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Bombas de tiempo en el mar

Rüdiger Schacht /ERS13 de enero de 2014

Millones de toneladas de gases tóxicos, bombas incendiarias y municiones se descomponen en los mares del mundo. Son residuos de las guerras. Con el paso del tiempo, su contenido se va vertiendo poco a poco en las aguas.

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Imagen: picture-alliance/dpa

Quienes pasean por las playas de la isla de Usedom, a veces recogen unos terroncitos blancos, creyendo que se trata de ámbar, y se los meten al bolsillo. En realidad de trata de fósforo que, al contacto con el oxígeno, se inflama. Más de 100 personas han sufrido por esa causa serias quemaduras en los últimos 40 años.

Esta sustancia, altamente peligrosa y venenosa, proviene de bombas que fueron lanzadas durante la guerra contra la base de ensayo de cohetes de Peenemünde y que cayeron al mar sin explotar. Desde entonces yacen ante las costas, descomponiéndose, y su contenido mortal se va vertiendo en el agua. Hoy en día hay carteles que advierten del peligro en los accesos a las playas del lugar.

El mar: vertedero de municiones

En las costas de Alemania se producen anualmente entre 60 y 70 hallazgos de municiones sumergidas. “De ellos, entre dos y cuatro provocan daños a personas”, indica Claus Böttcher, del Ministerio del Medio Ambiente de Schleswig-Holstein, en Kiel. “La tendencia va en aumento”, advierte el especialista, miembro del grupo de trabajo “Restos de Municiones en el Mar”, que a fines de 2011 publicó el informe más amplio que se haya realizado en Alemania sobre la materia.

Una bomba de la II Guerra Mundial encontrada en Usedom.
Una bomba de la II Guerra Mundial encontrada en Usedom.Imagen: picture-alliance/dpa

Cerca de dos millones de municiones de todo tipo fueron lanzadas al Mar del Norte o al Báltico, ya sea para impedir que cayeran en mano de las potencias vencedoras de la guerra o por orden de las fuerzas de ocupación.

Armas químicas

Aparte de explosivos y municiones incendiarias, también se lanzaron armas químicas. Las áreas en que encuentran sumergidas se conocen con relativa precisión, a diferencia de lo que ocurre con las municiones convencionales. De acuerdo con los expertos de Kiel, se trata de gas mostaza, tabún y fosgeno, de ambas guerras mundiales.

Después de 70 o 100 años en el fondo del mar, el estado de los recipientes que contienen los materiales bélicos es muy diverso. “Muchos recipientes de metal están todavía intactos, otros están completamente corroídos, y se han encontrado algunos completamente vacíos”, señala Jens Sternheim, del Ministerio del Medio Ambiente de Kiel. Agrega que “no se puede generalizar sobre el estado de las municiones, ya que el nivel de corrosión o del vertido de sustancias depende de las condiciones específicas del mar” en cada lugar.

No obstante, los expertos de Kiel consideran improbable que se produzca de golpe una liberación masiva de sustancias. Los componentes tóxicos se van vertiendo paulatinamente al agua. Algunas sustancias reaccionan rápidamente al contacto con ella, disolviéndose. Otras, en cambio, se mantienen estables por largo tiempo o se desintegran muy lentamente. Según especialistas en alimentación, estas podrían incorporarse a la cadena alimenticia, al final de la cual está el ser humano. Eso, sin embargo, no se ha podido comprobar hasta ahora en ningún examen realizado en el Mar del Norte o el Mar Báltico.

Parques eólicos

Las municiones que yacen en el fondo marino también plantean un creciente problema para la construcción de parques eólicos en altamar. Por ejemplo, hay que rastrear las áreas en que se van a instalar cables submarinos y retirar las municiones que se encuentren, lo cual dilata y encarece los trabajos.

Minensprengung in der Ostsee
Explosión de una mina en el Mar Báltico.Imagen: Bundesmarine

“Debido al estado de las municiones y a las condiciones submarinas frecuentemente adversas, muchas veces no queda más remedio que hacerlas detonar allí mismo”, explica Jürgen Kroll, de la Policía de Kiel, responsable de las vías náuticas y las playas.

Problema internacional

También existen, no obstantes, planes para eliminar estos materiales bélicos de forma menos nociva para el medio ambiente. El Instituto Fraunhofer de tecnología Química ha desarrollado un vehículo submarino para retirar las municiones. “Desgraciadamente falta aún voluntad política y la aprobación de los recursos solicitados” para poner el proyecto en marcha, lamenta Sternheim.

En diversas partes del mundo hay municiones sumergidas en el mar. “También en Puerto Rico, Japón, Italia y Hawái el problema es conocido”, dice Sternheim.