Alemania integra, pero no tanto
7 de noviembre de 2005Alemania mira con recelo a Francia mientras se pregunta ¿pasará lo mismo aquí? Susanne Laaroussi se ve diariamente confrontada con la problemática migratoria en Alemania. Laaroussi trabaja en la Oficina Antidiscriminación de Mülheim, uno de los barrios de Colonia en el que se concentra la mayor parte de la población extranjera de la ciudad, y además, es una alemana casada con un marroquí de religión musulmana.
La Islamofobia
"La islamofobia está muy extendida en Alemania y aumenta sobre todo entre las clases medias, mientras en la sociedad crecen las tendencias neofascistas", dijo Laaroussi en entrevista a DW-WORLD. El curso económico de Alemania ayuda poco a la convivencia: "las frustraciones y los miedos propios se canalizan hacia el extraño, al que es de otra religión, y surge el conflicto".
Laaroussi logra en lo privado la integración por la que lucha en lo profesional: "mi matrimonio con un musulmán tiene muchas ventajas: uno recibe otra perspectiva de las cosas. La tolerancia siempre está presente en nuestra relación ", explicó Laaroussi. Y la tolerancia es fundamental, porque "hasta ahora la integración se ha entendido como la adaptación de los inmigrantes a nuestra cultura, y no como un verdadero intercambio de visiones", recalcó Laaroussi.
Alemania como Francia…
"Cuando hay poco trabajo, es más difícil para un inmigrante encontrar empleo, porque se contrata antes a un alemán que a un extranjero". El elevado desempleo entre los hijos de inmigrantes es en Alemania, como en Francia, uno de los principales obstáculos para que estos jóvenes encuentren su sitio en la sociedad.
Aunque Alemania sigue una política de concesión de viviendas sociales diferente a la francesa, intentando evitar la concentración de inmigrantes en determinadas zonas, según la experta, "no está descartado que en Alemania puedan producirse actos similares a los de Francia. De hecho, si la política no cambia su discurso y deja de confundir integración con asimilación, si no se reforma el sistema educativo y si no se acaba con el problema del desempleo entre la población inmigrante, enfrentamientos violentos como los del país vecino van a ser prácticamente inevitables en Alemania", opinó Laaroussi.
Un sistema educativo duro
Alemania cuenta con un sistema educativo muy duro, que a partir del cuarto curso divide a los alumnos, de unos nueve o 10 años, en diferentes tipos de escuelas que determinan ya desde esa corta edad su futuro profesional. Además, los niños con dificultades de aprendizaje, sean del tipo que sean, son aislados en escuelas especiales.
"Muchos hijos de inmigrantes acaban en escuelas para chicos con problemas porque no dominan perfectamente el alemán. En lugar de ser ayudados se les condena a una formación deficiente, lo que hace que el desempleo entre los jóvenes inmigrantes sea mucho mayor que entre los alemanes", dijo Laaroussi.
De nacionalidad: inmigrante
Alemania y Austria son los dos únicos países de la UE que no han incorporado la nueva normativa comunitaria de antidiscriminación. "El gobierno alemán, como el francés, ignoraron durante años el problema que se estaba gestando. Alemania incluso más que Francia, porque hasta hace poco tiempo la política alemana negaba que Alemania fuera un país receptor de inmigrantes", declaró Laaroussi.
Alemania aceptó a los "trabajadores invitados" que acudieron a hacer realidad el milagro alemán de posguerra con la esperanza de que acabada su tarea regresaran a sus países. La realidad fue diferente, y a los hijos de esos inmigrantes se les negó la nacionalidad alemana porque su concesión se regía, hasta hace unos años, por el derecho de sangre.
"Un paso simbólico muy importante sería que Alemania reconociese la doble nacionalidad, de manera que los inmigrantes pudieran sentirse alemanes sin tener que renunciar a sus raíces", concluye Laaroussi.