Bush defiende la prisión de Guantánamo
6 de julio de 2005La sombra de Guantánamo alcanzó al presidente estadounidense en su visita a Europa. Durante su estadía en Dinamarca, antes de acudir a la cumbre del G-8 en Escocia, Bush salió al paso de las críticas internacionales, asegurando que en dicha base los reclusos son bien tratados. Mientras muchos denuncian una ciénaga de arbitrariedades, él ve allí una "total transparencia". Y para respaldar su aseveración recordó que la Cruz Roja tiene acceso al recinto y puede cerciorarse de la situación en que se encuentran los internos cuando lo desee.
El informe de la OSCE
Ese no fue, en cambio, el caso de la comisionada de la Organización de Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE), la senadora belga Anne Marie Lizin, a quien se negó autorización para visitar el campamento de Guantánamo. Su informe, de 15 páginas, no aborda en consecuencia el tema del trato que se da a los prisioneros, ni las denuncias de torturas o de vejaciones del Corán. El informe de la OSCE se circunscribe sólo al aspecto de la legalidad de las detenciones en esa base estadounidense.
La conclusión es lapidaria. Con ese campo de detención, Estados Unidos se mueve fuera del marco del derecho. No basta que Bush prometa que todos los prisioneros "recibirán un juicio justo", como volvió a hacerlo este miércoles en Dinamarca. Lo que se requiere es volver ceñirse a los principios básicos del estado de derecho. Y, para ello, habría que acabar de plano con las arbitrariedades de Guantánamo.
Cuestión de dignidad
El informe de la OSCE recomienda abiertamente el cierre de ese campo de detención, haciendo notar que su existencia fomenta en los países musulmanes el odio no sólo contra Estados Unidos, sino contra Occidente en general. "Una generación de jóvenes musulmanes, alimentados con imágenes de Abu Ghraib, el trato que se da a los prisioneros de Guantánamo y rumores sobre la mancillación del Corán, fortalecerá las filas de Al Qaeda y otros grupos extremistas", apunta la senadora Lizin.
Su opinión es compartida también por intelectuales norteamericanos de la talla de Ronald Dworkin, figura clave de la Filosofía del Derecho. En un artículo para el semanario alemán Die Zeit, Dworkin recuerda que Estados Unidos mantiene cientos de prisioneros en Guantánamo y otros lugares sin acusarlos de un delito ni someterlos a proceso, y subraya: "en nuestras redes cayó cualquiera que consideráramos potencialmente peligroso o posible portador de informaciones". A su juicio, Estados Unidos no sólo vulnera con Guantánamo la dignidad humana, sino su propia dignidad. Y ese daño sin duda excede las consideraciones de seguridad que mueven al gobierno de Bush.