Aprender alemán, ¿por qué no?
8 de agosto de 2012El prestigio internacional de la escuela médica alemana de neurología y los apellidos alemanes que nombran males como el Alzheimer, la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob o la de Von Recklinghausen, lo llevaron a interesarse por el idioma. “En realidad lo encontraba muy exótico, no era una cosa que me hiciera tanta falta”, recuerda.
El doctor Lester Quiros vive en la ciudad de Santa Clara, en la región central de Cuba. A sus 35 años es uno de los dos neurólogos más jóvenes de su equipo, en el Hospital Provincial Universitario, cuenta en entrevista con DW.
Aunque toda la bibliografía a la que él, su esposa oncóloga y otros médicos cubanos acuden para actualizarse sobre medicamentos y nuevos diagnósticos – la llamada “educación médica continuada” – está disponible en inglés, Lester comenzó a tomar clases de alemán en una escuela de idiomas de su ciudad. No tenía mucho tiempo, pero le dedicaba una hora diaria: “era como un hobbie, me entretenía”.
Epileptología, de Villa Clara a Berlín y Rostock
Un amigo, ex becario del Servicio Alemán de Intercambio Académico (DAAD), le regaló los libros de texto de un viejo curso radiófonico de Deutsche Welle, “Deutsch - warum nicht?” o “Alemán, ¿por qué no?”. Otro le facilitó los podcast de la más moderna versión de ese curso, ahora disponible en la web en español de la cadena internacional de Alemania. En Cuba, con limitado acceso a Internet, “circulan los ficheros” en memorias flash, explica Quiros Durán.
Fue así como este neurólogo cubano comenzó “a leer y entender algo de la medicina y las páginas web alemanas” y se topó con la Fundación para la Epilepsia Prof. Dr. Peter und Jytte Wolf. El financiamiento y la paciencia de los esposos Wolf para sortear inumerables trámites burocráticos en la isla permitieron el primer viaje de la vida del doctor Lester Quiros al extranjero. Vía Berlín y tras tomar la foto de rigor frente a la Puerta de Brandeburgo, llegó a la 6a Escuela de Verano del Mar Báltico sobre Epilepsia (BSSSE 6), en la Universidad de Rostock.
“Das Leben mit Epilepsie kann viel mehr sein als nur die Pausen zwischen den Anfällen” –la vida con epilepsia puede ser mucho más que las pausas entre las convulsiones– se lee ahora en el pie de firma de sus correos electrónicos.
De Alemania se lleva nuevos conocimientos y contactos para el intercambio y la cooperación con jóvenes especialistas de más de 12 países. La experiencia en vivo con tecnología de punta descrita en los libros y aún no disponible en su país. La expresión más usada: "Bitte schön" (por favor). El encuentro cercano con la cultura y la vida cotidiana en Alemania. Y, como colofón, el encuentro memorable con el tutor alemán de su profesor cubano de bioquímica. Con una sola pista, la despedida escrita hace más de dos décadas sobre la portada de un disco de vinilo tras años de estudios en Rostock, el díscipulo halló al maestro de su maestro, nos cuenta todavía incrédulo.
Autora: Rosa Muñoz Lima
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