El dilema Lahm
25 de junio de 2014
La figura clave y determinante en el tipo de fútbol que juega el equipo alemán en el Mundial es Philipp Lahm. Por eso no sorprende que en vísperas del decisivo partido contra Estados Unidos, el país esté sumido en una polémica sobre la posición que él debe ocupar, y por ende el tipo de juego que la selección debe practicar para ser considerada de nuevo gran favorita al título en Brasil.
Una solución y un problema
¿Lateral o mediocampista? Los aficionados y analistas alemanes, e incluso los extranjeros, aún no se ponen de acuerdo sobre en qué posición Philipp Lahm aporta más a la selección. Joachim Löw ha puesto al capitán a jugar en el mediocampo por dos motivos fundamentales, que en lo corrido del Mundial han ido perdiendo vigencia.
El primero: aprovechar la inercia del Bayern, campeón de la Bundesliga y la Copa Alemana, donde Lahm, en el esquema del entrenador Pep Guardiola es el eje de la zona de volantes como el hombre encargado de dar seguridad en el tránsito del balón, garantizar su posesión y velar por la limpieza de la salida desde el fondo. El segundo: Alemania llegó a la cita mundialista con su doble pivote tradicional sin ritmo de competencia (Bastian Schweinsteiger y Sami Khedira), y sin alternativas en la suplencia por culpa de las lesiones (Ilkay Gündogan y los gemelos Sven y Lars Bender).
Philipp Lahm soluciona en el medio ese problema, pero crea otro en la defensa, que no cuenta con laterales de su calidad y experiencia internacional. El seleccionador Löw encontró una variante para compensar ese movimiento del capitán al medio e introdujo los “falsos laterales”, los externos en una línea defensiva compuesta por cuatro defensores centrales.
En el contundente triunfo ante Portugal (4-0), con un Lahm sólido pero no determinante, Alemania se estrenó en el Mundial metiendo miedo. Contra Ghana, en su segundo partido, los cuatro centrales al fondo que tan bien funcionaron controlando las embestidas portuguesas, cuya mayor arma era la movilidad de Cristiano Ronaldo en el frente de ataque, fueron demasiado lentos y pesados, no solo para frenar los ataques africanos por las bandas, sino -aún más importante- para facilitar por ese sector el juego de transición aprovechando ofensivamente la espalda de los rivales.
El empate a dos goles fue en parte el resultado de la incapacidad alemana para desdoblarse por las laterales, así como de un Philipp Lahm a quien la tarea de echarse al hombro el mediocampo defensivo en solitario -dado el bajo rendimiento de Sami Khedira- le quedó grande. No fue casualidad que con Bastian Schweinsteiger en la cancha resultó más fácil para los alemanes rescatar un punto.
¿Flexible o encadenado?
Para el tercer partido en el Mundial aún no está claro qué clase de equipo enviará el seleccionador Löw a la cancha. Contra Estados Unidos le haría bien a Alemania estar en capacidad de explotar un recurso al que hasta ahora no ha acudido, y que hace parte de su repertorio: el veloz ataque vertical.
Pero mientras Philipp Lahm forme en el medio del campo, esa arma se quedará la mayor parte del tiempo enfundada. Una línea de cuatro centrales al fondo no está hecha para meterle revoluciones a la salida del balón, ni a la transición de defensa a ataque. Además, con el capitán alemán se busca tranquilidad y control de la posesión, dos elementos que han demostrado no ser los más útiles en Brasil.
El seleccionador Löw había prometido presentar en el Mundial un equipo flexible y lleno de diferentes variantes. Ahora que Bastian Schweinsteiger ha demostrado estar en mucho mejor forma que hace un par de semanas, se le presenta la posibilidad de explotar a favor de Alemania otra alternativa táctica. El jugador del Bayern podría volver a su posición tradicional, el capitán Lahm formaría de lateral, y de acuerdo a cómo se desarrolle el partido, sus opciones de modificar el dibujo estratégico permanecerían abiertas.
En el decisivo partido ante Estados Unidos, Joachim Löw se ve ante el dilema de demostrar qué tan lejos está dispuesto a ir con su propuesta de flexibilidad, o aceptar estar “encadenado” a una idea que le ha dado hasta ahora cuatro puntos, y de la que tiene que estar convencido, de aferrarse a ella, que le dará por lo menos las otras cuatro victorias que necesita Alemania para convertirse en el nuevo campeón del mundo.
El cuerpo técnico alemán ha dejado entrever que su “Plan A” es conservar a Philipp Lahm en el mediocampo. Eso es algo que importantes figuras del fútbol internacional han cuestionado con palabras muy claras. “La selección lo necesita en la defensa, no en una posición donde tenemos un jugador de clase Mundial como Schweinsteiger”, dijo el excapitán alemán Michael Ballack. “Yo estoy enamorado de Lahm como lateral y Löw lo pone en el medio”, comentó el afamado entrenador del Chelsea José Mourinho.
Contra Estados Unidos se verá si Joachim Löw ha escuchado lo que se dice a su alrededor, y aún más importante, si tiene un “Plan B” útil en el que el capitán de la selección alemana vuelva a jugar de lateral.