“Basta de impunidad para los hombres”
20 de noviembre de 2012Monika Hauser, una ginecóloga suizo-italiana que vive hace más de dos décadas en Alemania, fundó hace 20 años la organización humanitaria “medica mondiale”, con sede en la ciudad de Colonia, en reacción a las violaciones sistemáticas a mujeres bosnias por parte de soldados serbios. Esas violaciones fueron reconocidas hace algunos años como crímenes de lesa humanidad y se ha indemnizado a algunas de las víctimas.
DW: ¿Qué significa este reconocimiento para las mujeres afectadas?
Monika Hauser: Esas violaciones fueron reconocidas como crímenes de guerra por la Corte Penal Internacional de La Haya, algo por lo que lucharon organizaciones de mujeres durante años. Ahora, las violaciones ya no pueden ser banalizadas como “daños colaterales”. Para las mujeres que las sobrevivieron, se trata de un reconocimiento explícito sumamente importante, justamente porque han experimentado ese tipo especial de violencia. Para las víctimas es, en cierta forma, una compensación, y les da la posibilidad de seguir viviendo con una nueva perspectiva. De hecho, debemos constatar que solo algunos pocos criminales han sido juzgados por ese delito. Los tribunales tienen mucho que hacer aún en ese aspecto.
¿Qué cambió concretamente para las víctimas de Bosnia?
Las pocas que declararon como testigos en La Haya, o ante la Cámara de Crímenes de Guerra de Sarajevo, comprobaron que los crímenes de los que fueron víctimas fueron reconocidos públicamente como tales, y que se hizo justicia. Pero el precio es muy alto. Durante las declaraciones, las mujeres tienen que volver a recordar todo lo que les pasó, y eso es muy duro, especialmente si ven que no se aceptan sus demandas. La ex Fiscal General de la CPI de La Haya, Carla del Ponte, lo hizo una y otra vez, a pesar de que las mujeres declararon. Quería que los procesos terminaran rápido. Todavía queda mucho por hacer.
Castigo en lugar de estigmatización
La ayuda para las víctimas es imprescindible pero, al mismo tiempo, difícil de llevar a cabo. Igual de importante para las mujeres en situaciones de conflicto sería seguramente la prevención de violencia sexual. ¿Cómo se las puede proteger de eso?
Podemos ocuparnos de proteger a las mujeres, sin duda. Pero, por otro lado, debemos hacer que la sociedad entienda lo que hacen los hombres. La violencia sexual es un crimen cometido por hombres, y las víctimas son mujeres. Debemos hablar de eso, explicar de qué se trata y sensibilizar a la sociedad. Lo terrible es la impunidad. Cuando se deja impune a tantos hombres –no importa de qué jerarquía, ya sean simples soldados o comandantes en jefe- se está señalizando: “Pueden hacer lo que quieran con las mujeres”. Por eso, la toma de conciencia y la sensibilización son esenciales.
La comunidad internacional cuenta con diversas resoluciones y tratados ratificados que apoyan a las mujeres y deberían poder protegerlas. Sin embargo, sigue faltando todavía la necesaria voluntad política para poner en práctica esas leyes. Por el otro lado, se debe dejar en claro a los hombres que cometen esos crímenes que eso tiene consecuencias en la vida de las mujeres que perduran toda la vida. Tenemos que señalar a los culpables y ocuparnos de que sean castigados, y no a las mujeres, que incluso son discriminadas por la sociedad.
La organización “medica mondiale” cuenta, entretanto, con centros en Afganistán, Kosovo, Liberia y otros países del globo. ¿Cómo es su trabajo en esos países?
Nuestro objetivo es construir diversos proyectos junto con las mujeres del lugar. En los Balcanes y en Afganistán, las mujeres han tomado el timón de los proyectos y dirigen ellas mismas las organizaciones. Eso es verdadera “ayuda a la autoayuda”, con el fin de que esos proyectos sigan desarrollándose a largo plazo. Las mujeres que sobrevivieron a la violencia sexual y a las violaciones necesitan ayuda terapéutica y médica a largo plazo, no una o dos veces. Precisan tener la posibilidad de hablar de lo que les sucedió para poder volver a vivir una vida normal. También necesitan una perspectiva económica que les permita vivir dignamente. Siempre enlazamos nuestra tarea a la toma de conciencia política. Solo si logramos cambiar algo en la desigualdad de género estructural a largo plazo se estará haciendo justicia con las mujeres.
Además del Premio del Estado de Renania del Norte-Westfalia, se le ha otorgado también el Premio Nobel Alternativo. ¿Qué significado tienen esos galardones para usted y para su trabajo?
Son un gran reconocimiento para décadas de trabajo consecuente en esta área, y no para mí personalmente, sino también para todas mis colegas en Colonia, y para todas las valientes mujeres en todo el mundo que luchan por sus derechos. También son una señal política en cuanto a que quienes los otorgan están del lado de las sobrevivientes y luchan con nosotros para acabar con la discriminación y para que se termine de una vez la desigualdad de género.
Entrevista: Mirjam Gehrke (CP)
Editora: Emilia Rojas-Sasse