La crisis egipcia: consecuencias económicas globales
8 de febrero de 2011Las bolsas reaccionaron hasta ahora con calma ante la crisis de Egipto. Los indicadores de los mercados siguen en alza, y, sin embargo, aumenta la preocupación por los posibles efectos de la ola de cambio en la economía mundial. ¿Por qué los inversores retiran dinero de los países en desarrollo? Y, ¿podía un incremento en el precio del petróleo poner en peligro la situación financiera global?
Estas son las preguntas que ahora surgen, mientras crece el nerviosismo en los mercados. Después de haber hecho una pequeña pausa en su curso ascendente la semana anterior, el precio del petróleo vuelve ahora a subir. Y ya había subido fuertemente cuando comenzaron los tumultos en Egipto.
Petróleo: ¿llegará a los 200 dólares por barril?
Un barril del crudo estadounidense WTI cuesta casi 90 dólares. Los grandes países productores de petróleo compiten con pronósticos sobre cómo será el desarrollo de la situación. Algunos, como Kuwait, creen que el petróleo seguirá ascendiendo hasta llegar a los 110 dólares por barril si continúan los conflictos en Egipto. Otros, como Venezuela, temen que, de bloquearse el Canal de Suez, el precio por barril se duplicaría hasta los 200 dólares, precio que batiría el récord de 2008.
“Ese es el mayor peligro para la economía debido a los sucesos en Medio Oriente, ya que el transporte de petróleo y materias primas a través del Canal de Suez puede verse obstaculizado, lo que desencadenaría un aumento de precio”, dice Martin Hüfner, experto en Economía de la Sociedad de Fondos Assenagon.
Aumento de precio de insumos en países emergentes
Especialmente para los países en desarrollo, el aumento de precios en el sector energético y de materias primas conlleva graves consecuencias, ya que su producción está basada fundamentalmente en este tipo de energía, mucho más que la de los países industrializados. Al aumentar estos insumos, aumenta su tasa de inflación y sus intereses, lo que da por resultado un freno en el poder adquisitivo y, por ende, en el crecimiento económico.
Y eso toca muy de cerca de países como Alemania, ya que las empresas exportadoras, desde las medianas hasta las internacionales, se benefician siempre de la demanda que proviene de los grandes países en desarrollo, como China, Rusia, India y Brasil. Y, hasta ahora, también de la demanda de países más pequeños, como Egipto.
¿Se puede producir una reacción en cadena que desemboque en una crisis global? Martin Hüfner cree que no: “No hace falta ir tan lejos. Todo podría suceder, pero no hay que exagerar. Todavía no sabemos qué efecto tendrá la crisis de los países árabes. Todos están preocupados e intentan evitar mayores incidentes, pero nadie puede descartar que se pueda producir un desastre de mayores proporciones”, opina Hüfner.
Por lo tanto, no hay que caer en el pánico, pero todavía no cesó la alarma. Y esto también se nota en el parqué de la bolsa de Francfort, la bolsa de valores más importante de Alemania, en la que los inversores retiran su dinero de muchos de los países emergentes e invierten en países industrializados y más estables.
Inestabilidad política y riesgo económico
Es difícil saber a cuánto ascienden las pérdidas. Rupertus Rothenhäuser, del Banco de Inversiones Macquarie, cree que “los inversores están inquietos, ya que las crisis comportan un cierto riesgo. Junto con las grandes oportunidades que presentan los países emergentes, hay siempre un potencial de riesgo político, como se ve en Túnez, Egipto, Tailandia y Camboya, o en Nigeria, que está en período preelectoral. Hay que tener presente que una inversión en un país emergente no siempre es exitosa”, subraya Rothenhäuser.
Pero no sólo la crisis en el norte de África es responsable de que el dinero se vaya hacia países y mercados más confiables. “También tiene que ver con que la evolución del ciclo coyuntural en los países emergentes está algo por delante de la de los países industrializados. Eso se ve claramente en China, donde los intereses aumentaron ya por segunda vez para detener el flujo inflacionario. Y, si hablamos de intereses más altos, también estamos hablando de mayor riesgo, lo que es tóxico para la cotización de las acciones”, explica Rupertus Rothenhäuser.
Esa toxicidad se manifiesta en un descenso de las cotizaciones en los países afectados, mentras las bolsas de Nueva York, Tokio, París y Fráncfort experimentan un alza desde comienzos de 2011. El índice alemán DAX avanzó a comienzos de esta semana a los 67,41 puntos, un incremento que no se daba desde enero de 2008.
Autor: Henrik Böhme/ Cristina Papaleo
Editor: Enrique López Magallón