Alemania ayuda a salvaguardar la biodiversidad de las papas
31 de mayo de 2019“A los alemanes les gusta la papa tanto o más que a los andinos”, asegura a DW Alejandro Atgumedo, Director de la Asociación ANDES, que trabaja con el Parque de la Papa de Cuzco (Perú). Elemento básico de la gastronomía del país y fuente de orgullo nacional, este tubérculo cuenta con más de 3.500 variedades, algunas de ellas en peligro de desaparición.
“El principal reto es crear incentivos de mercado, de manera que la demanda genere el valor agregado que los pequeños agricultores requieren para obtener ingresos adicionales. Sin generar un valor adicional de la biodiversidad para los pequeños productores, será difícil que ellos sigan manteniéndola”, apunta a DW, Óscar Ortiz, Director de Investigación del Centro Internacional de la Papa (CIP) en Lima.
“Las variedades peruanas en riesgo son aquellas que no son comercializables o que tienen un mercado pequeño, aquellas que están siendo eliminadas por enfermedades o por el cambio climático”, agrega a DW Charlotte Lusty, coordinadora del programa del banco genético de Crop Trust.
Esta organización no gubernamental, con sede en Bonn (Alemania), apoya la conservación de la diversidad de cultivos en bancos genéticos para su uso futuro. Financiada con un sistema de donaciones, la organización da soporte a bancos de genes nacionales, regionales e internacionales, así como el mayor semillero mundial, situado en el Ártico.
El gobierno alemán es uno de los mayores donantes de Crop Trust, con la aportación de cerca de 50 millones de dólares. Uno de los beneficiados directos de esta contribución es el Centro Internacional de la Papa (CIP). “En las últimas décadas, el CIP recibió un importante apoyo, principalmente a través de fondos de BMZ y GIZ, que fue crítico para la modernización del banco de genes del CIP en la profesionalización del mantenimiento de los recursos genéticos de la papa y el camote", explica a DW el alemán Elmar Schulte-Geldermann, antiguo jefe del programa de la papa de este centro.
Asimismo, el CIP ha trabajado con varias universidades alemanas como las de Göttingen, Stuttgart Hohenheim, Kassel y Bonn e institutos de investigación alemanes como el Julius Kühn Leibniz-Zentrum für Agrarlandschaftsforschung (ZALF), entre otros. Los resultados de estos intercambios científicos también son beneficiosos para los agricultores de papa germanos ya que "los genes de resistencia frente a nuevos desafíos, como los tipos nuevos de plagas y enfermedades, se pueden encontrar en la enorme diversidad genética del centro de origen en los Andes".
Clave en la seguridad alimentaria
“América Latina es una gran fuente de biodiversidad que ha brindado al mundo dos de los cuatro cultivos de más importancia en el mundo: la papa y el maíz”, subraya Ortiz. Asimismo, “la papa sigue siendo un cultivo fundamental para la seguridad alimentaria en la región, especialmente en la zona andina”, agrega, recordando que Perú es el tercer país productor de este tubérculo en América Latina.
Teniendo en cuenta esta particularidad, el centro desarrolla nuevas variedades de papa con mayor nivel nutritivo y resistencia a plagas y enfermedades o tolerancia al calor, la sequía y salinidad. Asimismo, “desarrolla tecnologías de protección de cultivos, agronomía, manejo de agua, modelamiento, y métodos para vincular pequeños agricultores al mercado. Esto permitirá enfrentar el cambio climático en el futuro”, avanza.
Estas acciones ya están dando sus frutos ya que “el 31% del área de papa cultivada con variedades generadas por el CIP con mayor resistencia a enfermedades o calidad para el mercado, ha generado ingresos adicionales para miles de productores”. Igualmente, el organismo ha desarrollado modelos de predicción de plagas que tiene en cuenta el cambio climático.
Conocimiento indígena contra el cambio climático
Además de las plagas, los agricultores deben hacer frente a las consecuencias del calentamiento global. “En el Parque de la Papa, en poco más de 30 años, las papas han pasado de 3.200 a más de 4.500 metros”, lamenta Atgumedo. A ello se le une el deshielo de los glaciares. “Los pequeños glaciares que existían en las zonas altas han desaparecido en los últimos 40 años. Esto significa menos agua, que, aunado a los cambios en los patrones de precipitaciones y el aumento en la incidencia de eventos extremos, afecta aún más la productividad”, dice.
No obstante, las comunidades indígenas del Parque de la Papa “son particularmente resilientes debido a sus conocimientos y prácticas tradicionales”. Para ello, se basan en “el uso de alta diversidad genética y cultivos mixtos, la agroecología y el uso de códigos agrícolas y métodos sofisticados de organización social que fusionan la cosmovisión local con los inherentes riesgos climáticos, incertidumbre y variabilidad que caracteriza a la región del Cuzco”.
Así, algunas parcelas cuentan con más de un centenar de variedades de papas nativas. Por otro lado, se conservan los parientes silvestres de las papas a través de una reserva genética comunal.
(er)
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