Berlín, capital del arte
2 de diciembre de 2011Un niño de yeso se encuentra sentado frente a una mesa mientras sus piernas se balancean en el aire. Con la boca entreabierta mira a un barco que tiene enfrente, que está a punto de volcarse. La escena tiene lugar en el invernadero del jardín frontal del edificio Milchhof, que alberga a un colectivo de artistas plásticos en el barrio de Prenzlauer Berg, en Berlin.
Hasta donde la mirada alcanza hay obras en construcción, por todas partes se ven nuevos edificios hechos con costosos materiales que albergarán a gente adinerada. “Venga quien venga lograremos mantenernos”, afirma el artista Manfred Fuchs, uno de los cofundadores del colectivo de artistas.
Desde 1992 Fuchs trabaja regularmente en Milchhof que ha sido registrada como asociación civil. “A los vecinos del barrio les gusta venir al taller y de vez en cuando nos compran obra”, dice el artista.
El trabajo de fundar una asociación
Fuchs vivió la iniciativa desde un principio, y fue testigo de los problemas y trabajos que significó ocupar y mantener el terreno de una vieja granja, la fundación de la asociación de artistas, el contrato de arrendamiento y posteriormente, el traslado al edificio de una antigua escuela ubicada a unas calles de distancia.
Ahí, en una planta baja, detrás de altos ventanales, se encuentra el taller de la escultora Anne Katrin Stork. En el edificio trabajan 48 artistas que son miembros de la asociación. Pero hay distintos subinquilinos. La escultora cuenta que bajo su taller ensayan bandas de música.
La ventaja de trabajar en colectivo es que siempre se puede tocar en la puerta del vecino y pedir ayuda. “Lo hago siempre que necesito material o ayuda para levantar la obra, algo muy común en los escultores”, afirma la artista.
Por lo general los artistas trabajan concentrados a puerta cerrada. “Pero nunca está por demás tener compañía mientras hace uno una pausa con una taza de café”, afirma Stork. Los vecinos de la joven artista son dibujantes, fotógrafos, pero también hay grabadores, artistas de video, pintores y escultores que trabajan absortos en grandes figuras.
Berlín, todavía accesible
Los artistas vienen de todas las regiones del mundo. Maruska, una pintora de origen polaco llego a Berlín por amor. Pero entre tanto la ciudad la ha seducido y ella como muchos otros artistas se muestran fascinados por su atmósfera creativa berlinesa.
A diferencia de otras metrópolis como Madrid, Roma, Londres o Nueva york, Berlín tiene precios accesibles, lo que hace a la ciudad atractiva para muchos jóvenes artistas de todo el mundo.
“Eso lo noto cada vez que llega un artista nuevo, se le ve encantado”. Nadie sabe exactamente cuantos artistas trabajan en Berlín pero talleres no faltan. Los más populares se encuentran en el barrio turco de Kreuzberg, en Friedrichshain y Prenzlauer Berg, en lo que era el antiguo Berlín oriental.
El atractivo vital ya fue descubierto por inversionistas alemanes y extranjeros y los precios de arrendamiento de viviendas se han disparado a las alturas, para desventaja de los artistas y creativos de recursos limitados.
En el estudio Milchhof, un espacio cuesta menos de 200 euros al mes, que incluye electricidad y calefacción. El colectivo tiene un contrato de arrendamiento de largo plazo.
La escultora Sabine Bibow llegó a Berlín hace 5 años proveniente de Hamburgo, donde los alquileres ya eran impagables. Desde entonces trabaja en el llamado “European Creative Center Weissensee”, ECC, según sus siglas. Su nombre promete más de lo que es. El edificio construido en 1939 es sombrío y tiene un aspecto algo decadente.
Fungió como sede de la comandatura soviética, oficina de la policía política, la STASI y del ministerio de Finanzas de la extinta República Democrática Alemana (RDA). Después el edificio estuvo desocupado durante una década.
Hoy en día aquí trabajan unos 300 artistas provenientes de todo el mundo. “Necesito un espacio para trabajar y no me preocupa tanto en donde está ni lo que fue antes”, dice Bibow. Para el italiano Darío Puggioni, el centro está algo retirado, pero lo más importante es que puede trabajar aquí. El precio también es accesible. El joven artista no gana mucho dinero con su obra y por eso hace otros trabajos para ganarse la vida.
Autora Silke Bartlick/ EU
Editor: José Ospina-Valencia