Alemania aprueba con lo mínimo: 1-0 a EE.UU.
26 de junio de 2014
El choque entre Estados Unidos y Alemania tenía una buena dosis de morbo añadido. Morbo por ver enfrentados a dos amigos, como los entrenadores Jürgen Klinsmann y Joachim Löw. Y morbo por ver si se repetía la vergüenza de 1982, cuando Alemania y Austria acordaron empatar porque ese resultado les convenía a ambos, como ahora a Estados Unidos y a los alemanes. Al final, un 1-0 que podrá no satisfacer a los más exigentes, pero que al menos borra la duda sobre un eventual arreglo.
Alemania salió al ataque desde el comienzo. Ya al minuto el delantero Thomas Müller había ensayado una tijera en el área estadounidense. Bajo la batuta de un inspirado Bastian Schweinsteiger, los dirigidos por Löw se tomaron la mediacancha y obligaron a los estadounidenses a retrasar sus líneas y apostar al contragolpe. Pero la presión germana fue tanta que recién en el minuto 21 los blancos llegaron con real peligro al arco defendido por Manuel Neuer.
Por los flancos, por el medio, Alemania se convirtió en una tromba. Lukas Podolski tuvo varias opciones, pero falló en el golpe final. Estados Unidos recién pudo equilibrar un poco las acciones en la primera media hora, cuando la presión cedió y los suyos pudieron atravesar la mitad del terreno con más libertad. Sin embargo, Estados Unidos se mostró como un equipo carente de profundidad, sin argumentos para poner en real riesgo a sus rivales.
Tareas pendientes
Pese a las torrenciales lluvias que afectaron a Recife, la cancha del Estadio Arena Pernambuco no se vio mayormente dañada, por lo que el nivel del juego en ningún caso pasó por la calidad del terreno. En el segundo lapso, con Miroslav Klose sobre el césped, Alemania insistió en sus ataques, hasta que un cabezazo de Per Mertesacker fue rechazado por el portero Tim Howard. El rebote llegó a los pies correctos: los de Thomas Müller, quien con un tiro calculado venció la resistencia estadounidense. 1-0.
Los norteamericanos jugaron un partido calculado, con riesgos bastante lejanos: Ghana o Portugal debían masacrarse a goles para que los de Klinsmann quedaran fuera de la segunda ronda. Solamente así podemos explicar que no buscaran con mayor ahínco el empate. O tal vez la presión alemana fue demasiado fuerte, en un partido que pudo tener otro final si Philipp Lahm no se cruza ante un disparo blanco y evita el empate. Alemania mejoró en relación a lo mostrado por Ghana, pero no reeditó del todo los brillantes pasajes que protagonizó con Portugal. Löw tiene trabajo por hacer de cara a octavos.
Diego Zúñiga