Alemania: clima, energía y el factor Trump
26 de enero de 2017¿Hasta qué punto amenaza el nuevo presidente de Estados Unidos la política energética de Alemania? ¿En qué medida afecta la indiferencia de Donald Trump hacia los cambios climáticos los esfuerzos del Ejecutivo germano por reducir las emisiones contaminantes que propician el calentamiento global? Ese es el último motivo de preocupación para Sigmar Gabriel en su rol de ministro de Energía; habiendo desistido de competir con Angela Merkel por la jefatura del Gobierno este año, él pasará a ser ministro de Exteriores dentro de poco.
Cabe decir, sin embargo, que la nueva postura de Washington en esta materia –con el recorte presupuestario de la Agencia de Protección del Medio Ambiente y el visto bueno para construir dos controvertidos oleoductos– parece inquietar más a los ecologistas y a la industria de las energías limpias en Alemania que al propio Gabriel, quien describe el ambicioso programa energético germano como uno de los grandes éxitos de la coalición de Gobierno integrada por su partido, el SPD, y las formaciones conservadoras CDU y CSU.
Gabriel: "Hacen falta alianzas internacionales fuertes"
Aunque el plan energético de Trump es percibido en Europa como un desafío al acuerdo sellado en París hace dos años, durante la XXI Conferencia Internacional sobre Cambio Climático (COP21), Gabriel llamó a lidiar atenta pero serenamente con el nuevo ocupante de la Casa Blanca. "Debemos contrarrestar sus políticas con alianzas internacionales fuertes", sugirió el socialdemócrata. "Los que sobrevivieron al cambio de paradigma energético en Alemania están bien preparados para nuevos retos", acotó Gabriel.
Esas palabras, articuladas el martes (24.1.2017) en un congreso organizado en Berlín por el diario económico Handelsblatt, estaban dirigidas a los compatriotas que vieron menguar sus negocios con la producción de energía nuclear o fósil. Al día siguiente, en el mismo evento, William Colton, vicepresidente y estratega principal de la petrolera estadounidense Exxon, habló indirectamente sobre las prioridades del Ejecutivo Trump en este ámbito, dejando a buen entendedor que viejos argumentos y recetas tendrían un nuevo auge.
Colton: "Quien se pone metas muy altas puede errar el blanco fácilmente"
Uno de los mensajes centrales de Colton –"en muchos casos, los consumidores quieren lo contrario de lo que los legisladores buscan imponerles en materia medioambiental"– aludía a una presunta naturaleza rebelde del consumidor, citando como ejemplos el éxito de ventas de los vehículos todoterreno y la supuesta impopularidad de los eléctricos. Según Exxon, el mercado de los coches eléctricos seguirá siendo apenas un nicho hasta 2040 y el de los híbridos constituirá sólo un 15 por ciento de las ventas totales de automóviles.
A nadie sorprendió que Colton le augurara un futuro brillante a los combustibles fósiles y uno más bien penoso al empeño alemán en fomentar las energías eólica y fotovoltaica; pero el ímpetu de su discurso le recordó a los presentes cuánto había cambiado en Washington y cuánto más puede cambiar a corto plazo. Refiriéndose al compromiso alemán de reducir las emisiones contaminantes en un 40 por ciento de aquí a 2030, Colton señaló: "Quien se pone metas muy altas puede errar el blanco fácilmente".
Cálculos recientes apuntan a que Alemania podrá reducir sus emisiones en un 33 por ciento durante ese lapso y no en un 40 por ciento. ¿Es ese un logro desestimable? Sigmar Gabriel no lo cree. Elogiando el plan energético 2050 que el Gobierno alemán presentó en la conferencia climática de Marrakech en 2016, el todavía ministro de Energía enfatizó que el cambio de paradigma energético de su país era mucho más prometedor que la apuesta de Trump al carbón, al gas y al petróleo.