vacuna por la de caballo no solo se debe a los peligros que eso pueda entrañar para la salud humana. “En el mundo occidental, el caballo tiene un estatus de animal doméstico”, dice Udo Pollmer. En Alemania, por ejemplo, hay mucho amantes de los equinos, y para ellos comer carne de caballo es tabú.
En cuanto a la opinión de los productores de carne, la noticia no tendrá consecuencias negativas para las más de 14.000 carnicerías que hay en Alemania, opina Martin Fuchs, director de la Asociación Alemana de Carniceros. Muy por el contrario, subraya, este tipo de escándalos siempre hace que los consumidores desconfíen de los grandes productores, con lo que aumenta el beneficio para las medianas y pequeñas empresas del ramo.
Autor: Günther Birkenstock/ Cristina Papaleo
Editor: Pablo Kummetz