Angela Merkel pide una legislación internacional "antinuclear"
13 de abril de 2010La visión de un mundo sin armas nucleares le valió a Barack Obama el Premio Nobel de la Paz. Ahora se trata de que a las palabras les sigan los hechos y la condecoración no se quede en un simple reconocimiento al arte dialéctico del presidente estadounidense.
Pero las largas distancias, dice el refranero italiano, se logran recorrer caminando despacio. Son muchos los países, diferentes sus objetivos e intenciones, diversos sus intereses y enemistades.
El primer paso que da Obama en dirección a su planeta libre de la amenaza atómica es reunir en Washington a 47 Estados que algo tienen que decir en cuanto a este tipo de armas: bien porque las poseen, bien porque quieren poseerlas, bien porque las albergan, aunque no sean suyas, o bien porque las tienen, aunque lo nieguen.
A unos, el jefe de la Casa Blanca les pide que sean cuidadosos con sus productos atómicos para que estos no caigan en poder de los terroristas. A otros, trata de ofrecerles alternativas civiles para que no promuevan un enriquecimiento de uranio que pueda despertar tentativas de usarlo en lo militar.
Y a algunos, como a Alemania, les deja entrever que su intención de "reducir drásticamente" los arsenales nucleares del país puede significar un recorte en el número de armas atómicas que Estados Unidos almacena en territorio ajeno.
Angela Merkel llegó ayer por la noche (hora centroeuropea) a la capital estadounidense. Abierta la cumbre, bautizada popularmente como "antiatómica", la canciller alemana propuso el establecimiento de un sistema internacional de control que fije una legislación clara para todos los países y permita un proceder efectivo contra quienes trafican con material nuclear.
"Necesitamos leyes internacionales"
"Es importante señalar que no existe ningún mecanismo a partir del cual poder exigir responsabilidades jurídicas a los Estados que entreguen material nuclear a organizaciones terroristas", dijo Angela Merkel en Washington.
"Necesitamos una legislación internacional de este tipo", aseguró la canciller: aunque pueda sonar a ficción, en opinión de Merkel la compra-venta de material nuclear es un problema no sólo real sino en aumento desde que concluyera la Guerra Fría.
Pero la jefa de Gobierno germana no se estaba refiriendo exclusivamente al traspaso de cabezas nucleares y similares- productos no tan fáciles de obtener y tampoco de comercializar.
Merkel advirtió en la cumbre de la amenaza que suponen las llamadas "armas sucias", compuestas de la "basura radioactiva" que producen instituciones no militares, mucho menos vigiladas. "El material atómico de baja radiación procedente de los hospitales, de la medicina técnica, de la agricultura y la industria puede ser igualmente peligroso si cae en malas manos", indicó la mandataria.
Ya existe un organismo multinacional- la Agencia Internacional para la Energía Atómica-, recordó Merkel, que asume las tareas de supervisión de la situación nuclear del mundo y al que podría dotarse del conjunto de leyes pertinente para que su labor tuviera fundamento jurídico y, con ello, mayor fuerza de acción.
Unas 150 bombas nucleares en Alemania
"Agradezco extremadamente el que el presidente Obama haya convocado a esta cumbre", declaró Merkel, "con ella, se abre una nueva dimensión del desarme". A Alemania, la cuestión de los restos de material radioactivo le afecta como a cualquier otro país, y del mismo modo que los restantes Estados occidentales se siente en el punto de mira del terrorismo internacional.
En cuanto al armamento nuclear clásico: los germanos carecen de arsenales atómicos propios, pero guardan- como otros en Europa- un número no conocido con exactitud de cabezas nucleares estadounidenses (un informe del Partido Liberal Alemán, miembro de la coalición que compone el Ejecutivo, hablaba de aproximadamente 150 bombas repartidas entre diferentes bases militares del país).
Estas armas son otra herencia de los tiempos en los que el mundo era bipolar- y llegaron a ser, en los años 70, unas 7.500 bombas nucleares estadounidenses en todo el Viejo Continente. Las cifras demuestran que el desarme también las alcanzó, pero los políticos alemanes siguen esforzándose por reducir su número.
"Alemania realizará su aportación a la hora de garantizar la seguridad del material nuclear", puede leerse en el documento con el que se ha iniciado la cumbre de Washington. "El objetivo es", prosigue el texto, "minimizar la cantidad de material nuclear almacenado no necesario, para lo cual el país mantiene conversaciones con los Estados de procedencia de dicho material a fin de que estos lo retiren".
Luna Bolívar/ dpa/ afpd
Editor: Enrique López Magallón