¿Cuánto cuesta rescatar la cultura?
8 de noviembre de 2011Según datos oficiales, el rescate del teatro con más de ciento cincuenta años de antigüedad costó alrededor de 500 millones de euros. Observadores y expertos calculan al menos el doble de la cifra oficial.
A causa de costosos contratos, de la desorganización y de la negligencia con la que se dirigió la construcción y reestructuración del teatro, se necesitaron tres años más de lo planeado y también mucho más dinero.
La Fiscalía rusa investiga varias denuncias, junto con la empresa encargada del saneamiento del Teatro Bolshoi. Los eventos de reapertura, que durarán hasta Navidad, no deberían enturbiarse. Sin embargo, habrá que responder a la pregunta sobre si los costos finales de la remodelación del Bolshoi pueden aceptarse como razonables.
Ni el Bolshoi ni Moscú son una excepción en Europa. Escándalos similares podrían acarrear grandes problemas a los responsables del encarecimiento de la remodelación de instituciones culturales de Italia y Alemania, por sólo citar dos ejemplos.
La Scala de Milán
El Teatro de La Scala de Milán es quizás uno de los más conocidos del mundo. Con 2.000 asientos, casi puede compararse con el Bolshoi, cuyo nombre en ruso significa justamente "el Grande". Eso sí, La Scala tiene una fachada más sobria.
El teatro milanés sufrió grandes daños durante la Segunda Guerra Mundial . El diluvio de bombas arruinó toda la acústica en su interior. Y su reconstrucción se emprendió a toda velocidad - más bien demasiado rápido, como se supo pronto.
En el 2000, se optó por un nuevo saneamiento que hizo cerrar el teatro durante tres años. Los trabajos costaron más de 60 millones de euros; poco, si se le compara con el Bolshoi.
La Fenice de Venecia
Aún más controvertido fue el caso del teatro La Fenice, en Venecia. En enero de 1996, el ingeniero electrónico Enrico Carella incendió el edificio, famoso por el estreno de La Traviata. Carella pretendía eludir la multa de 7.500 euros que se le impondría por el retraso en el cumplimiento de su encargo.
Toda Italia exigió el restablecimiento de las instalaciones en el mismo lugar y con la misma apariencia que habían tenido antes. La resurrección de La Fenice debía festejarse a finales de 1998. Pero una serie de escándalos de licitaciones retrasaron el festejo. Como si no fuese suficiente, la obra quedó temporalmente paralizada debido a problemas financieros del consorcio italiano-alemán implicado en la construcción, bajo la dirección de Philipp Holzmann.
A ello se sumó un enorme esfuerzo logístico: en la ciudad-museo de Venecia, cada grúa y cada viga de acero debía ser transportada por los angostos canales. En el momento de la reapertura, en diciembre de 2003, se calculó que la nueva Fenice había costado alrededor de 90 millones de euros; el doble de lo estimado al inicio.
“Unter den Linden”, en Berlín
A la célebre ópera estatal de Berlín, "Unter den Linden" (Bajo los Tilos), considerada la mejor de las tres casas de este arte en la capital alemana, le urgía someterse a un saneamiento. La ciudad, que se promociona como "pobre, pero sexy", se decidió hace cinco años a emprender las labores.
La primera propuesta, de Klaus Roth, prevía una intervención demasiado agresiva en el diseño original de este patrimonio histórico berlinés; así que fue rechazada. Desde septiembre de 2010 se ha puesto en marcha el plan maestro de la firma HG Merz, de Stuttgart. De los 239 millones de euros estimados, el Estado asume 200 millones. El resto quedará en manos de los amantes de esta casa de la ópera. La reapertura está planeada para el 3 de octubre de 2013.
Todo es relativo
Todos estos gastos parecen mucho dinero. Y lo son. Pero hay que poner los números en contexto y darles su justo valor.
Los contribuyentes alemanes, por ejemplo, pagan entre 50 y 60 millones de euros por kilómetro de línea del transporte público subterráneo. Una excepción ha sido la estación de Colonia Norte-Sur, donde los costos rebasaron los miles de millones, a causa de los horrendos derrumbes ocurridos en marzo de 2009.
El controversial Puente del Waldschlößchen, en Dresde, fue pensado para agilizar el tráfico interno de la ciudad. Su construcción costó 200 millones de euros y provocó que la UNESCO retirase al Valle del Elba su condición de Patrimonio de la Humanidad. Los costos de mantenimiento del puente se han calculado en 430 millones de euros por año.
Asimismo, la construcción de un estadio de fútbol como el Alianza- Arena de Múnich consumió unos 340 millones de euros. Eso sí, sus instalaciones tienen capacidad para 70.000 espectadores.
Se sabe que el dinero invertido en la cultura sólo genera ganancias simbólicas. Ya lo decía, con un guiño, Gerd Froboese, un reconocido intendente de la ópera en Alemania: “Recuperen el dinero que pagaron en impuestos. ¡Vayan al Teatro!”
Y al menos los moscovitas lo harán. Su alegría por tener de vuelta al Bolshoi no tiene precio. Las entradas para muchas de las actuaciones planeadas se han agotado, a pesar de que su precio - nada "democrático"- oscila entre 50 y 200 euros.
Autor: Anastassia Boutsko / Georgina Herrera Molina
Editora: Rosa Muñoz Lima