Brexit: euforia y decepción en las calles de Londres
24 de junio de 2016En una vereda londinense cercana al río Támesis, un grupo sobresale por su talante eufórico: algunos de sus miembros se cubren con la bandera británica y otros llevan pancartas rojas que dicen “Vote Leave”, el lema con el que durante semanas se instó al electorado a votar por que el Reino Unido abandonara las filas de la Unión Europea (UE). Este jueves (23.6.2016), una cifra récord de personas fueron a las urnas. Este viernes (24.6.2016) se dieron a conocer los resultados: por un margen pequeño pero claro, el brexit ganó.
“Día de la Independencia”
“Este es nuestro Día de la Independencia”, opina Suzy, una de las jóvenes del grupo en cuestión, que pasó la noche en la calle esperando a que se publicaran los resultados de la consulta. “Es un día de libertad. Para eso luchamos”, agrega, enfatizando que el brexit constituye un triunfo de la democracia. Ella asocia a la UE con corrupción y con la falta de disposición de los funcionarios comunitarios para rendir cuentas por su actuación. “El pueblo habló: ¡ahora nos gobernamos a nosotros mismos!”, exclamó Suzy entusiasmada.
Un kilómetro más adelante, en la gigantesca estación de trenes de Waterloo, la hora matutina de máximo tránsito ya había comenzado. Casi todos los pasantes que dicen haber votado contra el brexit esgrimen razones de índole económica. “Este es un salto hacia lo desconocido”, dice Michael. “A mí me preocupan los puestos de trabajo y, además, dudo de que solos podamos ser tan exitosos como lo hemos sido”, comenta Jennifer, coincidiendo con Michael en que se siente decepcionada por el resultado del referendo.
Ante la duda: “sí” a Europa
Karen disiente. Ella votó como la mayoría de sus conciudadanos: a favor de que el Reino Unido deje de formar parte de la UE. Su motivo principal: el temor a una inmigración descontrolada. Ella vive en un vecindario cuyos residentes provienen, en su mayoría, de otros países y eso la incomoda. “Cuando voy camino al trabajo me pregunto en qué país estoy viviendo. Uno ya no se siente en casa”, cuenta. En cambio, Sam opina que el flujo migratorio hacia la isla no se va a detener porque el Reino Unido abandone la UE.
“Yo siento escepticismo de cara a la UE, pero debo ser pragmático. El mundo ha cambiado y ya no vivimos en la década de los años cincuenta. Algunos parecen creer que sí…”, acota Sam al referirse a quienes apoyaron el Brexit. Él está preocupado porque no sabe qué escenarios puede desencadenar este suceso en términos económicos, políticos y sociales: Escocia e Irlanda del Norte son regiones que simpatizan con Bruselas, ¿querrán ellas separarse del Reino Unido? ¿Y qué hay de las bolsas de valores, que ya evidencian desplomes? “Sencillamente, no sabemos lo que viene”, dice Sam.
Christoph Ricking desde Londres