Suministros de guerra
28 de junio de 2011Aunque inicialmente Alemania rechazó destinar soldados al operativo militar en Libia y se abstuvo de votar la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU que impuso la zona de exclusión aérea en Libia de marzo pasado, medios alemanes revelaron que el gobierno de Angela Merkel ha dado luz verde al suministro de armamento de alta tecnología sin comprometer en ello al Parlamento alemán, lo que ha provocado enojo en las filas de los partidos de oposición. Berlín ha respondido afirmativamente a una petición enviada por la agencia de suministro y mantenimiento de la OTAN (Namsa) a todos los países miembros de la Alianza Atlántica.
“Hemos señalizado nuestra disposición a suministrar componentes para la fabricación de munición de precisión”, aseguró un portavoz del ministerio de Defensa. No hay claridad sobre la cantidad de munición ni para qué sistema de armamento es necesaria. Hace unos días el ministro de Defensa, Thomas de Maiziére, criticó la falta de previsión de la OTAN a la hora de intervenir en Libia. “Cuando uno empieza algo, debe saber cuánto tiempo puede mantenerlo”, dijo De Maiziére al semanario “Der spiegel”, ante la información sobre escasez de munición entre los aliados.
Unas cuantas semanas
Cuando comenzaron a caer las bombas de la OTAN sobre territorio libio en marzo pasado, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, de Francia, Nicolás Sarkozy, y el primer ministro británico, David Cameron, aseguraron que el operativo militar para proteger a la población civil de las tropas del líder libio Muamar al Gadafi, duraría unas cuantas semanas.
En ese momento Alemania decidió no participar. Después de la complicada misión en Afganistán, no sólo políticos, sino la población alemana misma miraba el asunto con recelo y una buena dosis de escepticismo. La Constitución alemana prohibe la participación del ejército germano en todo conflicto bélico, a menos de que dicho operativo cuente con la aprobación del Parlamento. Ante el pleno, el ministro del Exterior alemán, Guido Westerwelle, aseguró que Alemania no participaría en un ataque militar que “implica riesgos y peligros considerables”.
La misión se prolonga
Entre tanto el operativo lleva ya cuatro meses y observadores políticos y militares se preguntan si la misión logrará tener éxito. Aunque el mandato central recibido por Naciones Unidas -impedir que Gadafi asesinara a su propio pueblo- ha sido en parte cumplido, no se ha logrado el objetivo principal: derrocar al líder libio. “Todo compromiso que dejara a Gadafi en el poder se traduciría en más caos y anarquía”, aseguraron Obama, Sarkozy y Cameron en un artículo publicado en los diarios Le Figaro, The Times, el International Herald Tribune y Al-Hayat el pasado mes de abril.
Aunque la coalición que respalda el operativo militar, entre ellos algunos países árabes, continúa intacta, algunos aliados dan muestras de cansancio, como admitió el propio secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen. Se trata de Francia, Reino Unido e Italia, que ocupan el pelotón de cabeza en los ataques contra objetivos de Gadafi. Algunos círculos militares señalan que sólo un despliegue terrestre podría lograr la hipotética captura del líder libio, lo cual complicaría todavía más el escenario.
Ataques aéreos
La OTAN ha dirigido unos 4,700 ataques aéreos, destruyendo almacenes, vehículos y diezmando las fuerzas militares de Gadafi. La muerte de civiles durante algunos de los bombardeos se ha convertido en la mejor arma del líder libio contra la OTAN. Medidas de otra índole como atacar oleoductos, que podrían acelerar la partida de Gadafi del poder, no pueden ser puestas en marcha pues el mandato de la ONU no autoriza agresiones contra infraestructura civil.
Los rebeldes por su parte acusan a la OTAN de ser incapaz de hacer una contribución sustancial a su avance hacia la capital, Trípoli. La emisión de órdenes de detención contra Gadafi, su hijo Saif al Islam, así como el jefe de la inteligencia militar, Abdulá al Senussi, por parte de la Corte Penal Internacional (CPI) el lunes pasado cierra el cerco a Gadafi, pero la cuestión sigue siendo la misma. ¿Cómo detenerlo?
Autora: Eva Usi
Editora: Emilia Rojas