Brexit: el trabajo empieza ahora para el Reino Unido
30 de marzo de 2017El referéndum del "brexit" en junio puso de manifiesto las profundas divisiones en la sociedad británica, todavía evidentes hoy. Gran parte de la prensa sensacionalista, que se ha opuesto a la UE durante años, celebró los pasos dados el miércoles. En la portada del Daily Mail se leía, simplemente, "Libertad", mientras que el Daily Mirror titulaba "Querida EU, es hora de irse".
Pero no todo el mundo comparte ese júbilo. "Siento como si estuviera viendo a mi país sumergirse en el abismo", dice Louise Jones, una votante de Londres. "Nadie sabe qué va a pasar o, siquiera, cómo se van a llevar a cabo las negociaciones. Probablemente de esto resulte una fuerte sacudida económica, posiblemente incluso la bancarrota del Reino Unido. Creo que la gente cambiará de opinión cuando comencemos a ver sus efectos: aumento del costo de la vida o encarecimiento de las vacaciones, por nombrar sólo un par", dice a DW.
Una encuesta previa de YouGov desvelaba que la mayoría de británicos (un 69 por ciento) apoyaba que el gobierno continuara con la salida de la Unión Europea. Sin embargo, una mayoría también creía que Gran Bretaña podría mantener el acceso al mercado único mientras controla también la inmigración, a pesar de las constantes advertencias de los líderes europeos de que ambas cuestiones son mutuamente excluyentes.
Camino incierto
Ningún país ha salido antes de la Unión Europea. Y las instrucciones para hacerlo son escuetas. El artículo 50 prevé dos años para las negociaciones, que la mayoría de los expertos consideran insuficientes. "Los dos bandos están a una distancia considerable, teniendo en cuenta el poco tiempo de que disponen para llegar a acuerdos en temas como la factura de salida, el acceso al mercado único y los derechos de los ciudadanos europeos", explica Matthew Cole, profesor de historia de la Universidad de Birmingham. "El artículo 50 no se redactó con la expectativa de que sería invocado por un Estado miembro importante como Gran Bretaña en un futuro cercano, por lo que no sorprende que no sea del todo realista", dice en entrevista con DW.
Recientemente se tardaron siete años en llegar a un acuerdo comercial entre la UE y Canadá, una negociación mucho más sencilla. Actualmente incluso la secuencia de negociaciones está a debate: no está claro si la UE discutirá los términos de un futuro acuerdo al mismo tiempo que los "términos del divorcio", como quiere Gran Bretaña, o esperará a resolver primero los términos de la salida para después discutir el futuro.
Entre las cuestiones inmediatas no está sólo el dinero que Gran Bretaña debe a la UE y el destino de los ciudadanos de la UE en Gran Bretaña, sino también el de los ciudadanos británicos en Europa. "Tengo miedo de lo que me depara el futuro, he construido una vida aquí durante siete años y no sé si se me permitirá quedarme", nos dice Marie Bernard, una ciudadana francesa en Londres. "Es un tiempo espantoso y yo, y los otros 3 millones de europeos en el Reino Unido, queremos algo de claridad tan pronto como sea posible".
Ahora que el "brexit" ha pasado del campo teórico a lo práctico, la primera ministra Theresa May enfrenta un nuevo conjunto de desafíos. "Hasta ahora, ha sido relativamente fácil para ella, lo único que realmente tenía que hacer era mantener a su propio partido y los medios de comunicación en el Reino Unido contentos", dice Oliver Patel, investigador del Instituto Europeo de la Universidad de Londres. "Ahora está negociando oficialmente con otros 27 países que tienen sus propios intereses, prioridades y líneas rojas… los desafíos consisten en hacer concesiones y lograr acuerdos, y también saber venderlos a la gente de vuelta a casa".
Reino desunido
La incertidumbre sobre el futuro no se limita a las negociaciones con Bruselas. En el Reino Unido, Escocia está presionando para un segundo referéndum de independencia. Y está la incógnita de la frontera entre Irlanda del Norte y la República de Irlanda. Actualmente está abierta merced a los acuerdos de paz de Viernes Santo, pero puede que tenga que ser reinstaurada si ambas naciones tienen arreglos aduaneros diferentes.
"Dos de los países del Reino Unido han adoptado posiciones desafiantes con respecto a su relación con el centro", explica Patel. "Esto sucede al mismo tiempo que comienza el brexit, probablemente el reto más difícil y complejo del país durante décadas, y socava la noción de un estado británico estable".
Algunos comentaristas de Gran Bretaña han cuestionado la oportunidad del paso adoptado, dado que dos de las grandes potencias europeas, Francia y Alemania, afrontan sus propias elecciones nacionales, reduciendo aún más el tiempo disponible para la negociación.
Nadie duda de la dimensión y complejidad del reto que hay por delante. "Esto tiene que situarse al nivel de Versalles, como una negociación que afecta no sólo a Gran Bretaña sino al equilibrio de poder en Europa, a la naturaleza de la UE, al futuro de la Unión Europea", dice Cole. "May tendrá también que lidiar con potenciales cambios internos, en Escocia e Irlanda del Norte. Se ha echado encima una tarea más grande que la de casi cualquier primer ministro desde la Segunda Guerra Mundial. Es un ambicioso objetivo".